Si te digo que con el paso de los años puedes mejorar el nivel de bienestar y sentirte mucho mejor que en el presente, ¿te lo crees?
¿O eres de los que piensa que con los años nos vamos haciendo mayores y el nivel de bienestar desciende?
Quizá eres de los que espera a que venga el dolor o la enfermedad para ponerle remedio. O incluso, seas de los que espera hasta que el dolor o la enfermedad te obligan a ir directo al hospital con urgencia.
Sea como fuere, espero que este artículo te acerque al concepto de “responsabilizarse de nuestra salud”, lo que para mí, es la base para mejorar el nivel de bienestar y seguir sintiéndonos sanos con el paso de los años.
Hablemos sobre el dolor y la enfermedad
El dolor y la enfermedad son dos manifestaciones del cuerpo que indican que el organismo está comenzando el proceso de autocuración. Sí, has leído bien, autocuración. Por si no lo sabías, el organismo es el que se cura y regenera cuando tiene un problema.
Nosotros lo que hacemos cuando vamos al médico, al fisioterapeuta, al fitoterapeuta, en el mejor de los casos, es echarle un poco de “abono” a nuestro cuerpo, para que él mismo recupere la homeostasis (o equilibrio). Y digo en el mejor de los casos, porque incluso puede suceder que, por desgracia, lo que hacemos para intentar revertir ese dolor o enfermedad, es más dañino que beneficioso a la larga. La urgencia del tratamiento asegura la supervivencia del organismo, no su beneficio futuro.
Y es que, por ponerte un ejemplo, en ocasiones nos vemos obligados a tomar medicaciones con gran cantidad de sustancias químicas, necesarias para que podamos salir airosos de nuestro colapso puntual, pero que lo que hacen es contaminar el cuerpo y dificultar futuros procesos de vuelta al equilibrio natural.
El dolor y la enfermedad son dos manifestaciones del cuerpo que indican que el organismo está comenzando el proceso de autocuración. Sí, has leído bien, autocuración.
El cuerpo se comunica contigo a través de sensaciones internas. Si algo no funciona como debe, este te lo muestra con pequeños avisos. Si no escuchas esos avisos y no comprendes lo que te quieren transmitir, esos dolores y enfermedades, esos avisos, cada vez serán más intensos.
Tu cuerpo tiene una capacidad de autocuración y te da una serie de avisos antes de que sea necesario llevar a cabo ese proceso. Pero si no los escuchas y exprimes demasiado a tu biología, esos avisos cada vez suben de nivel.
Si además, caes en el bucle de poner remedio sólo cuando ya no puedes más, y necesitas utilizar recursos externos (medicamentos, remedios naturales, terapias varias…) para recuperarte, estás mermando tu capacidad de autocuración. Comienzas a ser dependiente de esos recursos ya que tu cuerpo está comenzando a no responder ante situaciones en las que anteriormente sí respondía.
Los remedios cada vez serán necesarios con mayor frecuencia, o las dosis con más potencia, lo que hace que pierdas progresivamente la capacidad de autocuración del cuerpo. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Tu cuerpo tiene una capacidad de autocuración y te da una serie de avisos antes de que sea necesario llevar a cabo ese proceso. Pero si no los escuchas y exprimes demasiado a tu biología, esos avisos cada vez suben de nivel.
Creemos que con el paso de los años es normal ir sumando patologías, dolores y enfermedades, y no nos damos cuenta de que esto es el resultado de un acumulo de problemas sin haberles puesto remedio a tiempo.
Siento ser alarmista, pero esta es la realidad que sufren millones de personas. Y es el resultado de no habernos responsabilizado de nuestra salud.
Aunque tengo una buena noticia, esto se puede revertir. Siempre estás a tiempo de comenzar a responsabilizarte de tu salud.
¿Podemos influir en que aparezca o no el dolor y la enfermedad?
La respuesta es sí, claro que podemos. Siempre estamos a tiempo de conocer mejor cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente, y de incluir hábitos de vida más saludables y preventivos.
Están en nuestra mano cientos de decisiones que tomamos a lo largo del día, miles a lo largo de los años y millones a lo largo de décadas.
Responsabilizarse de nuestra salud, es tomar la decisión de que esas pequeñas decisiones que tomamos cada día vayan encaminadas a cuidar de nuestro cuerpo y nuestra mente con cariño y respeto, y prevenir la aparición de avisos de desequilibrio.
¿Por dónde empiezas para hacerte responsable de tu salud?
Hasta no hace mucho, yo también esperaba a que mi cuerpo estuviera extenuado, dolorido y enfermo para ponerle remedio, y hacerle una visita al “mecánico de la salud”.
Nunca se me habría pasado por la cabeza que estaba en mi mano el hecho de evitar de alguna manera que el dolor o la enfermedad se manifestara. Y lo está en la mía, en la tuya y en la de todos.
Y no sé tú, pero yo nunca acudí a un profesional de la salud preguntándole “por favor, desearía que me informara sobre qué es lo que tengo que hacer para que mi intestino absorba mejor los nutrientes” o “me gustaría que me informara de la mejor manera de tener una óptima higiene mental, para evitar acumulaciones de malos pensamientos”.
No solemos buscar la manera de que nuestro cuerpo funcione mejor cada día y evitar la enfermedad. Y esta es la clave, recordarnos cada día que podemos tomar cientos de decisiones que nos acerquen a un mejor funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente. En definitiva, responsabilizarse del conocimiento de cómo funcionamos y lo que necesitamos para mantenernos saludables.
Nos han taladrado en la cabeza la falsa creencia de que con los años estamos abocados a perder salud, cuando la realidad es que tenemos la capacidad de evolucionar y mejorar hasta nuestro último aliento.
No solemos buscar la manera de que nuestro cuerpo funcione mejor cada día y evitar la enfermedad. Y esta es la clave, recordarnos cada día que podemos tomar cientos de decisiones que nos acerquen a un mejor funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Si algo tengo claro es que, para cambiar las cosas, no debemos de esperar que nos las cambie nadie, debemos de hacernos responsables de nuestras vidas, y con ellas, de nuestra salud.
Y la mejor manera para que comiences a mejorar las condiciones de tu cuerpo y mente, es equilibrando la balanza de tus hábitos, aumentando los hábitos buenos por encima de los malos.
Te he preparado un ejercicio para que comiences hoy mismo a responsabilizarte de tu salud. Así que coge papel y lápiz, y vamos con ello.
• Escribe 5 hábitos que realizas y que no son buenos para tu salud.
• Escribe a su lado otros 5 hábitos que puedes incluir, y que son buenos para tu salud. Estos hábitos tienen que sustituir a los hábitos no deseados.
• Vete incluyendo los nuevos hábitos saludables de uno en uno, pero sin enfocarte en dejar los hábitos malos.
Me explico con un ejemplo. Si tu comes demasiada comida procesada, este sería el hábito que quieres dejar. El hábito saludable que quieres incluir por ejemplo sería, comer una pieza más de fruta al día. De esta manera estás equilibrando la balanza de tus hábitos en favor de tu salud. Y esto es un primer paso para hacerte responsable de tu salud.
El siguiente paso es comenzar a buscar información sobre cómo funciona tu cuerpo, tu mente, aprender sobre cómo cuidar de nuestra salud para prevenir enfermedades y patologías, buscar información sobre inteligencia emocional, y en definitiva comprender lo que necesitamos para cada día sentirnos un poquito mejor.
Espero que el ejercicio que te he compartido te resulte útil, y que tras la lectura de este artículo te animes a comenzar a responsabilizarte de tu salud y des ahora tu primer paso hacia una vida más saludable.