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sábado 27, abril 2024

San Tirso de Abres. La vida que trae el Eo

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Descender el río en canoa o recorrer en bicicleta una antigua senda de ferrocarril son algunos de los alicientes que ofrece el territorio más occidental de la geografía asturiana. El municipio que crece mirando al río Eo es tan sorprendente como todavía desconocido.

En tan solo una hora y media es posible recorrer la distancia que separa Oviedo, capital del Principado, del concejo de San Tirso de Abres. Sin embargo, sobre esta zona sobrevuela el fantasma de las malas comunicaciones que asoló al occidente asturiano, y que aunque todavía muy mejorables, ha evolucionado gracias a la apertura de la Autovía del Cantábrico. De ahí que este pequeño municipio, de tan solo 31,36 km² y eminentemente rural con una tradición secular agrícola y ganadera, se esté labrando una salida en torno al turismo rural y a las actividades de naturaleza. Recursos naturales para ello no le faltan. En ello juega un papel fundamental el río Eo, que nace en la cercana localidad gallega de Pontenova pero pronto se adentra en San Tirso dando riqueza y posibilidades a este rincón asturiano y cuyo trazado se halla integrado en la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón.

El Eo siempre fue pródigo en salmones y truchas. Tanto que los mayores del lugar recuerdan épocas doradas en las que las más altas personalidades políticas frecuentaban el río en busca de preciadas capturas.

Ya se sabe que los caudales fluviales son esenciales en el desarrollo de las poblaciones, por eso, allí donde hay un cauce generoso se asienta la vida. El Eo, por ejemplo, siempre fue pródigo en salmones y truchas. Tanto que los mayores del lugar recuerdan épocas doradas en las que las más altas personalidades políticas frecuentaban el río en busca de preciadas capturas. Se hablaba de que era el río más truchero de Europa, y venían incluso del extranjero a pescar en sus aguas con la ayuda del tradicional ‘gancheiro’, un personaje local que se encargaba de guiar a los pescadores por los cotos de la zona. Entonces sí que había salmones en el Eo, se contaban miles de capturas al año, algo impensable ahora para los amantes de la caña que ven con tristeza como merman las cifras año tras año.

Pero incluso ahora, el Eo sigue siendo un benefactor para la población santirseña. Además del turismo deportivo en base a la pesca, sus aguas propician otra actividad que resulta especialmente atractiva para los visitantes y que no requiere de un gran conocimiento previo: el descenso en canoa. Y aunque recientemente se ha incorporado una tercera, hay dos empresas con experiencia en este tipo de turismo que es apto para personas de diferentes edades.

Actividad de la empresa Cientovolando en el río Eo
Actividad de la empresa Cientovolando en el río Eo / Foto: Cientovolando

“Conozco muchos ríos en toda Europa y es difícil ver uno que tenga las circunstancias que se dan aquí. No es fácil encontrar un río que te aporte la sensación de aventura, de salvaje, de desconocido y de intrépido y que además no te encuentres a nadie, esta es la mayor peculiaridad”, explica el asturiano Miguel Pérez, de Cientovolando, responsable de una empresa pionera en el occidente asturiano que ofrece rutas en canoa y en bicicleta. Él, junto con el resto de su variopinto equipo -integrado por dos técnicos deportivos gallegos, uno catalán y un alemán- se preocupa porque se realice un uso sostenible y respetuoso de este entorno.

“Conozco muchos ríos en toda Europa y es difícil encontrar uno que tenga las circunstancias
que se dan aquí”
Miguel Pérez, Cientovolando

Conoce por experiencia cómo una sobreexplotación puede estropear lugares increíbles y por ello insiste en la necesidad de preservarlos. “Tengo 47 años y cuando tenía 18 empecé a trabajar en Llanes, estuve siete años en Picos de Europa y por aquel entonces si pinchaba tu bicicleta delante de la cabaña de un pastor él te ayudaba a repararla y hasta le parecía mal si no te quedabas a cenar con él. Ahora si te ocurre se planta delante, no te habla y hasta que no te vas ni se mueve porque están hartos del turismo. Y aquí podría pasar lo mismo por la sobreexplotación. Por eso nos preocupa que se puedan alquilar canoas y kayaks con el modelo del Sella, si no hay algunas restricciones acabarán con el Eo y sus rincones idílicos”.

El descenso en canoa gana adeptos cada año. Los visitantes que acuden para disfrutar una aventura fluvial lo tienen muy fácil ya que las empresas facilitan todo el equipamiento necesario para la actividad, así como una instrucción básica para manejar la embarcación. Y van acompañados por monitores durante el transcurso de la experiencia, que además les informan de las características del hábitat en el que se encuentran.

