Aunque nació en Madrid su espíritu siempre formó parte de esta tierra a la que venía en cuanto tenía ocasión, -sus padres eran asturianos- y cuando se le presentó la oportunidad, se vino a vivir a San Cosme (Cudillero) a la casa de su abuela materna. Aquí, Carolina Castro dio forma a su proyecto Turitaxi Cuideiru, un taxi muy peculiar que ofrece, además de los servicios habituales, originales rutas por el concejo pixueto que demuestran que Cudillero, postal universal de la Asturias más marinera, es más que ese anfiteatro de colores que vemos en las fotografías.
-¿Cómo se te ocurrió la idea del Turitaxi?
-Antes de la pandemia trabajaba en una empresa de alquiler de vehículos en el aeropuerto de Avilés, allí veía cómo llegaban furgonetas de la cooperativa de taxis que hay en Cangas de Onís rotuladas que ofrecían rutas panorámicas y pensé que aquello sería buena idea para Cudillero porque era un lugar muy turístico y no tenía un servicio de ese tipo. Conozco muy bien el concejo, tengo aquí mis raíces, y vender solo el puerto y su entorno con todo lo que teníamos para ofrecer me parecía quedarse muy justitos. Cudillero se ha vuelto un lugar imprescindible para quien visita Asturias, pero si vas al puerto en tres horas ya lo viste todo, te ha dado tiempo a tomarte algo y a hacerte fotos. Quería mostrar otros tesoros turísticos que esconde el concejo como el entorno de Cabo Vidio donde las puestas de sol son impresionantes, playas fotogénicas como Gueirúa o Gavieiru; a solo 15 minutos en coche llegas a la zona vaqueira de Brañaseca, allí tienen una cultura totalmente distinta a la marinera, con sus muestras de arquitectura tradicional desde donde puedes divisar unas panorámicas alucinantes del concejo.
Hay otro lugar muy poco conocido del interior que sigue el curso del río Esqueiro, un desfiladero impresionante a través de una carretera muy poco transitada que te conduce hasta el idílico paisaje de la ermita de San Roque. En este recorrido pasas por bosques autóctonos donde también puedes encontrar muestras de la fauna de la zona como corzos, jabalíes, ardillas, tejones… en primavera y otoño es un espectáculo digno de ver.
Hay otra ruta entre Cudillero y Muros de Nalón que es a través de acantilados y termina en Soto del Barco en unos antiguos embarcaderos de madera muy bonitos. Todo esto tiene que conocerlo la gente.
-Y en paralelo surge la opción de comprar la licencia del taxi…
-Sí, en 2020 se jubilaba un taxista de Cudillero, le pregunté por el precio de la licencia y me pareció amortizable. Me fui a la Cámara de Comercio de Luarca, les conté mi proyecto y lo vieron novedoso y viable; dijeron que pronto iban a salir las ayudas Leader -que a lo mejor me podía beneficiar- y que me pusiera en contacto con el Grupo de Desarrollo Local del Valle del Ese-Entrecabos. Ellos vieron que la ayuda cubriría la inversión del taxi, pero si lo adaptaba para personas de movilidad reducida. Como ya tenía pensado coger una furgoneta grande para el tema de las rutas -de ocho plazas- pues me pareció muy buena idea.
Llegó la pandemia y en ese tiempo donde todo quedó parado yo lo aproveché para dar un poco más de forma a mi proyecto, elaborar la memoria empresarial, y hacia septiembre me puse en marcha. Y me vino muy bien porque aunque conocía la zona no me sabía el nombre de las casas, las travesías, las caleyas para poder ir a buscar o llevar a la gente. Luego vino otro confinamiento que dejó desierto todo igual que si hubieran soltado una bomba de neutrones y a partir de ahí las cosas ya se normalizaron, empezaron a remontar, a crecer… y hasta ahora, que no nos falta el trabajo.
“Cudillero se ha vuelto un lugar imprescindible para quien visita Asturias, pero si vas al puerto en tres horas ya lo viste todo. Quería mostrar otros tesoros turísticos que esconde el concejo”
-¿Qué servicios ofreces?
-Empecé con la idea de las rutas panorámicas y el taxi tradicional en la zona rural. Al tenerlo adaptado para personas con movilidad reducida me abre muchas opciones. Tengo asignada la ruta del Centro de Día de Cudillero y la ruta escolar del Instituto que es un trabajo fijo de lunes a viernes, todos los meses. Luego por la mañana está la gente mayor que tiene que ir al hospital, a consulta, de compras. En el medio rural no hay transporte público, todo pasa por el taxi. Aquí hay una población bastante envejecida que ya no conduce y son clientes habituales. También tenemos trabajo nocturno los fines de semana y en verano todos los días que los jóvenes salen de noche y quieren que les vayamos a buscar. Nos llaman porque al ser de ocho plazas se reparten el importe y les salen bien de precio. Yo me lo paso muy bien con ellos porque es gente muy sana, alegre y despide una energía que presta.
