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miércoles 4, diciembre 2024

Alejandro de Ancos, presidente del Club Ochobre Atletismo. Memoria atlética

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Es un apasionado del atletismo, pero no solo de practicarlo sino también de su historia. Fundó y es el actual presidente del Club Ochobre Atletismo y próximamente publicará el libro Atletismo. Orígenes. De Sumeria al Medievo, cuyos beneficios se destinarán íntegramente a una ONG.

Se confiesa lector empedernido y tan pronto te dice que lee mucho sobre entrenamientos en atletismo como sobre la Grecia clásica. Todo está unido en su memoria, esa que deja plasmada en diferentes artículos en medios de comunicación y en la página de Facebook del club de atletismo Ochobre, porque como él dice “recordar es fundamental para que la gente no olvide”.

Trabajó como enfermero, aunque a él le gusta reconocerse como practicante. Una figura laboral de otros tiempos que iba recorriendo los pueblos curando heridas y poniendo inyecciones para terror de los más pequeños. Trabajó en el Sanatorio Adaro, aunque la mayor parte de su vida laboral transcurrió en el centro médico del pozo minero de Samuño, donde pudo ver y asistir muchos accidentes en la mina. Hoy con 67 años, ya jubilado, la mayor parte de su tiempo la dedica a hacer ejercicio, leer, escribir y organizar carreras con el club de atletismo Ochobre.

-¿Cómo te inicias en el mundo del deporte?
-En la vida deportiva tuve tres aficiones: el ajedrez, el billar y, por último, el atletismo. El colegio estaba a tres kilómetros de donde vivíamos que era un pueblín al lado de Sama y, cuando salíamos de clase nos íbamos a jugar al billar. Luego tocaba correr para llegar a casa porque te controlaban mucho los horarios. Por la tarde pasaba lo mismo así que, como buen guaje de pueblo, todos los días me hacía corriendo entre siete y ocho kilómetros. Cuando íbamos a pruebas con el colegio éramos buenos a la fuerza, porque teníamos un entrenamiento tremendo. Los guajes de ciudad no corrían tanto porque estaban mucho más condicionados por los horarios y las actividades extraescolares. Un tiempo después, hablando con Abascal, me dijo que eso también lo hacían los keniatas. Con diecisiete años me incorporé al equipo de atletismo del instituto de Sama que era el mismo que el de la OJE, una organización franquista que en los pueblos no se manifestaba con el ardor que podía haber en otros sitios. Allí éramos todos amigos y había los que eran más fervientes y había los que en casa, como a mí, les dijeron: “¿tú sabes en dónde te apuntaste? Eso es la falange”. Pero yo quería correr y si no te apuntabas, no podías. Por otro lado, en el año 78, fundamos un club de ajedrez en Langreo que llegó a competir en preferente que aquí era la competición máxima, aunque yo nunca llegué a jugar en esa categoría.

“Para mí el atletismo significa enlazar con la vida de guaje”

Alejandro de Ancos con  J. M. Abascal, primer medallista olímpico español en 1500. Vega del Pas, año 91
Alejandro de Ancos con J. M. Abascal, primer medallista olímpico español en 1500. Vega del Pas, año 91

-¿Qué significa el atletismo para ti?
-Enlazar con la vida de guaje. Podría haber llegado un poco más lejos, aunque tampoco mucho más. Cuando llegué al instituto de Sama me preguntaron qué marca tenía en 60 metros lisos y les contesté que 7:05. Me dijeron que era imposible, pero era lo que me habían dicho en el último examen. Me presenté a los campeonatos escolares de Asturias y gané el oro en 100 metros lisos y en salto de longitud; yo ya llevaba cuatro años de entrenamiento escondido, solapado. Tenía que ser bueno a la fuerza, era un chavalín delgado y con cualidades. Estuve compitiendo a un nivel bastante alto hasta el año 1977. Participé en los campeonatos de España militares donde quedé sexto en salto de longitud y tercero en la prueba de relevos 4×100 metros, después volví a Asturias, acabé de estudiar, entré en Hunosa y ya no podía entrenar como lo hacía antes, pero salía a correr por el pueblo a mi manera, con los amigos. En el año 1987, un grupo de amigos empezamos a organizar el medio maratón de La Felguera y el maratón de Langreo. Después de eso ya vinieron los 10 km. de Langreo, la Subida al Angliru y demás.

