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miércoles 4, diciembre 2024

Lea Poldo. Arte dual

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Lea Poldo se maneja bien en la dualidad. Llama la atención verla sobre un escenario sentada tras un arpa céltica, con un bigote y desgranando historias que salen directamente de su interior. En su arte, la música, la poesía y el teatro se dan la mano para poder expresarse libremente.

Por un lado está Sofía Fernández, quien inicia entre 2013 y 2014 dos proyectos musicales. Ahí toca la batería como instrumento de base y se desenvuelve en el terreno del rock alternativo. Con este primer proyecto ha publicado el álbum The Songs are Inside en 2018 y el EP Soy un Dragón en el 2019. Y por otro lado está Lea Poldo, en el que canta y toca el arpa. Bajo este alter ego, ha publicado hasta la fecha los álbumes Cantos de Corazón, Hígado, Pulmón (2015), Libélula, Luciérnaga, Dragón (2018) y los EPs Canciones para Eno y Sistersongs for Zu (2023).

Dice de sí misma que la música le ayuda a conocerse a un nivel personal. Pero lo que más le ayuda son las lecturas de psicología, cosas escritas por otras personas, los libros de escritura creativa de los ochenta, leer poesía china del siglo VI y también contemporánea, escuchar a Octavio Paz, ver un documental, leer historia, relatos y algunos libros de espiritualidad. “Creo que, como todos ellos están explorando otro territorio, también me lo enseñan a mí”.

-¿Quién es Lea Poldo?
-Es mi alter ego musical y poético que se expresa a través de un arpa céltica y de canciones que hago sólo si tengo este instrumento conmigo. Trabajo primero con un sonido, notas y, en un momento determinado, tiro de eso que estoy tocando y van surgiendo las letras de las canciones y la melodía. Es lo que sale de sentarme al arpa y, tañendo sus cuerdas, van viniendo imágenes, historias, recuerdos de cosas que me han ocurrido. Así se va formando una canción y luego otra y otra.

“Sofía Fernández es la persona y las otras facetas artísticas las expreso a través de Lea Poldo o con otros proyectos que son míos”

-¿Habitan en ti dos mujeres de personalidades diferentes? ¿Por un lado, Lea Poldo y por otro Sofía Fernández?
-Sofía Fernández es la persona y las otras facetas artísticas las expreso a través de Lea Poldo o con otros proyectos míos. Son muchas y muy diversas energías, que no personalidades, pero en términos Junguianos se les llama arquetipos de inconsciente colectivo. Yo trabajo con ellos y son los que más salen en mis sueños, también en mi vida consciente y los que, de alguna manera, tengo más trabajados y definen mi personalidad. Poco a poco voy descubriendo otros que no tengo tan trabajados, pero los voy escuchando, haciéndoles caso y creando canciones con esas energías.

-¿Te encuentras cómoda en esa piel?
-Sí. De alguna manera estoy sacando a la superficie contenido energético, psicológico y emociones que, si no les dedico ese momento ni les presto atención, no me daría ni cuenta de que están ahí haciéndome hacer cosas. Así les doy voz y también transformo. Es la alquimia del poeta: eventos y acontecimientos de tu vida que no son necesariamente agradables o que los percibes como un obstáculo, puedes revisitarlos y hacer de ellos algo más bello o artístico.

“Las vibraciones del sonido del arpa céltica hacen que las emociones se muevan. Por eso es un instrumento que vale también para dormir a bebés, amansar fieras, acompañar a personas que están en paliativos y a la gente que está cambiando de esfera”

-¿Te es fácil transformar las sensaciones en canciones?
-De la forma en que lo hago, sí. Quizá de otra no podría. Yo trabajo con un arpa celta de 32 cuerdas. Es un instrumento muy hueco y tiene mucha resonancia. Por estar tan vacía, cualquier cosa que ocurra tiene bastante potencia y lo que te transmite es muy claro. También tiene un sonido muy líquido, acuático y, sabiendo que el ser humano es un 80% agua, afecta al cuerpo de una manera bastante directa e inmediata. Es un instrumento muy físico. Las vibraciones de su sonido hacen que las emociones se muevan. Por eso es un instrumento que vale también para dormir a bebés, amansar fieras, acompañar a personas que están en paliativos y a la gente que está cambiando de esfera. Es un instrumento que transporta, evoca y uno de los que más capacidad de viaje presenta. Es uno de los más antiguos que existen con lo cual, gracias a él, es fácil conectar con tus emociones.

