Más allá de nuestros sentidos, más allá de lo tangible, de lo susceptible de ser medido, pesado, etiquetado, existe un nivel, un estado de conciencia, que funciona con otras normas, otras leyes, otros parámetros. Es el plano de la Razón, de la lógica superior, de lo que Es en sí mismo.
La creación entera, todo cuanto nos rodea y nosotros mismos somos la expresión de una Idea, de un proyecto que nació de una supermente y que se desarrolla progresiva e inevitablemente hacia un fin.
Todo ese proyecto está apoyado en una Ley superior y en unas leyes “menores”, consecuencia de la expresión de la Ley en los planos inferiores de la creación.
La respuesta de la mente humana a la comprensión de esa Ley y a la identificación con ella como modo de vida es lo que entendemos como Razón.
La Razón de nuestra vida, de nuestra existencia, está implícita en la Idea original y en el desarrollo de la misma hacia su cumplimiento final.
La Razón de nuestra vida, de nuestra existencia, está implícita en la Idea original y en el desarrollo de la misma hacia su cumplimiento final.
Somos, por tanto, viajeros en el tiempo y en el espacio que navegamos bien a la deriva bien con nuestras velas hinchadas por el viento que genera el movimiento necesario para que nada se detenga, para que unos ciclos se sucedan a otros, para que nacimiento, vida y muerte, sean tres fases de un ciclo de vida que sucede a otro y que precede al próximo, siempre más completo, más real, más auténtico.
La Razón define la lógica superior de la Vida y predispone al hombre para la comprensión de la Verdad absoluta que es todo y está detrás de todo.
Por el contrario, el razonamiento es la búsqueda incansable de lo incompresible, de lo nunca alcanzable, porque el razonamiento se basa, se apoya, en lo puramente formal, en lo que se puede sopesar, tocar, medir. Y eso es siempre una mera expresión de lo que hay detrás, que es más completo, más abarcante, más absoluto.
¿Cuántas veces queremos expresar una idea, un sentimiento, un proyecto y nos quedamos a medias incapaces de hacerlo?
Lo limitado de la expresión nunca da fe de lo ilimitado de la Idea.
El razonamiento profundiza en lo expresado, mientras que la Razón está detrás de lo que se expresa. La Razón nos une a todos en un nivel donde todos somos Uno, porque somos en esencia la misma Idea, porque participamos del mismo proyecto de un Ser Superior.
Los males de la humanidad derivan del no entendimiento, del egoísmo inherente a la individualidad separatista, de la no comprensión de la Razón que a todos nos une y de la que todos dependemos.
Los males de la humanidad derivan del no entendimiento, del egoísmo inherente a la individualidad separatista, de la no comprensión de la Razón que a todos nos une y de la que todos dependemos.
Cuando dos personas son capaces de dialogar y comunicarse buscando la Razón que hay detrás de todo, de ellos mismos, de sus anhelos, de sus motivaciones, de sus objetivos, entonces descubrirán que es mucho más lo que les une que lo que les separa.
Cuando los objetivos de unos y otros están por encima de sus intereses individuales y buscan el bien común, la Razón que nos une a todos se manifiesta en el entendimiento, en la solidaridad, en el respeto y en la comprensión.
Sólo cuando entran en escena los razonamientos se destapa la esencia del separatismo y surge el conflicto, la controversia.
La Razón nos dice que lo que es bueno para uno lo es para todos.
La Razón se ocupa de las cosas esenciales, de la naturaleza superior del hombre y de sus necesidades.
La Razón nos conecta con los niveles de conciencia donde existe el grupo como un todo y el individuo como parte conectada a ese todo.
La Razón eleva la actividad mental y nos ayuda a recuperar la lógica que existe en lo creado, a conectar con la Ley que nos gobierna a todos y de la que todos dependemos, aunque la ignoremos o la neguemos.
La Razón nos renueva, nos ilumina y nos libera, porque la libertad tiene mucho que ver con desprenderse del laberinto de los razonamientos y sus cadenas, y volar por el mundo de la imaginación, de los sueños, de la mente superior.
Tal vez todos nuestros problemas, los de esta humanidad, dependen de que el hombre comprenda definitivamente que sólo a través de la unidad de todos se podrá vislumbrar la Razón de nuestra existencia, el por qué y para qué de nuestra vida, de nuestro planeta.
Entonces comprobaremos aquello de que “la Verdad os hará libres”.