-¿Sigues corriendo?
-Ahora mismo no porque estoy lesionado, tengo una tendinitis en el glúteo mediano que me impide correr más allá de un kilómetro. Visité a Nicolás Terrados, el mejor médico deportivo que hay en Asturias, me ha puesto un tratamiento y me dijo que tenía que perder peso, pero llegaron las navidades y uno es glotón… Eso sí, hago bicicleta todos los días y mantengo el tipo, estoy perdiendo peso y calculo que en tres o cuatro meses pueda volver a correr.

“Salgo a correr porque hace que mantenga el peso, las funciones vitales se fortalecen, la musculatura mantiene el tono y no pierdes elasticidad. Hoy en día, veo a gente de mi edad y yo me encuentro mejor que ellos”

-¿Qué experimentas al correr?
-Bienestar propio y salud. Es algo que siempre busqué desde el principio, huía de los entrenamientos agónicos, aunque por causas determinadas también los tuve, pero no los busco. Hace ya quince años que no compito, pero salgo a correr igualmente porque hace que mantenga el peso, las funciones vitales se fortalecen, la musculatura mantiene el tono y no pierdes elasticidad. Hoy en día, veo a gente de mi edad y yo me encuentro mejor que ellos.

-¿Cómo nace la idea de crear Ochobre?
-Nace de la Asociación de Vecinos Torre de los Reyes, se pusieron en contacto conmigo y me preguntaron si me haría cargo de organizar una carrera. Les respondí que lo mejor era formar un club y nos pusimos manos a la obra, lo llamamos Iris Rojo. Un tiempo después, organizamos una carrera grande y como había que declarar a Hacienda y sacar un CIF nos indicaron que mejor le diésemos otro nombre al Club, así nació Ochobre. Organizamos la subida al Carbayu, subíamos y bajábamos otra vez a Torre de los Reyes y en total eran diez kilómetros. Empezó a venir bastante gente buena de Madrid y se quejaban de que la bajada del Carbayu a Ciaño era muy dura y nos propusieron hacerla en llano. Aunque seguimos teniendo amistad con la Asociación, en ese momento ya éramos independientes. Hicimos una carrera entre Sama y Ciaño, con dos vueltas de cinco kilómetros que es la actual prueba de diez kilómetros de Langreo. En el año 2000, el padre de la saltadora Ruth Beitia, que es juez árbitro, nos propuso homologarla en la Federación Española. Piden muchos requisitos, pero te da muchas garantías, y empezó a tener fama como carrera rápida, de hecho, fue la primera carrera de diez kilómetros que se organizó en Asturias. A día de hoy sale de La Felguera, va hasta Sama y vuelve a La Felguera, porque de cara a la bondad de la carrera y la homologación, la Federación nos pide evitar el paso a nivel.

“Nuestro club se nutre de la organización de carreras y solo organizar la de los 10 kilómetros dentro del calendario nacional de la Federación Española conlleva unos gastos aproximados de unos 2.500 euros”

Alejandro de Ancos en su primer maratón, a 500 metros de meta. Sama de Langreo, año 89.
Alejandro en su primer maratón, a 500 metros de meta. Sama, año 89.

-Además de organizar carreras, también sois un club de atletismo ¿cómo es vuestra actividad?
-Somos un club de atletas populares. Admitimos todo tipo de corredores y hubo una época, más o menos en 2003-2004, en la que teníamos un buen número de federados, participábamos en crosses y entonces había muy pocos clubes de esa forma. Los había muy grandes como el Oviedo Atletismo, el Gijón Atletismo o el Piloña y mucho mejores que nosotros, nos codeábamos con la elite. Ahora salvo en el cross, quedan muy pocos porque se popularizó y es difícil para un club modesto mantener una categoría de élite en la que hay que pagar un dinero, las fichas federativas, la ropa… todo cuesta. Nuestro club se nutre de la organización de carreras y solo organizar la de los 10 kilómetros dentro del calendario nacional de la Federación Española conlleva unos gastos aproximados de unos 2.500 euros. Con eso ya digo bastante.

-¿Cómo convencerías a alguien para que participase en los 10 Kilómetros de Langreo y en la Subida al Angliru?
-La de Langreo es la carrera más rápida de Asturias, cuenta con el mejor circuito, te puedes medir con gente de toda España y se celebra en una fecha muy buena. Además, destacan los regalos que se dan y los servicios que se prestan, así como el correr en una ciudad muy llana con la meta llena de público. Todo esto causa muy buena sensación en el corredor. La Subida al Angliru es la carrera más dura de España, no hace falta que vayas corriendo desde abajo hasta arriba, de hecho, hay muy pocos corredores que la hagan entera corriendo. La gente para, camina, descansa y al hacerlo ve un espectáculo de la naturaleza impresionante. No hay carrera en España de esa dureza y belleza. Al final damos un pincheo y una camiseta conmemorativa muy guapa. La carrera en sí es espectacular y el ambiente que se crea es tal que obliga a la participación; el año pasado vino gente de 16 autonomías.

