Con una Semana Santa que se prevé blanca, los hoteleros y hosteleros calientan motores para remontar los últimos meses, que no han sido precisamente buenos en lo que a turismo se refiere. Tras superar la cuesta de enero y un febrero anodino en cifras, comienza la temporada turística “oficial”, y cada concejo, en su medida, cuenta con una agenda de actividades que empieza a verse poblada, tras unos meses de recogimiento.
Frente al turismo estacional, sin embargo, hay otro tipo de oferta que no se asocia a las vacaciones y que no depende del clima. Es el turismo gastronómico, un valor en alza que en Asturias hay que aprovechar.
Precisamente este mes inauguramos en Fusión Asturias una sección dedicada a la gastronomía, que se está convirtiendo en un recurso turístico de primer orden. Es un tema que siempre hemos tratado, en los diferentes reportajes de concejos, pero que consideramos merece un aparte. Desde la cocina tradicional hasta las nuevas tendencias, algo se mueve en los fogones asturianos, y queremos dar buena cuenta de ello.
En Asturias se come bien, lo sabe todo el mundo. Pero más allá de las imágenes costumbristas, existe todo un trabajo de investigación e innovación, de profesionales del sector que quieren ir más allá. La buena fabada en el plato nunca pasará de moda, eso está claro, pero esa fabada tiene que estar preparada y presentada con un criterio. El turista gastronómico es cada vez más exigente, y por tanto hay que profesionalizarse, ofrecer buenos productos y servicios, y aquí estamos en el camino.
Desde el Principado, el Plan de Competitividad de Turismo Gastronómico “Saboreando Asturias” presenta unos itinerarios gastronómicos en cada una de las quince comarcas asturianas. Parece una buena medida: estructurar contenidos, facilitar la información al turista, hacérsela accesible… en definitiva, combinar turismo con cultura gastronómica para atraer al visitante.
Precisamente en esta nueva sección de Fusión Asturias tendrán relevancia las muchas jornadas gastronómicas que se celebran por todo nuestro territorio. Aquí se ofrece la posibilidad de probar productos de primera calidad a un precio razonable: el pixín en Muros de Nalón, el marisco en Candás, les fabes en Villaviciosa, el cabritu en Laviana… Fiestas de la comida, hechas con cariño y con ganas de gustar. Y se consigue: es bien sabido que el que acude a una de nuestras muchas jornadas suele quedar contento, suele contarlo y, si puede, suele volver.
Por eso, el boca a boca es una de las grandes bazas del turismo asturiano. Pero si nuestra región quiere hacerse un hueco en el panorama gastronómico y codearse con la élite, debe promocionarse de forma más inteligente y dirigida. Venderse como lo que es: un reducto de productos naturales y de calidad, un refugio para la cocina tradicional, pero también un lugar de experimentación. Hace poco Asturias estuvo presente en la Feria Madrid Fusion 2010, y los asistentes pudieron degustar platos como chupito de pote asturiano, ciervo de los montes de Aller atunizado, crema de Afuega’l Pitu con gazpacho de remolacha y anchoa, nube de arroz con leche y bombón de queso cabrales, entre otros platos. Es la nueva cocina con los elementos de siempre, un escaparate en el cual se dejó buen sabor de boca.
Por eso, hay que hablar de gastronomía. Porque hay mucho que descubrir y porque, con los tiempos que corren, se presenta como una opción real para todos los profesionales que viven de esto. Y porque, pecando de inmodestia, tenemos una gastronomía que hay que valorar y disfrutar, y que deberíamos compartir con el resto del mundo. Buen provecho.