Un día ocurre algo en tu interior. Algo nuevo, desconocido, te inquieta. Es como si todo lo que constituye tu vida dejara de ser lo más importante, lo único, tu máxima aspiración, lo que te llena.
Algo dentro de ti te dice que con eso no basta, algo que te impulsa a hacerte preguntas que nunca te habías hecho, a cuestionarte «verdades», comportamientos, valores, que hasta ese momento ni siquiera te habías preocupado de analizar.
Te da la sensación de que un nuevo «Yo» está naciendo dentro de ti y que ha comenzado una confrontación con tu «yo» de siempre. Tu interior ya nunca más estará tranquilo.
Al menos no durante un largo camino que te conducirá desde la inconsciencia hasta la consciencia.
Tus primeras pruebas, tus primeros exámenes, los vivirás con tu entorno. Estás cambiando. Tus amigos, tus familiares, tus compañeros de trabajo te dirán que estás raro y no aceptarán tu cambio. Tratarán de convencerte de que no te compliques la vida. Te dirán que vas a acabar mal. Algunos se alejarán de ti porque ya no les diviertes, o porque no te entienden, o porque se sentirán «traicionados» por tu actitud, por tus nuevas «preocupaciones».
Tus primeras pruebas, tus primeros exámenes, los vivirás con tu entorno. Estás cambiando. Tus amigos, tus familiares, tus compañeros de trabajo te dirán que estás raro y no aceptarán tu cambio.
Es cuando más dudas vas a tener, cuando más vas a sopesar si merece la pena seguir la voz interna que te grita o silenciarla, si es que puedes, y vivir como antes.
Pero algo se ha movido ya dentro de ti, algo que es muy difícil ignorar.
Decides continuar adelante y entras en un terreno peligroso.
Es algo así como atravesar a pie una zona pantanosa. Existen muchos peligros acechando tus pasos. Tu necesidad de descubrir lo nuevo, de encontrar respuestas a tus preguntas, de colmar tu inquietud, te puede conducir a romper drásticamente con todo y con todos los que hasta ese momento constituyeron tu vida y unirte a quienes consideras que tienen las respuestas. Y ése puede ser tu mayor error.
Tu despertar a otra realidad, a otra dimensión de la existencia, no exige, salvo en casos aislados, rupturas drásticas.
Si ambas realidades convivieron aquí desde siempre… ¿por qué no lo pueden hacer también en ti?
También se comete el error de sobrevalorar a quienes aparecen en tu vida como «maestros», «gurús», «profetas», «videntes», y de considerar que ellos te conducirán por el buen camino.
Pudiera ser, en el mejor de los casos, que alguno te ayudara a ver y recorrer un trozo del camino. Pero, ten cuidado, el verdadero «guía» o «amigo espiritual» te dará siempre con humildad y sin pedirte nada a cambio.
«Por sus actos los conoceréis», decía el Maestro del Amor, Jesús.
También se comete el error de sobrevalorar a quienes aparecen en tu vida como «maestros», «gurús», «profetas», «videntes», y de considerar que ellos te conducirán por el buen camino.
Estás despertando a ti en otra dimensión. Eres tú mismo, sólo que con otra consciencia de la realidad. Y no existe nadie, absolutamente nadie, que pueda recorrer el camino por ti, que pueda resolver tus problemas, que pueda tomar tus decisiones o hacer tus reflexiones.
Acepta la más cruda de las realidades que existen en el despertar… «estás solo».
Ese descubrimiento a veces tarda mucho en aceptarse, pero cuanto antes lo hagas, antes caminarás con paso firme hacia ti mismo, hacia tu verdadero «yo».
Convive, comparte, ama, da y recibe, respeta, pero nunca intentes manipular el camino interno de nadie ni dejes que nadie manipule el tuyo.
Todos somos gotas de agua que salieron del océano y que después de ser nube caímos a tierra en muy diferentes lugares y condiciones. Por tanto, el camino de regreso al océano será también diferente para cada uno.
Un día conocerás a quien tu instinto te dirá que es tu Maestro. Entonces sabrás que tu verdadera unión con él siempre existió y que no es física, sino espiritual.