“La Subida al Angliru es la carrera más dura de España, no hace falta que vayas corriendo desde abajo hasta arriba, de hecho, hay muy pocos corredores que la hagan entera corriendo. La gente para, camina, descansa y al hacerlo ve un espectáculo de la naturaleza impresionante”

-Siempre celebras que la participación femenina en las distintas pruebas va creciendo.
-Vivimos en una sociedad machista, materialista y paternalista. La mujer como figura humana estuvo sojuzgada por los hombres, por intereses particulares y de muchos tipos, el que ahora pueda participar en igualdad de condiciones significa una libertad para la mujer que no debe perder. Yo no soy feminista, pero pienso que deben tener los mismos derechos y obligaciones que los hombres. Todos conocemos mujeres sumamente inteligentes que estuvieron opacadas y deslucidas porque los hombres no permitíamos que destacasen. Están destacando ya en la ciencia, las artes, la cultura y faltaba el deporte a donde ya han llegado y van muy bien.

-¿Podréis organizar las carreras este año con la actual crisis sanitaria?
-Espero que al final nos permitan celebrarlas. Hay cosas que no entiendo como el que se organicen pruebas deportivas en recintos como el Palacio de los Deportes de Oviedo en las cuales participan doscientos o trescientos niños que se ponen mascarilla antes y después de las pruebas y con sesenta personas de público, y que luego digan que no se puede organizar una prueba con trescientos participantes al aire libre. A mi entender algo falla en quien dicta las normas de cómo, cuándo y dónde se pueden hacer las cosas. Por supuesto acato lo que se diga, pero chirría. Tenemos la fecha del 10 de octubre para la Subida al Angliru y del 31 para la prueba de Langreo. Espero que, entre medidas, vacunas y tratamientos, cuando lleguen las fechas se puedan realizar.

Alejandro de Ancos, presidente de Ochobre atletismo: "Cuando ganaba trofeos... Tazones Villaviciosa 2005. Posiblemente el último que gané con 52 añinos"
«Cuando ganaba trofeos… Tazones Villaviciosa 2005. Posiblemente el último que gané con 52 añinos»

“A mi entender algo falla en quien dicta las normas de cómo, cuándo y dónde se pueden hacer las cosas. Por supuesto acato lo que se diga, pero chirría”

-¿Peligran las distintas pruebas deportivas debido a la actual situación económica?
-Va a haber de todo, aunque supongo que se caerán muchas. Hace poco hablé con un patrocinador de años anteriores y me dijo que no podía apoyarnos en ninguna de las dos pruebas. Esperamos mantener los patrocinadores pequeños, que es difícil, pero los principales valedores de las dos carreras serán los ayuntamientos respectivos porque sin ellos se dejarían de hacer. Todos los organizadores cobramos la inscripción a los corredores, pero si no estuviese el Ayuntamiento de Langreo detrás de la prueba, cada corredor tendría que abonar unos cuarenta euros y eso no lo paga nadie. Entre la ayuda de los ayuntamientos y otros patrocinios esperamos salvar los muebles. Otras pruebas se caerán porque las autoridades sanitarias con la actual situación van a pedir unos requisitos de manera mucho más exigente que hasta ahora y nadie se va a querer jugar el tipo por un evento deportivo.

