“Lo que alimenta la ansiedad es tu lucha contra ella”
(Viktor Frankl)
Y es que, en España, más de dos millones de personas toman ansiolíticos con regularidad. Los ansiolíticos son medicamentos que sirven para tratar los síntomas de ansiedad, insomnio, miedo e incluso de tensión muscular.
Deben ser recetados por un médico.
Sin embargo, actualmente, hay más personas que los consumen que la población diagnosticada por ansiedad o depresión. Esto quiere decir que esas personas, que no están diagnosticadas por un médico, las consiguen por otras vías.
Algunos titulares dicen: “España, un país enganchado a los ansiolíticos”.
Un equipo de Investigación de la Sexta se adentró en mafias que se dedican a la venta ilegal de estos productos. Los reporteros se hicieron pasar por compradores y los traficantes les hicieron ofertas del tipo: “Te ofrezco 100 pastillas por 100 euros”, o bien, “seis cajas de 60 comprimidos por quince euros cada una”.
Hablamos de drogas legales cuyo consumo se inicia, en muchas ocasiones, por prescripción de un médico en atención primaria y acaban tomándose de forma descontrolada, sin receta y sin supervisión médica.
En España más de dos millones de personas toman ansiolíticos con regularidad. Hay más personas que los consumen que la población diagnosticada. Eso quiere decir que los consiguen por otras vías.
Y es que el Ministerio de Sanidad confirma que el consumo de ansiolíticos en España ha crecido desmesuradamente.
Los expertos cuestionan la eficacia de los psicofármacos y consideran mucho más eficaces otras formas de tratar estos problemas como entrenarse para manejar las emociones y el estrés, aprendiendo a reinterpretar los problemas y a relajarse.
La cuestión de fondo es que consumir benzodiacepinas no garantiza la solución de los problemas y conlleva un alto riesgo de que la ansiedad se cronifique. Lo ideal es que la prescripción de tranquilizantes no exceda, en principio, las tres semanas de tratamiento.
Luego se puede utilizar como rescate, cuando se prevea que va a entrar en una crisis de pánico, pongamos por caso.
Pero lo importante es que la persona debe ser responsable de su estado y aprender a reinterpretar las circunstancias, la situación, el estrés o todo aquello que pueda proporcionarle ansiedad.
Y esa responsabilidad implica actuar; algo muy sencillo e interesante es la propuesta del Psiquiatra José de la Gándara: O aprendéis o repetís. Hay que hacer cambios en el estilo de vida: Mover los pies, mover las manos y mover la lengua.
Pautas para el estilo de vida:
La Respiración:
Las personas que sufren estrés o ansiedad pueden tener una respiración rápida y superficial. Este tipo de respiración puede dar lugar a perturbaciones en el organismo y desencadenar crisis de ansiedad. Una respiración sosegada aporta al organismo tranquilidad y bienestar, una forma adecuada de proporcionar esa situación es realizar respiraciones profundas en lugares libres de contaminación y exhalar el aire lentamente por la boca. La playa, los caminos, las rutas, el campo.
La respiración diafragmática lenta y profunda: con una mano en el pecho, otra en el abdomen y el meñique en el ombligo inspiras notando el aire entrar por la nariz, sintiendo que el abdomen se eleva y el pecho apenas se mueve. Cuando llegues al máximo de tu capacidad, aguardas un par de segundos, espiras por la boca, con la atención puesta en la exhalación y en el abdomen que se desinfla. Lo haces varias veces.
Las personas que sufren estrés o ansiedad pueden tener una respiración rápida y superficial. Este tipo de respiración puede dar lugar a perturbaciones en el organismo y desencadenar crisis de ansiedad.
La Hidroterapia:
También se puede elegir como método de relajación. Se trata de acudir unos tres días por semana a un lugar en el que disfrutar de las bañeras de hidromasaje. Una forma más sencilla, menos sofisticada, pero no por ello desdeñable, es tomar en casa baños relajantes, la temperatura del agua será a unos 37º a la que se añadirán aceites relajantes.
También se puede añadir una fuerte infusión de manzanilla o tila (una media taza de hierbas) para dos tazas de agua hirviendo. Las infusiones se añadirán al agua al empezar a llenarse la bañera, en cambio los aceites, como se evaporan rápidamente, se añadirán al agua en el momento de introducirse en ella.
Por el verano, nada mejor que los baños en la playa sus efectos relajantes y benéficos se notarán inmediatamente.
Y es que la playa cambia nuestro cerebro. En un estudio realizado en 2012 se descubrió que por el solo hecho de pisar la arena nos beneficiamos de los resultados. El color azul del mar y del cielo cambia la frecuencia de nuestras ondas cerebrales y nos provoca un estado de relajación. La brisa marina está cargada de iones negativos (moléculas de oxígeno con un electrón extra). El aire ionizado ya se utiliza para tratar la depresión otoñal. Por último, el sonido repetitivo de las olas rompiendo contra la costa induce al cerebro a un estado de meditación casi sin darnos cuenta.
Los balnearios, para quien le gusten y pueda permitírselo, también son fuente de relajación.
Yoga:
Actividad altamente recomendable que proporciona al cuerpo y a la mente una excepcional dosis de energía y equilibrio. Asistir a clases de yoga puede ser una alternativa para aquellas personas que deseen relajarse y no sean capaces de organizar unos hábitos por su propia cuenta.
Caminar:
Es una de las pautas más recomendadas, apta para todos los públicos, al alcance de cualquiera. Media hora diaria puede prevenir la ansiedad, la depresión o las tensiones cotidianas.
Y hay, relacionado con caminar, los baños de bosque. Técnica que se inició en Japón y que está calando en nuestro mundo. Se trata de caminar por bosques maduros donde una parte de los árboles supere los 100 años. Pero cualquier bosque, incluso un parque frondoso puede ser adecuado.
Es deseable que el bosque no presente pendientes y que ofrezca diversidad de ambientes: claros, sendas, rocas, zonas húmedas. Son adecuadas rutas de 1 o 2 km, por zonas poco transitadas.
Es obvio decir que mover la lengua como indica el Dr. De la Gándara, tiene que ver con “comunicar”, escuchar y ser escuchado, compartir ideas, conversaciones constructivas donde el pensamiento positivo sea el protagonista.
En todo caso, los ejercicios propuestos integran los tres movimientos que nos propone este doctor.
Podemos elegir.