-¿Cómo está funcionando el tema de las rutas?
-Muy bien y sigo trabajando para preparar otras nuevas para los próximos meses creando sinergias con gente de la zona. Una será gastronómica, e incluirá productos del mar, pero también de montaña de ganaderías ecológicas, de huertos ecológicos.
Otra que queremos promocionar es una de Cudillero a la Fonte Baixa en Luarca que incluya una visita guiada. Y también hacemos rutas turísticas personalizadas a medida dentro y fuera del concejo… en fin, somos versátiles, nos adaptamos. Y una de las cosas que nos diferencia como guías turísticos es que cada ruta está documentada a nivel de flora, fauna, tradiciones, cultura, curiosidades y está contada por alguien que vive todo esto con pasión.
“Una de las cosas que nos diferencia como guías turísticos es que cada ruta está documentada a nivel de flora, fauna, tradiciones, cultura, curiosidades y es contada por alguien que vive todo esto con pasión”
-¿Qué acogida ha tenido en el concejo?
-Pues muy buena en todos los sentidos. He sido el primer taxi adaptado del concejo, antes tenían que venir desde Piedras Blancas y los kilómetros había que pagarlos. Eso la gente lo agradece. Siempre cuento la anécdota de un pixueto, un marinero que estaba impedido en una residencia y hacía cinco años que no podía ver el mar, con lo que eso suponía para él. Cuando yo llegué le bajé junto con su familia al puerto a ver el mar y aquello fue muy emocionante, tanto para ellos como para mí. Acaba de fallecer recientemente.
Además de rampa, el vehículo tiene escalones para subir a los asientos, asideros… ideal para la gente mayor. Y luego los jóvenes agradecen poder ir en pandilla a las fiestas.
-¿Cuántos formáis parte del equipo de Turitaxi Cuideiru?
-La empresa está a mi nombre. Quisimos coger otra licencia de taxi y añadirla a la que ya tenía porque me desbordaba el trabajo y además, Jorge, mi marido, había quedado en paro pero los trámites burocráticos y los plazos por parte del consistorio impidieron que eso pudiera ser así. Ahora estamos funcionando como si fuéramos dos empresas, pero bajo un mismo paraguas. Además, he contratado a otra persona, María, que trabaja conmigo desde abril del año pasado y estoy encantada con ella. Entre los tres nos repartimos el trabajo y podemos garantizar un servicio de 24 horas. El negocio está funcionando bastante bien, yo diría que mejor de lo esperado y no descarto el contratar a otra persona en época estival que es cuando llega más afluencia de visitantes.
“En el medio rural no hay transporte público, todo pasa por el taxi. Aquí hay una población bastante envejecida que ya no conduce y son clientes habituales”
-¿Qué te parece lo mejor y lo peor de esta profesión?
-Lo mejor el trato con la gente, me encanta y lo considero fundamental. Quiero que los clientes se marchen a gusto del taxi.
También me gusta escuchar. Como anécdota, tengo una clienta que siempre me cuenta sus cosas y me dijo que un día fue al psicólogo y después de explicarle le preguntó qué pautas le daba para su vida y él le contestó que “solo estaba allí para escuchar”. La clienta le dijo que para eso ya tenía a su taxista de cabecera (risas). Todo el mundo sabe que lo que se habla en el taxi queda dentro del taxi. Todo es confidencial, como cuando vas al médico. Otra cosa que me gusta es lo variado de este trabajo.
¿Lo peor? Pues a lo mejor los horarios, pero al haber contratado a otra persona, lo podemos repartir mejor. Gano menos, pero a cambio tengo más calidad de vida. Lo peor es el tema burocrático. Primero el papeleo para conseguir la subvención, los trámites con el Ayuntamiento, las licencias, los plazos y la falta de respuesta administrativa. Yo me paso el día cubriendo papeles, haciendo facturas, soy la que llevo todo el papeleo. Creo que deberían de facilitar mucho más las cosas.
-¿Estás contenta con la decisión tomada y la forma que está tomando tu proyecto?
-Pues sí. Yo estudié Veterinaria y la verdad es que ejercí durante poco tiempo porque me quedé embarazada. Luego me dediqué a la maternidad -tengo dos hijos- a tiempo completo hasta que fueron un poco independientes y empecé a trabajar por temporadas en el aeropuerto. Ahora que soy autónoma, tengo más flexibilidad para conciliar mi vida profesional con la familiar y mi negocio funciona mejor de lo que esperaba, así que no me puedo quejar. En la web de Turitaxi Cuideiru solo hay un folleto que hice cara a los turistas, tengo pendiente volcar contenidos con todas las rutas y actividades que hago, pero es que no he tenido ni tiempo. He contratado a una persona y está parada a la espera de que yo le pueda entregar los textos.