Asturias cuenta desde el pasado mes de diciembre con un Centro de Crisis para Víctimas de Violencia Sexual. Con sede en Oviedo, este equipamiento ofrece diferentes servicios, desde atender emergencias hasta dar respuesta a procesos a largo plazo. Nuria Varela, directora general de Igualdad, nos explica cómo funciona esta iniciativa a cargo de un equipo formado por una coordinadora, seis abogadas y seis psicólogas.
El nuevo recurso presta atención durante las 24 horas, los 365 días del año. El número de atención 677 985 985 está disponible ininterrumpidamente tanto para llamadas como mensajes de texto y whatsapp, y coordinado con otros servicios como el 016 y el 112.
Apenas lleva un mes funcionando y ya han sido atendidas 29 personas, 19 mujeres que sufrieron violencia sexual y 10 familiares o allegados.
-¿Por qué era necesario crear este Centro de Crisis? ¿Por qué en este momento?
-España realizó un trabajo pionero en el desarrollo de políticas públicas para la prevención y lucha contra la violencia de género, especialmente con la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La ley supuso un cambio significativo en la respuesta a las mujeres víctimas de violencia ejercida en el ámbito de la pareja, incorporando plenamente un enfoque centrado en la víctima y siendo consciente del sesgo de género que existe en la violencia ejercida en este ámbito. Desde la aprobación del Convenio de Estambul, también forma parte de nuestro marco legal la obligación a dar respuesta a otras formas de violencia de género que no se desarrollan en el marco de la Ley Integral. Y una de las manifestaciones más habituales, y que además están creciendo exponencialmente en los últimos años cebándose con mayor crueldad en las mujeres jóvenes, son las agresiones sexuales.
“Abrimos el centro convencidas de que es necesario pero las cifras nos señalan que probablemente hay más violencia sexual de la que nos temíamos”
Por esta razón, en esta legislatura, el Gobierno del Principado de Asturias consideró una prioridad la puesta en marcha de este Centro, ya que este tipo de espacios, que apenas tienen recorrido en España -solo existe uno similar en Madrid-, sí tienen gran tradición en los países anglosajones. El primero fue fundado en 1972 en Washington D.C. para que las víctimas no estuvieran solas y contaran con un lugar de referencia para cubrir sus necesidades, presentaran o no una denuncia. Cuatro años más tarde, en 1976, se abrió el primero en Reino Unido, en Londres, con la misma finalidad. Con más de 40 años de experiencia en el desarrollo de estos centros, consideramos que son los recursos más adecuados para hacer frente a las agresiones sexuales.
-Inmediatez las 24 horas del día, los 365 días del año. ¿Es el compromiso que necesitaban escuchar las víctimas de agresiones sexuales?
-Más que escuchar, es el servicio que necesitaban tener: atención inmediata y especializada a mujeres víctimas de agresiones sexuales en el ámbito del Principado de Asturias, en el momento en el que lo necesiten. La intervención en emergencia se caracteriza por su inmediatez. Se trata de acudir con la mayor brevedad a prestar atención al lugar donde se encuentre la víctima, si es necesario.
-¿Qué tipo de servicios ofrece este equipamiento? ¿Qué personas pueden acceder a ellos?
-El objetivo es ofrecer acompañamiento a la mujer en el itinerario que ella decida en cada momento y también, eludir su revictimización, es decir, evitar que no sepa a dónde acudir o que tenga que hacer su relato repetidamente frente a distintas personas. Nuestro trabajo consiste en que esté bien informada, que no se sienta presionada a denunciar si no está en condiciones de hacerlo, que esté bien asesorada y que no se sienta ni sola ni con impotencia frente a una agresión.
El Centro atiende a mujeres a partir de los 12 años y también a las familias si lo solicitan. No se precisa haber interpuesto denuncia ni estar en condiciones de hacerlo.
“En estas primeras semanas están acudiendo mujeres de distintas edades y diferentes lugares de Asturias con un denominador común: la necesidad de ser escuchadas, creídas y acompañadas”
-¿Cómo se desarrolla en la práctica este acompañamiento?