Él te acompañará una parte del camino y te volverá a dejar solo, pero ya más fortalecido, más sabio, con más experiencia.
El camino tiene muchas etapas, muchas pruebas.
El cansancio será tu peor enemigo. Las dudas serán el incentivo para profundizar más, para poner a prueba tu discernimiento.
Todos somos gotas de agua que salieron del océano y que después de ser nube caímos a tierra en muy diferentes lugares y condiciones. Por tanto, el camino de regreso al océano será también diferente para cada uno.
El Amor será siempre tu base y tu fuente de alimentación, tu recarga energética, porque quien ama también recibe amor.
Has despertado a otra realidad, a otro nivel de existencia que siempre ha existido.
No eres el primero ni serás el último, así que no te sientas especial ni en las victorias ni en las derrotas. Tan solo es el camino y sus circunstancias.
Pero un día, si no te rindes, ocurrirá algo. Un día descubrirás que ya no miras las cosas, la vida, el mundo, de fuera hacia dentro, del exterior al interior, sino que lo miras desde dentro hacia afuera, y verás que todo cambia, porque estás viendo las causas no los efectos, lo que origina, no lo que sucede como consecuencia.
Entonces comprenderás que has llegado a la primera meta de tu viaje. Y, definitivamente, ya no eres tú, sino Tú. Los dos os habéis fundido en Uno.
Has despertado definitivamente.
Descansa un tiempo, aún queda mucho camino. Y lo primero que tendrás que hacer es posicionarte, porque ahora tendrás que aprender a tomar las decisiones correctas, las que te consoliden cada vez más en ese nuevo “lugar”, las que se correspondan con tu nueva visión de la realidad, de lo que es Verdad, por encima de la ilusión de un mundo que, además, está en descomposición, en sus momentos finales.
No eres el primero ni serás el último, así que no te sientas especial ni en las victorias ni en las derrotas. Tan solo es el camino y sus circunstancias.
Buscabas una nueva existencia y tu voz interna, tu verdadero Yo, te condujo hasta ella, pero la adaptación a esa nueva vida, a esa nueva forma de ver las cosas, no es sencilla, porque sigues rodeado de mentira, de ilusión, por todas partes. Además, tienes que acostumbrarte a ser el “bicho raro” para los demás, y eso significa que tendrás que adaptarte a la soledad, que se convertirá en tu mejor amiga, incluso en tu única amiga.
Encontrarás a otros que, como tú, están viviendo lo mismo, pero no te “llenarán” porque cada uno tiene que vivir su proceso, y no hay dos iguales.
Eso te servirá para comprender definitivamente que estás en el buen camino, porque la realidad es que en el mundo que dejaste atrás todos son “clones” de alguien, todos aspiran a ser como funalito o funalita, todos imitan a los supuestos “héroes”, aunque ello suponga perder la auténtica identidad que es lo más valioso que posee cada uno.
No te detengas nunca, pase lo que pase. Convierte cada día en una pequeña montaña que escalar. Vive llenándote de todo lo real que te rodea, porque sabrás diferenciarlo de la mentira, y recuerda que la Luz y el Amor están en todas partes, solo hay que saber mirar, que saber sentir.
Los verdaderos montañeros, los que escalan las montañas más grandes y más peligrosas, saben que para conseguirlo tienen que aceptar el peligro, la dureza, el frío, la soledad e, incluso, el fracaso y la posibilidad de quedarse allí para siempre.
Encontrarás a otros que, como tú, están viviendo lo mismo, pero no te “llenarán” porque cada uno tiene que vivir su proceso, y no hay dos iguales.
Pero también saben que poseen la fuerza, el valor y el conocimiento necesario para conseguir su objetivo.
A pesar de todo, no todos lo consiguen, no todos cumplen su sueño.
Construye tu sueño y llénalo de fuerza, y prepárate para escalar tu montaña interna, porque es lo único, lo que de verdad te unirá a tu verdadero Yo.
Además, ¿no te gustaría conocer lo que se oculta en tu interior? ¿No te gustaría pisar tu “cumbre” personal?
Adelante, confía en ti, tu “guía” te está esperando dentro de ti.
Ánimo, otros antes que tú lo consiguieron.
Fuerza.