9.7 C
Oviedo
viernes 15, noviembre 2024

Movimiento slow: saborear los placeres de la vida… despacito

Lo más leído

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 1 Promedio: 5)

Muchos han empezado ya sus vacaciones, otros están a las puertas. Con independencia de los destinos elegidos, lo que más se oye decir es aquello de “necesito tomarme un respiro” o “necesito desconectar”. Nos hemos acostumbrado al ruido y a la prisa, lo que no quiere decir que nuestro cuerpo se haya adaptado por completo a esta situación impuesta. Por eso necesitamos esos esperados fines de semana o vacaciones cada cierto tiempo para huir del trabajo agotador o las obligaciones de la vida diaria.

En este contexto aparece cada vez con más fuerza el movimiento slow (movimiento lento), una filosofía de vida que invita a disfrutar y saborear la vida, siendo plenamente conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo. Y eso es aplicable a todos los ámbitos.

Las cosas que nos gustan no deberíamos de hacerlas a toda prisa o con el reloj en la mano. Colunga por ejemplo invita a recorrer el concejo “despacito”, sin prisas, pasear por sus playas, darse un baño, tomar unas sidras, sentarse en una terraza o simplemente charlar con los vecinos. La Asociación de Turismo Rural de Fuentes del Narcea hace años que promociona el slow turismo con distintas experiencias para disfrutar de su secreto paraíso inexplorado. Gente que nos visita dice haber descubierto en Asturias el verdadero arte de perderse, de no seguir el camino marcado, y de lo que es vivir un viaje con todos los sentidos.

Y si esto se valora a la hora de viajar no digamos nada cuando hablamos de comer. En contra de la cultura de la comida rápida, el slow food cada vez suena más y con razón porque es algo que va más unido a la naturaleza, a la sostenibilidad. Este movimiento apuesta por una cocina y alimentación cercana, tiene en cuenta los alimentos, así como el proceso de producción y distribución. En definitiva, invita a saborear la vida. Nos lo recordaba la guisandera, Viri Fernández (El Llar de Viri), que desde 2006 forma parte del movimiento internacional slow food como kilómetro 0: “Es una filosofía que yo he practicado desde que empecé basada en el apoyo al producto de cercanía, a no contaminar, intentar usar la menor química posible. Me da la risa cuando escucho en Madrid Fusión eso de volver al producto, a los sabores antiguos. Pienso, ‘volvéis vosotros, hay gente que nunca nos fuimos’”.

También nos contagiaba de esta filosofía Constantino Menéndez, la persona que está detrás de la marca de ropa made by kÖs, una costura anclada a la tierra con una propuesta de moda que no ha perdido el contacto con lo que fue, es y seguirá siendo. Prendas hechas sin prisa desde su taller de Pillarno (Castrillón). Esta firma, que viste a Rodrigo Cuevas entre otros famosos, abandera el movimiento slow fashion en Asturias y apuesta por una moda unida al origen y a las personas.

En la era de la inmediatez, los rankings y la hiperactividad, el slow mountain gana cada vez más adeptos y reivindica ir a la montaña sin prisas, sin cronómetros, sin presiones, para disfrutarla con los cinco sentidos. Andar tranquilamente, apreciar los sonidos de la naturaleza, desconectar y saborear esa sensación de bienestar que se produce cuando nos fundimos con ella. Hasta en el running están abrazando esta filosofía: “si vas a tope, no vas a poder correr cada vez más kilómetros. Sólo podrás hacerlo a ritmos moderados y bajos. Con ello se gana resistencia y se acostumbra a los músculos a soportar esfuerzo”, recomiendan los expertos. Además, se quema más grasa.

Buscar una afición o pasatiempo tranquilo, no mirar el reloj, respetar los ritmos del sueño, preparar una comida y sentarse a disfrutarla con tranquilidad, bajar el ritmo en vacaciones, limitar la lista de las cosas pendientes, tomarse el tiempo que necesitemos para estar con las personas o hacer esa actividad que nos relaja… sin duda nos va a ayudar a bajar revoluciones de más y a conectar con nosotros.

Vivir lento para algunos es ‘perder el tiempo’ cuando, si lo pensamos bien, lo que hemos perdido es la vida en este ritmo de vértigo. Nos hemos olvidado de disfrutar de los pequeños placeres cotidianos, esos que sólo se pueden experimentar si nos paramos. “Somos los que damos sentido al tiempo” nos recordaba Lopez-Otín en su libro El sueño del tiempo. Si tomamos consciencia de cada momento podremos apreciar los paisajes, las conversaciones, los abrazos, un libro, una canción… en definitiva, el regalo de la vida.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 1 Promedio: 5)

Más del autor /a

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimos artículos

- Publicidad -