-Se pone en marcha cuando una mujer lo demanda. Si es en el momento de una agresión, bien porque la víctima llame al centro, al teléfono 677 985 985 (o ponga un WhatsApp), bien porque avise el 112 o por la derivación del 016. Una profesional se desplazará y la acompañará en lo que sea necesario (al centro médico, a interponer una denuncia si así lo solicita, realizar una intervención psicológica en el momento, acompañarla a su domicilio…). También está reservada una plaza en la Casa Malva por si esa mujer no puede dormir en su hogar (si ha sido agredida por un compañero de piso, por ejemplo). En los días sucesivos se realiza un seguimiento para atenderla tanto jurídica como psicológicamente, lo que requiera la víctima, o para derivarla a cualquier otro servicio del Principado que se considere adecuado.
-En el primer mes de funcionamiento el Centro ha atendido a 19 mujeres que sufrieron violencia sexual, dos de ellas menores. Y también ha prestado apoyo a familiares y allegados.
-Desgraciadamente estamos impresionadas por la demanda continua que existe, incluso antes de abrir, teniendo en cuenta que estamos en una situación de pandemia, con restricciones a la movilidad, sin apenas actividades públicas… Abrimos el centro convencidas de que es necesario pero las cifras nos señalan que probablemente hay más violencia sexual de la que nos temíamos. El equipo está tremendamente ilusionado ante la posibilidad de prestar un servicio útil y de formar parte de una política pública transformadora.
-¿Qué sensaciones tiene el equipo que lo gestiona?
-Nos han trasladado su satisfacción por la posibilidad de ayudar a mujeres y niñas que sufren situaciones terribles y que acuden al Centro dando el primer paso para recuperarse. Es un equipo fuerte, que trabaja con ganas al ver cómo en estas primeras semanas están acudiendo mujeres de distintas edades y diferentes lugares de Asturias con un denominador común: la necesidad de ser escuchadas, creídas y acompañadas.
-¿La existencia de este servicio ayudará también a curar heridas del pasado?
-Sí. La crisis no es la situación de violencia sexual en sí, sino la emergencia que vive una mujer como resultado de la situación enfrentada de forma reciente o en el pasado. De hecho, tenemos muchas consultas de mujeres que sufrieron agresiones tiempo atrás y nunca se han curado porque no han accedido a un servicio psicológico especializado o porque no se habían fortalecido lo suficiente como para afrontar una denuncia.
“Tenemos muchas consultas de mujeres que sufrieron agresiones tiempo atrás y nunca se han curado porque no han accedido a un servicio psicológico especializado o porque no se habían fortalecido lo suficiente como para afrontar una denuncia”
-Ser superviviente de una agresión sexual en un país extraño puede ser todavía más duro de afrontar. ¿Cómo está previsto abordar esta situación?
-Hemos llegado a acuerdos con asociaciones que intervienen en el ámbito de mujeres migrantes y también con servicios de traducción. En realidad, el éxito del Centro depende de la calidad de sus intervenciones, pero también de la buena coordinación con los servicios sanitarios, judiciales, servicios sociales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con nuestros 16 Centros Asesores de la Mujeres y con la Red de Casas de Acogida del Principado. También hemos llegado a acuerdos con asociaciones que trabajan en el ámbito de la discapacidad.
-La pandemia, con los ocasionales confinamientos, ¿está incrementando este tipo de agresiones?
-Lamentablemente, en violencia de género aún carecemos de buenos datos. El año pasado teníamos presupuestada la I Macroencuesta de Violencia de Género en Asturias, pero tuvimos que suspenderla por la pandemia. Si la situación nos lo permite, la realizaremos este año. Es necesario tener buenos diagnósticos para desarrollar buenas políticas públicas que pongan solución a los problemas, y aún no las tenemos. En violencia, sobre todo, tenemos cifras de denuncias, pero sabemos que esa es una pequeñísima parte de la violencia que sufren las mujeres y las agresiones sexuales son los delitos menos denunciados por el tremendo machismo con el que aún se tratan y el estigma que cae sobre las víctimas y no sobre los violadores.