La Sierra del Aramo es cada vez más un escenario multideporte. Al éxito ciclista del puerto de L’Angliru se une un creciente interés por el atletismo, con el trail a la cabeza.
Indudablemente, el Angliru ha puesto en el mapa deportivo a este pequeño municipio de la Montaña Central. Riosa es por tradición un concejo minero, sometido a una inacabada reconversión común a toda la Cuenca. El turismo despunta como una de las vías de desarrollo para la economía local, no de forma explosiva pero sí con un alto número de establecimientos hosteleros. En los últimos años se ha visto la puesta en marcha de diversas iniciativas estables relacionadas con la hostelería y el turismo, especialmente deportivo, y el sentimiento es común: aún hay mucho recorrido posible. De ahí que se aplaudan las diferentes propuestas que, sin prisa pero sin pausa, van llenando el calendario riosano de eventos que no sólo animan el ambiente de un pueblo habitualmente tranquilo, sino que atraen a cada vez más gente, aumentando la expectación por las posibilidades de un paisaje aún sin explotar.
El Angliru Trail Xtreme ha conseguido hacerse un hueco dentro del calendario asturiano de carreras por montaña, que es de todo menos pequeño. De un año a otro se ha superado el doble de participación, incluso con tirón internacional.
Lo primero en la lista, por supuesto, es el puerto de L’Angliru. Doce kilómetros y medio para salvar un desnivel de más de 1.200 metros, la mayoría en la segunda mitad. Ya mítica es la Cueña les Cabres, con una pendiente del 23,5%, pero es el que resto no desmerece, con una pendiente media del 10% y curvas que superan el 20%. Un rompepiernas que se ha hecho famoso gracias a la Vuelta Ciclista a España, que periódicamente lo incluye en su trazado, aún a pesar de las dificultades organizativas que supone. A cambio, el puerto ofrece una etapa durísima, espectacular en lo deportivo y multitudinaria en lo humano, con picos de audiencia televisiva y miles de personas que se desplazan a ver la etapa en vivo, abarrotando las cuestas. La fiesta del ciclismo, lo llaman. Un subidón de adrenalina tanto para aficionados como para deportistas, que pocas veces compiten con tanta expectación.
El puerto de L’Angliru es la joya de la corona, la cara más conocida y mediática de un entorno al que aún no se le ha sacado, ni de lejos, todo el partido. El entorno de la Sierra del Aramo da para mucho más.
La organización de la Vuelta dosifica la presencia del Angliru -seis veces desde el año 99-, lo que probablemente intensifica el mito. En cualquier caso, los riosanos se han acostumbrado a un goteo continuo de ciclistas durante todo el año, a excepción quizá de los meses de invierno, cuando la nieve hace acto de presencia en el puerto y da paso a otro tipo de deportes como el esquí de travesía. Pero mientras la carretera lo permita, muchos vienen a medirse con el Angliru, tanto en equipo como a título individual, con el reto de no echar pie a tierra, que no es fácil. Otros en cambio buscan descubrir las diferentes rutas de BTT. El entorno está incluido dentro del Anillo Ciclista de la Montaña Central, un recorrido de 165 kilómetros en etapas señalizadas.
Pie a tierra
El puerto es la joya de la corona, la cara más conocida y mediática de un entorno al que aún no se le ha sacado, ni de lejos, todo el partido. Efectivamente, el Angliru es mucho Angliru, pero la Sierra del Aramo es mucho más. Es un lujo para los montañeros, que presumen de tener picos nada desdeñables a media hora en coche desde Oviedo. Un respiro para las familias, que con el buen tiempo ocupan las mesas del área recreativa de Viapará, y dan buen uso a las parrillas, grandes y cómodas. Es punto en descanso de autocaravanistas, que cuentan con un área habilitada para ellos. Y últimamente paraíso de los runners que buscan sensaciones extremas.
