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martes 19, marzo 2024

El Maratón del Valle del Nalón. Conclusión

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Un periodista madrileño me preguntaba una tarde sobre los porqués de aquella carrera y, en la misma conversación, una de sus preguntas se refería al motivo de su ocaso. La respuesta no se dejó esperar: “Había muchas cabezas de ratón”. Pero esto no es nuevo, ocurre en todos los ámbitos de la vida moderna, donde mucha gente -por llamarles de alguna manera- que se creen los reyes del mambo, gente que apenas sabe poner su nombre y que leen el padrenuestro con dificultad, son capaces de hablar ex cathedra; en eso se iba convirtiendo, o degradando, la ilusionante situación primera.

"Mojoncito", emblema del Club de Atletismo Km. 0 diseñado por el corredor Ricardo Paz
«Mojoncito», emblema del club diseñado por el corredor Ricardo Paz

Con esfuerzo y tiempo se fue dando forma al gran club que fue Km. 0, pero poco a poco se fue apartando gente -ante la deriva tomada- y a otras buenas gentes las apartaron. El resto, salvo la honrosa excepción de Iván Noblejas que amaba y ama al atletismo, intereses bastardos, así, con todas las letras.

Personajes que utilizaron al Club para el medro laboral vía sindicato preponderante y sus mandamases. Personajes que intentaron perpetuarse con el agua al cuello solo para figurar; reyes de la infamia y la insidia, a los cuales y desde lejos se les veía venir en su deriva. A finales de 2003 se acabó el Maratón y el Club pasó a la virtualidad. Años después se trató de revivir aquella experiencia, pero ya no fue lo mismo.

Tres ocasiones hubo y las tres acabaron en fracaso; el mundo del atletismo cambia a la misma velocidad que se baten los récords y cuando una carrera frena, frena, y lo hace como cuando un tren choca en un muro: puede volver a rodar, pero ya no es lo mismo. Para reflotar el Maratón, que en el 95 era el séptimo de España, hace falta mucho dinero.

Con esfuerzo y tiempo se fue dando forma al gran club que fue Kilómetro Cero, pero poco a poco se fue apartando gente -ante la deriva tomada- y a otras buenas gentes las apartaron.

Los motores son los de siempre: buscar la participación de atletas buenos que hagan buenas marcas en un circuito bueno y con unos buenos premios o unas ayudas decentes y todo esto en un mundo donde grandes ciudades, que no tenían su carrera: Zaragoza, Málaga, Coruña, Bilbao, etc., etc., se dieron cuenta de que el atletismo podía atraer turistas, visitantes, llenar hoteles y restaurantes, museos; ciudades que invirtieron y a hora tienen sus resultados.

Salida del Club de Atletismo Km. 0 a Vega de Pas, Cantabria, en 1992
Salida de Km. 0 a Vega de Pas, Cantabria, en 1992

El club que organizaba el Maratón fue modélico en Asturias y ejemplo a seguir. Tenía tres bases o asentamientos más o menos estables: Laviana, Langreo y Mieres. Se intentaron fusiones como el Club Mancomunidad del Entrego y a buen seguro que podría darse forma a una potente escuadra atlética, pero hablar aquí de ello sería una ucronía innecesaria.

La persona que se encargaba de coordinar a los más de cien chiquillos -que además era un catalizador del todo- se apartó. Los chavalillos quedaron a la intemperie y al poco tiempo fueron trasladados, de forma traumática, a la órbita de otro club tras una disputa legal por violencia de género; mientras que los niños de Mieres, bajo la dirección de Coble y Barragán, formaron lo que ahora es Mieres Atletismo: un modelo a seguir con admiración. Los de Laviana formaron Atletismo las Tolvas, de donde salieron atletas como Magnolia o Bárbara Camblor, los hermanos Revuelta y un buen número de exitosos corredores con Lito a la cabeza.

La organización de los eventos, que proporcionaban los dinerillos para mantener la escuela de Km 0, decayó paulatinamente y aumentaron los gastos en mayor medida que los ingresos. Clavos en la tapa del ataúd que se veían venir y que solamente una persona trató de buscar arreglo: José Emilio Morán, imposible por otra parte, sin mucho éxito.

Aquella “asociación” modélica -como otras muchas- no fue apreciada por la política y más bien fue “mangoneada” por políticos incompetentes en deporte. Una persona puede ser un gran político, pero no tiene por qué saber de todas las disciplinas.

Aquella “asociación” modélica -como otras muchas- no fue apreciada por la política y más bien fue “mangoneada” por políticos incompetentes en deporte. Una persona puede ser un gran político, pero no tiene por qué saber de todas las disciplinas y el mundo de las asociaciones está lleno de gente que sabe de lo suyo. Cuando hay choque de intereses pocas veces se avanza en buena dirección y esto sucede una, dos y veintidós veces y parece que nadie se da por enterado. El político -con fecha de caducidad- se va y los destrozos permanecen, las entidades desaparecen y alguna ciudad, como Langreo, languidece y nadie tiene la culpa, que para eso está soltera, e incluso algún expolítico encara la situación culpabilizando a la ciudadanía.

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