Joel García, de la empresa EoActivo
Joel García, de la empresa EoActivo / Foto: Fusión Asturias

“Considero que el descenso del Eo es una actividad muy completa y de gran calidad por la manera en que las empresas de San Tirso de Abres la estamos realizando -explica Joel García Galán, responsable de otra de las empresas que ofrecen actividades en la naturaleza, EoActivo-. El acompañar y guiar a los participantes en esta aventura es muy importante para preservar la pureza del entorno y también por su seguridad, porque aunque la dificultad del río sea baja, con la ayuda de los instructores el riesgo se minimiza totalmente. Además de fomentar el compañerismo y los valores medioambientales, también animamos la actividad”.

Joel es natural de San Tirso y no disimula su pasión por la que es su tierra natal. “Es un valle que tiene mucha tranquilidad y al mismo tiempo en verano, tiene mucha vida. Hay una zona de baños espectacular y tiene muy buena ubicación. Estamos en la carretera nacional, llegas a Lugo en apenas cincuenta minutos, a Oviedo en hora y media, tienes muy cerca Ribadeo, toda la vertiente de la Mariña Lucense y las playas asturianas de todo el Occidente”.

“Somos una empresa familiar, hace tres años que empezamos porque nos pareció una zona con mucho potencial”
Joel García, EoActivo

A la pregunta de qué lugar o rincón podría recomendarse al visitante, Miguel prefiere no decantarse, tal vez porque “el río Eo es todo él muy especial, todos los rincones que te encuentras desde que sales hasta que llegas son idílicos”, por el contrario, el empresario de San Tirso tiene clara su respuesta, “me gusta mucho la cascada A Pena do Encanto, en verano está baja de agua pero en primavera es un lugar que transmite mucha tranquilidad. También hay otro sitio que es muy desconocido, le llaman Argallada, una zona de ribera con prados que dan al río, un paraje muy bonito donde también hay pomaradas con manzanos de sidra”.

Siguiendo la huella minera
El senderismo y el cicloturismo también traen turismo a San Tirso, y aunque hay varias rutas posibles, una destaca entre todas ellas: la llamada Ruta del Ferrocarril. Recibe este nombre porque el itinerario recorre la caja del antiguo ferrocarril minero que comunicaba Villaodrid (en la gallega Pontenova) con Ribadeo y que se mantuvo operativo hasta el año 1964. La parte asturiana que discurre por el concejo son doce kilómetros que transcurren cercanos al río y en los que es posible encontrar seis túneles, y los restos de una antigua central hidroeléctrica construida en 1932 que dio electricidad a varios pueblos de la zona. Durante el paseo también podemos encontrar varios ‘casetos’, pequeñas construcciones en los que se guardaba el carbón para el ferrocarril. Hoy esta ruta es también conocida como la Vía Verde del Eo y es una de las más apreciadas por senderistas y ciclistas debido a las buenas condiciones del trazado y a los vestigios que dan testimonio de cómo el hierro obtenido en las minas de Villaodrid se transportaba hasta el Cargadero de Ribadeo.

Ciclistas en la Ruta del Ferrocarril (San Tirso de Abres)
Ciclistas en la Ruta del Ferrocarril / Foto: Fusión Asturias

Su escaso desnivel y la naturaleza en la que se halla inmersa hace que sean muchas las familias que la eligen para hacer deporte o simplemente pasar un rato agradable en un entorno bonito. Esta es tal vez la ruta más popular, aunque el municipio reserva otros itinerarios más que recomendables como la conocida como Ruta de los Pañeiros (PR. AS – 297), que además se encuentra conectada a la anterior. Se inicia en la capital del concejo, en el núcleo de El Llano, y discurre a orillas del río en dirección hacia San Andrés, una aldea en la que antaño existía una mina de hierro y que hoy está orientada a la explotación ganadera y agrícola. Durante el trayecto el visitante puede disfrutar de un bonito paisaje fluvial. El final de la ruta se encuentra al llegar a San Andrés, en particular al llegar a la Ermita de Prado, donde o bien se inicia el camino de regreso o por el contrario, el caminante puede adentrarse en la Ruta del Ferrocarril que ya se encuentra en territorio gallego.

Para los que no quieran o puedan realizar desplazamientos tan largos, El Llano reserva un bonito paseo fluvial de apenas dos kilómetros, un enclave ribereño provisto de un área recreativa que cuenta con una piscina abierta en periodo estival y un parque biosaludable. El entorno de abedules, fresnos, arces y alisos, entre otras especies, resulta de lo más atractivo para pasar una jornada tranquila en plena naturaleza. A pocos kilómetros se encuentra el puente colgante de Xesteira y un antiguo refugio de pescadores que le aportan cierta singularidad al paisaje y que confirman la tradición salmonera del río Eo.


San Tirso de Abres recibe también el nombre oficial de San Tiso d’Abres (en eonaviego). El municipio de 31,36 km², que limita al norte, al sur y al oeste con Galicia, fue definido por el escritor asturiano Juan Antonio Cabezas como “una península rodeada de tierra gallega, una avanzadilla de Asturias en Galicia”.

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