Es que correr está de moda. Y el trail -es decir, trotar campo a través- todavía más. De ello pueden dar fe en el Club Deportivo Básico Morcín, organizadores del Angliru Trail Xtreme. En sólo dos convocatorias han conseguido hacerse un hueco dentro del calendario asturiano de carreras por montaña, que es de todo menos pequeño. El tirón del Angliru se nota: de un año a otro se ha superado el doble de participación, incluso con presencia internacional. A este éxito han contribuido determinados cambios en la organización, como la ubicación de la salida y meta en la plaza del Ayuntamiento, lo que facilita la logística del asunto, «y por supuesto incluir una distancia nueva, con la mitad de recorrido, que ha facilitado que se apunte más gente de diferentes niveles», explica Aitor Álvarez, desde la organización.
Caminando o corriendo, escalando, en bici, con esquís o raquetas de nieve, a caballo, en moto, en coche… El Aramo es un destino multideportivo.
El plato fuerte sigue siendo el trazado de 21 kilómetros, con algo más de 3.600 metros de desnivel acumulado, que incluye las tres cimas del Barriscalín, Barriscal y Angliru. De menor desnivel es la prueba de 12 kilómetros, que comparte la subida por el bosque de El Collau hacia el Cabornín, más una bajada desde la pista del Utriel pasando por el pueblo de Muriellos, aportando una interesante panorámica del concejo.
Los participantes recibieron el dorsal junto con una camiseta conmemorativa, un tubular y un gymsack. También se mejoró el cronometraje, incluyendo dos puntos más de control con respecto al año pasado. «Esto es algo que la gente valora muchísimo a día de hoy, todos quieren saber sus tiempos de la forma más exhaustiva posible». Al final, tras la entrega de casi sesenta premios en las diferentes categorías, se celebró una espicha en el polideportivo para deportistas y acompañantes. «Los comentarios han sido muy buenos, yo creo que todo el mundo se lo pasó bien. Lo importante en este tipo de carreras es marcar la diferencia en algún terreno, ya que los precios de inscripción suelen ser similares. La gente valora mucho las pequeñas cosas que lo hacen distinto», opina Álvarez.
El Angliru Trail Xtreme se celebra en mayo, y la organización estudia ya novedades para incluir el año que viene, aún por concretar. «Quizá se proponga alguna actividad más para el día anterior, y también modificar el kilometraje, como por ejemplo medir algún kilómetro rápido… Aún estamos valorando posibilidades, es pronto para decirlo». Iniciativas como ésta son imprescindibles para aprovechar este boom del trail, que con las condiciones orográficas de la zona, es de esperar que haya llegado para quedarse. «La intención del Club es tirar por la actividad y tirar por el pueblo, que se vea que hay potencial. En Riosa se pueden hacer cosas muy interesantes, y ésta es la prueba».
Y lo que queda: caminando o corriendo, en bici, con esquís o raquetas de nieve, a caballo, en moto, en coche… Y también escalando, ya que hay lugares que lo permiten e incluso se habla del proyecto, aún en pañales, de habilitar una vía ferrata por la zona de Texeo, otro paisaje por descubrir, futuro protagonista del auge turístico del concejo. Todas las ideas son pocas para exprimir un potencial que, de momento, parece casi ilimitado.
La épica se lleva aquí al extremo y la subida se promociona como «el infierno» en sus dos variantes. Será el 11 de octubre, y desde la organización esperan consolidar esta prueba y superar los cuatrocientos participantes, con una peculiaridad que explica Suárez Laso: «Contrariamente a lo que sucede en casi todas las pruebas asturianas, el mayor número de participantes viene de fuera de la región. Yo creo que es porque los de aquí quizá le tienen un poco de miedo al Angliru, pero los de fuera quieren venir a conocerlo, hacer turismo. Estamos recibiendo muchas llamadas, tanto de deportistas individuales como de equipos que quieren participar y preguntan por alojamiento, actividades…». Indudablemente, todo esto genera un movimiento económico que beneficia a los comerciantes del concejo.