“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo”
(Albert Einstein)
La mayor parte de los ejecutivos habían venido opinando que su trabajo exige la participación de la razón, pero no del corazón. Sin embargo esta forma de entender el trabajo va perdiendo vigencia, especialmente desde el descubrimiento de la importancia de la Inteligencia Emocional que ha llegado a nosotros desarrollada por Daniel Goleman.
Es por ello que en los últimos tiempos, especialmente desde los últimos veinte años, han tomado protagonismo las posturas que defienden la integración de razón e intuición como cualidades imprescindibles para obtener el éxito.
La intuición es una corazonada, un pálpito, un conocimiento que surge de forma inmediata sin seguir un camino lógico. Es difícil de explicar cómo o porqué surge. Algunos opinan que es una reacción que se basa en conocimientos y/o experiencias que permanecen en el inconsciente. Es, probablemente, la interpretación más correcta.
El excelente líder empresarial es aquel que logra estar en contacto tanto con los aspectos lógicos como con sus intuiciones. Figuras como Howard Gardner (Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales 2011), Daniel Goleman (Psicólogo, periodista y escritor) o el empresario Steve Jobs (fallecido) sostuvieron que confiar en la intuición ayuda a tomar mejores decisiones. Para Albert Einstein la intuición era lo único verdaderamente importante.
La intuición es una corazonada, un pálpito, un conocimiento que surge de forma inmediata sin seguir un camino lógico. Otros la definen como una reacción que se basa en conocimientos y/o experiencias que permanecen en el inconsciente.
La intuición no es algo que pueda adquirirse con la lectura de libros o consejos bien intencionados, se trata de experimentarla y esta experiencia sólo es posible mediante la escucha de nuestra propia mente, desposeídos de miedos, prejuicios y condicionamientos.
Las prácticas de meditación pueden ayudar a despertar esta habilidad y a desarrollarla.
Gay Hendricks (Psicólogo. Universidad de Stanford) y Kate Ludeman (Ingeniera. Asesora ejecutiva) entrevistaron a cientos de ejecutivos a fin de conocer cómo habían llegado a descubrir y utilizar la intuición en los negocios. Los entrevistados manifestaron que, en muchas ocasiones, hubieron de hacer un deliberado esfuerzo a fin de utilizar todas sus capacidades. En el día a día de su andadura empresarial habían observado que en sus decisiones el desequilibrio era algo llamativo, casi siempre las tomaban en función del peso de la lógica hasta que concluyeron que eso les encorsetaba excesivamente y les hacía sentirse como si estuvieran caminando con una sola pierna o mirando a través de un solo ojo. Decidieron dedicar más tiempo a escuchar a su mente intuitiva.
Bob Marshall, presidente y consejero, a lo largo de su trayectoria laboral, de varias empresas, cuando ocupó el cargo de director ejecutivo de Silicon Valley Optics, hubo de enfrentarse a la puesta en el mercado de un producto que no lograba hacerse con los resultados esperados. Dedicó alrededor de una hora, antes de una reunión crucial, a pensar, a estar en contacto con sus emociones que dejó fluir sin juzgar ni censurar. Decidió no buscar argumentos exculpatorios, no buscar razones lógicas. Concluyó que se enfrentaría a la reunión sin ideas preconcebidas, así que cuando se reunió con la junta portaba, solamente, un trozo de papel que mantuvo al alcance de su vista todo el rato. En ese papel había escrito: “Escúchate a ti mismo y escucha a los demás”.
Es así como se llega a experimentar la intuición, dedicando un tiempo diario a acceder a la mente menos lógica y más creativa, dejando fluir los pensamientos, escuchando los recursos internos.
Se trata de acceder a nuestras profundidades intuitivas, extraer esas intuiciones y posteriormente evaluar, juzgar y tomar una decisión.
El miedo es el principal enemigo de la intuición. Es una emoción que contribuye a nuestra supervivencia, pero nos encorseta excesivamente: miedo a equivocarnos, a parecer ridículos, al fracaso, a la crítica. Nos confina al dominio de lo predecible y, sin embargo, importantes avances tecnológicos y científicos se han producido mediante saltos de intuición.
Se trata de acceder a nuestras profundidades intuitivas, extraer esas intuiciones y posteriormente evaluar, juzgar y tomar una decisión.
La integración de razón e intuición en su justa medida es la clave para el éxito empresarial y yo diría social.
Bob Galvin (expresidente de Motorola) lo expresó en su día de la siguiente forma: “La diferencia entre nosotros y otras empresas es que nosotros nos imaginamos a la gente hablando por teléfono mientras camina”.
Y es que lo que hoy consideramos normal fue, en su día, la idea de un creador, de un visionario.