-Hay un boom del running como se dice ahora. ¿Es una vuelta al origen?
-No creo que sea una vuelta a los orígenes, pienso que eso está superado. Como decía Cromwell “corremos por instinto, pero nuestro instinto está apagado por siglos de civilización”. En mi época, para ir al colegio recorría casi tres kilómetros y eran cuatro viajes al día. Íbamos ocho o diez chavalillos solos desde los diez años y ahora mismo, cuando salgo a correr por el parque de Sama veo a madres que llevan a sus hijos de doce años en coche al colegio y viven a un kilómetro, esto lo apaga todo. Afortunadamente, tenemos una vida muy cómoda, pero a lo mejor no es del todo positivo. La gente que ha hecho deporte hasta los dieciocho años, luego lo ha dejado por estudios o por trabajo y a los treinta se da cuenta de que tiene que retomar porque le está saliendo barriga. Y ¿cuál es el deporte más barato? Correr. Comienzas y progresas muy rápido en poco tiempo. El primer día, en los dos primeros kilómetros, te arrastras, pero a la semana ya corres con cierta gracia. Al mes haces la misma carrera en menos tiempo y esto te va picando. Luego están las carreras populares que no dejan de ser el mundo social que vivimos trasladado a una carretera y en donde te encuentras con muy buena gente, otra no tan buena, corredores formidables, otros de élite, y acabas haciendo amigos porque somos animales sociales. Ahora hay un boom de las carreras por monte, los trail, pero eso, con todo el respeto del mundo, no es atletismo. No tiene la exigencia de una prueba en ruta o un maratón.

“Es vital que la gente no olvide y que sepa cómo se vivía en un determinado momento en España, aunque haya momentos vividos de cierta tristeza”

-Sé que también fuiste entrenador ¿eras muy duro?
-No. A mí me gusta mucho hablar y siempre dije que a quien yo entrenase no le iba mandar hacer algo que yo no hubiese hecho. Con una persona adulta no tienes que ser duro si no que le tienes que convencer de lo que está haciendo. Para entrenar hay que saber; si le dices a una persona que se ponga a hacer series de mil metros en cuatro minutos con dos minutos de recuperación, tú tienes que haber pasado por ello. Yo había hecho esas series en esos tiempos, así que no pedía nada del otro mundo. Hay que convencer a la gente, la razón no se puede tener por la fuerza sino por el conocimiento.

-¿Es importante que no se pierda la memoria de lo vivido?
-Yo creo que sí. Siempre digo que las personas somos aquello que comemos más nuestros recuerdos y todo eso se envuelve en nuestras lecturas. Nuestros recuerdos son fundamentales y si tenemos la suerte de recordar a grandes personas pues mucho mejor. Es vital que la gente no olvide y que sepa cómo se vivía en un determinado momento en España, aunque haya momentos vividos de cierta tristeza. Yo entrenaba yendo y viniendo del colegio porque mis padres insistían en que estudiase, no eran muy partidarios de que entrenase e hiciese cualquier deporte. No les gustaba, así que me escapaba y decía que iba a clase, al instituto o que tenía que ir a Oviedo a hacer unas prácticas. Siempre a salto mata, ahora, afortunadamente, todos cambiamos de parecer o al menos nuestra generación y procuramos que nuestros hijos tengan lo que nosotros no pudimos tener. Las cosas son muy distintas. Yo tengo una frase que lo resume: “viví una época gris y plana”. Hasta el año ochenta fue así, con muchas restricciones y censura, el franquismo no era todo lo bueno que es la democracia en todos los sentidos, había torturas y esto la gente debe saberlo. A mí me entristece hablar de eso, pero lo tengo en la memoria y en los libros.

Alejandro de Ancos con el Trofeo del Maratón Asturias 93 (veteranos)
Trofeo del Maratón Asturias 93 (veteranos)

-Has utilizado expresiones como “la belleza de la carrera es el pelotón” o “lo mejor de las carreras es el pincheo”. ¿Compartir una actividad juntos es lo importante?
-La carrera de los 10 kilómetros de Langreo es la mejor dotada en premios en metálico y a ella vienen dos tipos de corredores. La élite, que se apunta el miércoles o jueves para ver quién corre y ver qué premios pueden llevar: son los tigres que vienen a por la carne. Luego están los corredores populares que vienen a disfrutar, a pasárselo bien, a encontrarse con amigos, a ver si logran hacer la carrera en unos segundos menos que el año anterior, a la charla final, a los corrillos, a la pequeña crítica, al pincheo, a hacerse montones de fotos que cuelgan en Facebook… En definitiva, a pasárselo en grande. Los que lo pasan mal, deportivamente hablando, son los tigres, que son siete o diez que van en cabeza, los demás vamos a disfrutar y cuanto más cómoda sea la carrera, mejor.

