Las acuarelas de esta asturiana son coloristas, bellas y llenas de energía. La naturaleza, las flores, los árboles, juegan un papel protagonista en su obra y son su fuente de inspiración. A esas ilustraciones se le suman unos sencillos versos que recogen en palabras su sensibilidad, sus sensaciones o la simbología de la propia naturaleza.
La obra de Pilar Fano tiene en su conjunto algo de instantaneidad, recoge pequeños fragmentos de la vida cotidiana para ofrecerlos a todo aquel que quiera disfrutarlos.
-Primero surge la idea de reunir tu obra en un libro que autoeditaste, Acariciando los colores, y para tu sorpresa se agotó en solo quince días. Le siguieron varias exposiciones que colgaron el cartel de ‘vendido’. ¿Te esperabas algo de esto?
-Pues no, me ha sorprendido muy gratamente la respuesta de la gente. No me esperaba nada así. Todo fue surgiendo de manera muy natural, fluida, sin forzar nada. Vivo en Tiñana (Siero), me gusta pasear y pararme cuando me llama la atención una planta, una flor, un árbol, el entorno, la luz, la temperatura. Intento percibir todo lo que ello me produce y cuando llego a casa trato de sintetizar todas aquellas sensaciones a unos pequeños versos, luego surge la acuarela. Como fueron muchas experiencias llegué a reunir abundante material y entonces me surgió la idea del libro.
-¿Habías tenido antes alguna otra experiencia literaria?
-No, era la primera vez. Al principio no tenía claro si sería un libro o un diario, así que empecé haciendo una pequeña maqueta que poco a poco fue tomando forma. Luego encontré a alguien que me escribiera el prólogo y cuando vi todo aquello junto tomé la decisión de autoeditarlo, pero más que nada para tenerlo como recuerdo, para la familia… Pensé, ¿a quién le iba a interesar algo así? Mi mayor sorpresa fue cuando puse el libro en Facebook: lo agoté en quince días. No me lo podía creer.
“Intento percibir de la naturaleza que me rodea, cuando llego a casa sintetizo todas aquellas sensaciones en unos pequeños versos, luego surge la acuarela”
-¿Por qué expresarte a través de haikus?
-Los haikus van mucho a la esencia, a lo cotidiano, a lo natural. Lo haikus puristas son tres versos con una métrica exacta de 5-7-5 y yo no la sigo, por eso no me atrevo mucho a decir que son haikus. Casi prefiero denominarlos pequeños poemas visuales, me dan más libertad para expresarme.
-La acuarela parece un estilo pictórico algo olvidado que tú has conseguido actualizar y dotar de fuerza. ¿Desde cuándo tu afición?
-Lo mío es una vocación un poco tardía. Siempre me gustó pintar, pero no ha sido hasta ahora con el tema del confinamiento, aprovechando que mis hijos son mayores y me dejan más tiempo libre, cuando me he metido de cabeza en ello. Me considero una novata total en este campo que aún estoy explorando.
-Versos cortos, acuarelas de pequeño formato… ¿Crees que detrás de lo pequeño se encuentran las grandes historias?
-Para mí, sí. Valoro más lo pequeño, lo cotidiano, lo natural, me gusta ir a la esencia de las cosas. Estos pequeños versos hablan de las pequeñas cosas, de los detalles. Son contenidos, escritos con un lenguaje sencillo pero que transmite mucho, según me dicen.
-Cuando ves una planta o una flor, ¿qué cosas te despiertan dentro?
-Voy caminando por Tiñana y algo me llama la atención. Suele ser el color, puede ser una planta, un árbol o una flor. Intento percibir todo lo que sucede en ese momento. Si es un atardecer, si hace frío, si escucho de fondo algún pájaro, si tengo sensación de soledad, de frío… Recojo todo eso dentro de mí y cuando llego a casa lo escribo y lo voy reduciendo poco a poco a la mínima expresión. Es una especie de trabajo introspectivo que en el fondo también me ayuda a descubrirme a mí misma.
“Si de verdad nos paráramos a percibir lo que está sucediendo nos daríamos cuenta de que la naturaleza nos está haciendo regalos continuamente”
-¿Cómo explicarías tu obra, tu estilo a alguien que no sepa nada de ti?
-Son obras muy sencillas, naturales y hasta un poco minimalistas. Incluso tienen un toque zen. Me gusta ir a la esencia de las cosas, intento quitar lo superfluo que hay alrededor y al mismo tiempo son obras poco elaboradas para que no pierdan en ningún momento su naturalidad y espontaneidad.
-Tengo entendido que al principio organizaste el libro en base a las cuatro estaciones, pero luego tuviste que reestructurarlo debido al cambio climático. ¿Cómo fue?
-Sí, al principio pensé en distribuirlos en base a las cuatro estaciones, pero resulta que iba caminando y a lo mejor en septiembre encontraba prímulas y decía “¿cómo puede ser si son flores de febrero o marzo?” Como la naturaleza estaba un poco caótica decidí apoyarme mejor en sensaciones: a la primavera le puse “Renacer”, al verano “Sensaciones”, al otoño “Transición” y al invierno “Recogimiento”.
-Después de agotar el libro hiciste dos exposiciones y vendiste todos los cuadros. No está nada mal para ser una “novata”, como dices.
-Pues créeme que tuve que darme un tiempo para reposar todo aquello porque no me lo podía creer. Hago la primera exposición y me llaman para decirme que se está vendiendo todo y que pinte más. Menos mal que llegó el verano y lo aproveché esos meses para pintar y descansar. A la vuelta hice otra edición del libro y monté una nueva exposición en la Sala Manglar de Oviedo. A la gente le gusta, dicen que les relaja ver mis acuarelas, el mensaje, el sosiego. No me preocupa que sea guapo o feo lo que haga, sino que transmita. Si soy capaz de comunicar lo que yo sentí cuando lo hice, me doy por satisfecha.
-¿Podrías compartir alguno de tus haikus favoritos?
-Recuerdo un momento muy especial el verano pasado con la lavanda. Mi experiencia la resumí así: Perfumas mi mano/ cuando te acaricio/ Noche de luna. Tres versos pequeñitos.
La flor no me olvides que pasa casi desapercibida me hizo pensar: Lágrimas en el rostro/ no me olvides/ un instante.
“Mi mayor sorpresa fue cuando puse el libro en Facebook y lo agoté en quince días. No me lo podía creer”
-La poesía tiene la magia de convertir las cosas más sencillas en las más excelsas.
-Con nuestras prisas, nuestros pensamientos, nuestras burbujas, pasamos muchas veces por las cosas cotidianas sin enterarnos. Si de verdad nos paráramos a percibir lo que está sucediendo nos daríamos cuenta de que hay cosas muy bellas, la naturaleza nos está haciendo regalos continuamente. Nos vendría bien dejar de ser tan protagonistas para cederle el puesto a lo que nos rodea.
-¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
-Primero quiero disfrutar este momento. Siempre me gustó la pintura, pero no tuve oportunidad de dedicarme a ello. Di prioridad a mis hijos, la casa y ahora que son mayores y han cambiado las cosas, pues he decidido apostar por esto. Estoy valorando meterme en algún nuevo proyecto, pero aún no sé cuál. Sigo pintando, escribiendo, y una vez que recopile el material veré qué hacer. Además, ahora entramos en el invierno que es momento de “Recogimiento”, aprovecharé para hacer trabajo introspectivo.