Incluir un nuevo hábito en tu vida no es una tarea fácil, ¿verdad? A todos nos ha pasado que se nos enciende la bombillita y nos decimos «a partir de la próxima semana voy a…».
Y sí, llega el lunes, te levantas motivado y comienzas con tu nueva autopromesa. Sin embargo, no suele durar mucho esa motivación inicial, y el hábito en unas semanas ya se habrá enterrado en el baúl de los recuerdos.
Reconozcámoslo, esto nos frustra y hace que nos sintamos fatal por habernos fallado a nosotros mismos. Nuestra autoestima queda por los suelos y nos sentimos más pequeñitos. Este artículo está orientado a evitar sentirnos así, y contarte dos formas con las que mantendrás nuevos hábitos, de una forma más sencilla y para que tu autoestima no decaiga.
Quiero que te des cuenta de una cosa. Toda tu vida está rodeada de hábitos. Desayunar, lavarse los dientes, hacer la compra, maquillarte antes de salir de casa… ¿Por qué unos hábitos sí que los incluyes y otros te resulta tan complicado? Pues esto sucede normalmente por dos motivos principales: una mala organización de tareas y un desconocimiento del hábito a incluir.
Para explicarte mejor esto, voy a usar una frase muy común como ejemplo: «quiero meditar porque sé que es bueno, pero comienzo y al poco tiempo lo dejo, y esto me frustra».
Todo lo que quieras hacer en el día a día, ha de estar en la agenda. No solamente las cosas que para ti son obligatorias, como el trabajo, llevar a los niños al cole… sino también las cosas que son fundamentales para ti como individuo.
Primera problemática que te había dicho que repercute en la pérdida de nuevos hábitos, una mala organización de tareas. Esto es un problema de agendado, o de la propia ausencia de agenda. Es decir, no hay una agenda bien diseñada que haga que, en cada momento del día, sepas exactamente lo que tienes que hacer solamente con mirarla. En el caso del ejemplo, debería tener marcado en la agenda todos los días, por ejemplo, «a las 8 de la mañana voy a meditar 5 minutos». Así es mucho más fácil que lo realice por el simple hecho de estar agendado. Agendar es bajar a tierra aquello que estuvo hasta el momento en el campo de las ideas y pensamientos.
Si además esa tarea que quieres agendar en forma de nuevo hábito la haces coincidir con otro hábito que ya tengas integrado en tu día a día, como por ejemplo lavarte los dientes, será más sencillo que no lo dejes pasar y la realices.
Todo lo que quieras hacer en el día a día, ha de estar en la agenda. No solamente las cosas que para ti son obligatorias, como el trabajo, llevar a los niños al cole… sino también las cosas que son fundamentales para ti como individuo, como puede ser pasar tiempo con tu pareja, hacer ejercicio, ver a un amigo, tomarte un descanso, etc. Recuerda esta frase, «si no está en la agenda, no existe». Es decir, si no lo escribes en ella, realmente no le estás dedicando un espacio en tu vida para bajarlo a tierra, y tu cerebro interpretará que en realidad no le das importancia y con el tiempo lo abandonarás.
Además, para que una agenda esté correctamente organizada, se requiere un amplio trabajo de conocerse a sí mismo y saber las prioridades que tienes en tu vida. Porque si no sabes cuáles son tus prioridades en la vida, ¿qué tareas pones en tu agenda y cuáles omites? Se requiere por tanto una labor de autoconocimiento para organizarnos de forma que en verdad prioricemos lo importante, lo que queremos en nuestra vida y lo que nos hace sentirnos bien. Y nos dejamos por tanto llevar en demasiadas ocasiones por rutinas primitivas, patrones mentales obsoletos y modas colectivas con intereses ajenos adheridos.
Los hábitos que quieras fijar tienen que ser fácilmente realizables por ti para que no te saquen demasiado de tu zona de confort.
La segunda problemática que repercute en la perdida de hábitos es la excesiva dificultad del hábito escogido y su desconocimiento. Los hábitos que quieras fijar tienen que ser fácilmente realizables por ti para que no te saquen demasiado de tu zona de confort.
Si cogemos de nuevo el ejemplo que te expuse arriba, si quieres incluir una rutina de meditación diaria, y eres principiante, te recomiendo que empieces por 5 minutos al día. Además, debes de informarte bien del proceso que requiere el nuevo hábito y las complejidades que pueden aparecer. Siguiendo con el mismo ejemplo, podrías informarte de la técnica de meditación que vas a hacer (porque hay más de 8000 formas diferentes de meditar), de qué complicaciones te van a surgir en el proceso (interrupciones, cambios de estado de ánimo puntuales, afloramiento de sensaciones nuevas…). Y ten una cosa en cuenta, es normal cometer errores, por lo que la forma en la que nos enjuiciamos a nosotros mismos es también una parte fundamental a tener en cuenta en el proceso de añadir nuevos hábitos.
Así que, como resumen, una solución para que no abandones con tanta facilidad tus hábitos, es que tengas una agenda personal, y otra solución es que el hábito que incluyas sea un hábito sencillo del que tengas cierto conocimiento por haberte informado del mismo.
Espero que esto te facilite incluir algún hábito más saludable en tu día a día, ya que los pequeños pasos constantes son los que marcan la diferencia entre estar saludable o no estarlo.