-¿Cómo está el atletismo en Asturias?
-Hay algún chaval que despunta, pero pocos. No hay el nivel que había antes, ni el de los años 80 o 90. Mariano Haro me decía que corría porque pasaba mucha hambre. En su época había un montón de chavales que no servían para el fútbol e iban al atletismo porque había poco más donde elegir. A esto también se suma que el atletismo es un deporte bastante barato. Hoy en día, hay muchísimos deportes e infinidad de medios, pero antes en el instituto, de cien chavales que hicieran deporte veinte hacían atletismo y cincuenta fútbol. Ahora de cien chavales, cincuenta o sesenta van al fútbol, cinco al atletismo, cinco al hockey, cinco al balonmano, cinco al baloncesto, cinco a la petanca y cinco a la Nintendo. Esto hace que no haya tantísimos atletas como antes y que se resienta la calidad. En España hay muy buen atletismo porque tenemos muchísimos marroquíes y keniatas que vinieron a correr a España y a nivel de la Federación Española es bueno, pero a nivel de las federaciones de cada comunidad no tanto. Ahora hay mucha gente participando en carreras populares, pero es muy distinto federarte, entrenar a diario, sufrir, etc. Hoy en día los padres tienen como costumbre meter al hijo o hija a hacer fútbol porque quieren que les salgan Messis o Cristianos Ronaldos. Algunos los meten en atletismo, pero no es como antes que había otra afición. En Langreo nunca tuvimos una instalación decente para entrenar atletismo, la que hay ahora mismo es cochambrosa y mala, pero salíamos corredores y ahora, por desgracia, ni eso.

“Hoy en día los padres tienen como costumbre meter al hijo o hija a hacer fútbol porque quieren que les salgan Messis o Cristianos Ronaldos. Algunos los meten en atletismo, pero no es como antes que había otra afición”

-¿Se diferencian mucho los jóvenes de ahora de los de antes?
-Yo creo que no. Cuando dicen que los jóvenes de ahora son irrespetuosos, que no escuchan a los mayores, que no les gusta ir por los caminos que les mandan sus padres, que no les gusta estudiar o no les gusta el deporte, todas estas expresiones se las atribuyo a Platón. Yo leí algo parecido en Platón, o sea que es una cosa de siempre. Los jóvenes de hoy que quieren estudiar lo hacen y sacan unas notas excelentes y eso no es por ciencia infusa, es porque se sacrifican. Yo no veo que los jóvenes sean unos vainas, son respetuosos, les gusta el trabajo, cumplen con los santos preceptos de la familia (risas). ¿Qué ocurre? pues que, de cien, sale un vaina, un gilipollas que es el que hace cosas que suenan y es el que hace perder un poco la orientación al público que lo mira, pero solo es uno o dos, el resto son buena gente.

-¿Qué has aprendido de toda esta situación en la que estamos inmersos?
-Mucho me temo que vamos a salir igual de torpes que entramos. Yo solo soy practicante y conozco un poco de traumatología y cuando el epidemiólogo del gobierno de Adrián Barbón recomienda unas medidas a tomar, ¿cómo voy a discutir yo con él? Me parece tan ridículo como discutir con un ingeniero de minas sobre la bondad de un transversal. Hoy en día los medios de comunicación, y sobre todo las redes sociales, permiten que cualquier indocumentado exponga unas ideas mejores o peores, y la mayoría de las veces son peores. Estamos perdiendo los valores de la cultura clásica mediterránea, grecolatina, nos estamos haciendo estadounidenses en cosas como la falta de compañerismo, de insolidaridad, el yo para mí y los demás que se jodan, el dinero a ultranza, el bienestar por encima de todo, pero el bienestar mal entendido. Creo que vamos mal por ese camino, pero contra los medios de comunicación como la televisión, el cine o los libros poco se puede hacer; tendremos que aguantar. Vamos a salir fortalecidos en la ciencia porque nos está demostrando su potencial. Antes de esta pandemia una vacuna tardaba del orden de un año y medio o dos en hacerse efectiva, en esta crisis sanitaria no llegó a ocho meses y ya hay vacuna efectiva en la calle y habrá tratamientos mejores. Espero y deseo que los políticos se conciencien de que sin la sanidad no hay progreso económico, que se dejen las pestañas en procurarnos un bienestar social, una sanidad y unas condiciones de vida acordes a nuestra economía. Que se potencie la ciencia, porque da pena estar pagando una carrera a gente joven en España que después se tiene que ir a trabajar fuera del país. Al final todos estamos gastando dinero para que en el extranjero se beneficien de nuestros impuestos y es una pena.

-¿Algo que añadir?
-Durante la pandemia finalicé un libro, Atletismo. Orígenes. De Sumeria al Medievo, que saldrá a la luz en un par de meses (aquí manda la editorial) y cuyos beneficios destinaré a una ONG. Estoy muy orgulloso.

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