La leyenda de San Jorge y el dragón tiene su inicio en el siglo IV. Se dice que nació en Capadocia, en la actual Turquía y que liberó a la princesa Sabra de las fauces de un dragón al que la habían ofrecido en sacrificio en Silene, una ciudad de Libia. Es más que probable que esta leyenda se inspirase en otra más antigua, la del héroe griego Perseo, rescatando a la princesa Andrómeda de un dragón marino, en un lugar muy próximo a dicha ciudad.
El cristianismo aprovechó este mito para mostrar la lucha de su dios contra el mal representado en el dragón. En Asturies este santo fue adaptado como matador de cuélebres o para ahuyentar a las culebras, a fin de cuentas en los Bestiarios medievales el dragón es la serpiente antigua. En Nueva de Llanes la leyenda cuenta que una moza iba a ser sacrificada a un cuélebre como tributo para que no comiese el ganado, pero un hombre a caballo se enfrentó al monstruo y consiguió matarlo de un espadazo en la garganta. El héroe no quiso ningún premio por la hazaña y solamente pidió que el lugar se llamase Valle de San Jorge.
En el conceyu de Allande es costumbre cuando alguien ve una serpiente extremadamente grande decirle «San Jorge t’enfrene», y el ofidio huirá al momento. Otro santo invocado es San Bras, se dice «San Bras vuélvate la llingua p’atrás», pues según la creencia popular las culebras «pican» con la lengua (l’obleru), aunque en realidad, sacan la lengua constantemente para captar las partículas olfativas y no para inocular veneno.