A lo largo de la historia de la humanidad han ido apareciendo entre los hombres, diseminados en el tiempo y en el espacio, representantes de una raza especial que son reconocidos como “Los Guerreros”.
Las leyendas nos hablan de ellos, las historias contadas alrededor del fuego los recuerdan con respeto y hablan de sus hazañas, de sus aventuras. Los libros recogen sus vidas y también sus muertes.
En la memoria del planeta destacan como puntos de luz, como chispas de un mismo fuego que nunca se consume y que allí donde se manifiestan convulsionan su entorno, encendiendo las vidas, provocando odios y amores, desafiando la muerte, enfrentándose a los tiranos, a los que hipotecan la libertad, a los que van en contra de la Vida, de la evolución.
Ahora, en nuestro tiempo, siguen entre nosotros. Han cambiado la espada por la pluma, o por la palabra, o por la cámara, pero la luz del rayo les sigue iluminando y la electricidad los acompaña impregnando sus actos y llenando de energía positiva todo lo que tocan.
En la memoria del planeta destacan como puntos de luz, como chispas de un mismo fuego que nunca se consume.
Visten como todos, se mueven como todos, pero destacan porque no temen a nada ni a nadie, porque solo siguen una Ley, porque tienen como bandera la libertad y como territorio el planeta entero.
No distinguen de razas ni de ideologías ni de creencias, para ellos todo es Uno, y los hombres todos hermanos, con los mismos derechos y deberes, con las mismas aspiraciones, con las mismas debilidades y la misma fuerza en su interior.
Los Guerreros de hoy saben que el tiempo es corto ya, que la gran selección está cercana, por eso se afanan en transmitir su fuerza a los que les rodean, en prepararlos mentalmente para el gran cambio.
Por eso luchan contra los que quieren que nada cambie, contra los que creen que el planeta es su feudo y los hombres sus vasallos, contra los que dicen seguir a Dios y en realidad obedecen a su propio egoísmo.
Los Guerreros de hoy saben que el tiempo es corto ya, que la gran selección está cercana.
Los Guerreros de hoy están infiltrados en todos los poderes del planeta, allí donde se tejen las telarañas que atrapan a los hombres y les convierten en esclavos, allí donde se maquinan los planes más sombríos y oscuros que mente humana se pueda imaginar. Y desde allí, arriesgando su vida, tratan de desbaratar los planes, de confundir las estrategias, de avisar de sus efectos a los hombres.
La mayoría pasan desapercibidos, confundidos entre la gente, porque no llevan vistosos colores como antes, ni armaduras brillantes, ni bravos corceles. Pero en su interior llevan el sello de la inmortalidad, la fuerza del rayo, el poder de los Elementos.
Sus mentes conocen el pasado y el futuro, por eso saben de dónde vienen y hacia dónde van.
Saben también cómo fueron creados y quién es su Creador, por eso nada les aparta de su camino, porque saben que están todos juntos, aunque a veces no se vean. Saben que su batalla es la misma y que, en realidad, solo está empezando.
La mayoría pasan desapercibidos, confundidos entre la gente, pero en su interior llevan el sello de la inmortalidad, la fuerza del rayo, el poder de los Elementos.
Por eso no se cansan nunca, porque el tiempo es solo una referencia, una anécdota más.
Si queréis reconocerlos mirar en sus ojos. En ellos veréis dibujada la eternidad, reconoceréis el fuego en su mirada, su luz os llenará, y si sabéis ver podréis reconocer su verdadera identidad.
Si queréis reconocerlos mirar sus actos. En ellos veréis valentía, decisión, serenidad, fortaleza.
Nunca piden nada para sí y, en cambio, lo entregan todo. Se irritan ante las injusticias, ante el egoísmo. Pueden llorar ante la belleza o la pureza. Les gusta la soledad, el silencio.
Son los Guerreros de hoy, pero en realidad, son los eternos, siempre acompañando al hombre, luchando por él, cuidándole y protegiéndole.
Cumplen a la perfección su misión, porque saben que con ello están cuidando la Idea de su Creador.
Si queréis reconocerlos mirar sus actos. En ellos veréis valentía, decisión, serenidad, fortaleza.
Y, en estos tiempos en los que hemos entrado, saben que lo anunciado por los profetas ha llegado. Saben que el “examen general” está ocurriendo, que la humanidad está ante su última definición, y también saben que el Amor será la asignatura principal, porque todos somos hermanos e “hijos de un mismo Padre”. Son palabras de Jesús.
Pero los Guerreros seguirán en su puesto cuidando de todo y de todos, potenciando la Luz por encima de la oscuridad, la Verdad por encima de la mentira, la Vida por encima de la muerte.
Así se comprometieron y así lo harán hasta que el cambio dimensional haya ocurrido, hasta que la división, la separación entre los seguidores de la Luz y de la oscuridad, haya terminado.
Entonces sabrán que su labor, su compromiso, ha terminado. Se retirarán a sus orígenes y se prepararan para la próxima llamada, porque siempre habrá un lugar, un mundo, que necesitará sus “servicios”.
La lucha entre la Luz y la oscuridad es eterna. Solo acaba de empezar.