-¿Te escogió ella a ti?
-Fue mutuo. Cuando era pequeña vi un arpa en el Teatro Campoamor. Mi padre iba allí varias veces al año porque cantaba en un coro e íbamos muchas veces a ver ópera. Cuando la vi por primera vez me quedé maravillada. Recuerdo que era lacada, de color blanco, y que quien la tocaba era una mujer japonesa muy chiquitita, que también iba vestida de blanco. En ese momento yo quise tocar el arpa, pero no pudo ser porque, según me contó mi padre, en Asturias no había este instrumento ni en las escuelas ni el conservatorio. Además, en las orquestas, puede haber una o dos, con lo cual, mi padre, pensando en términos prácticos, no le parecía que esto fuese a tener futuro para mí. Esa idea desapareció de mi niñez y, cuando vivía en Inglaterra me encontré con un arpa en una tienda el día de mi 35 cumpleaños y me la regalé. No encontraba profesor, pero cuando volví a Gijón en el 2012, la que iba a ser mi compañera de piso me llevó al bar La caja de músicos y allí estaba Xuxo tocando el arpa. Le pregunté si me daría unas clases y, aunque al principio me dijo que no, luego aceptó.

“Música, poesía y teatro son tres disciplinas que están entrelazadas, con lo cual utilizo símbolos o metáforas para expresar cosas que no necesariamente quiero desvelar”

-¿Qué música te gusta interpretar?
-La que está muy ligada al mundo de la poesía en la que no hay una barrera clara entre ambas cosas y tampoco con la puesta en escena. Estas tres disciplinas (música, poesía y teatro) están entrelazadas, con lo cual utilizo símbolos o metáforas para expresar cosas que no necesariamente quiero desvelar. Igual que la poesía es abierta y la interpreta quien la lee o la escucha, mi música es igual. Lo dejo todo abierto a la interpretación de quien me escucha, aunque todo cobra más sentido cuando se ve un concierto en directo.

-¿Tu música se percibe de manera diferente si se te ve sobre un escenario o sólo se te escucha?
-Sí, pero una cosa que creo que prevalece que es el juego con los supuestos. Me parecen interesantes y entretenidos porque me ayudan a expresar más puntos de vista y trabajar con más creatividad. Hay un trabajo de lo masculino y lo femenino. Hay canciones en las que utilizo una voz más grave y arquetipos energéticos que se pueden identificar más con lo masculino: el dragón, el rondador nocturno que da las serenatas… Por otro lado, están las energías más femeninas en las que utilizo voces más agudas, dulces, luminosas. Me interesa trabajar todo este espectro. El arpa también me permite pasar de las frecuencias de las cuerdas más graves que son más gruesas a las más agudas, que son las que están más cerca de la persona que toca. Ese recorrido con las octavas también lo trabajo con la voz. Me parece interesante utilizar todos estos registros dependiendo de lo que salga cuando me siento al arpa.

“La mayor parte de las canciones de Lea Poldo están hermanadas. Es el mapa que yo hago para encontrarme y por eso unas son el reflejo de las otras”

Lea Poldo

-¿Cómo es tu proceso creativo?
-Está la intuición y me interesa porque para mí es una sorpresa y estoy en la energía del asombro. Imagínate que hago una canción el 15 de abril. Me siento al arpa, brotan recuerdos, anhelos o cosas que mi cuerpo parece que me pide hacer. Sigo eso y hago una canción en base a esa intuición y esa intimidad con el arpa. Tiene que salir a chorro, yo no pienso antes las letras ni las melodías. Una vez que empiezo, la canción la tengo que terminar en ese momento. Puede que después pasen semanas, la revisite y cambie algunas cosas y ahí es donde entra la parte del cerebro más analítica. Pero quiero que haya esa fidelidad al momento en el que la creé y no manosearla mucho. En mi caso, normalmente una canción es como una consecuencia de la anterior y si, en la fecha que te señalé antes, hice una canción en la que estaba usando unas notas, si sigo en la necesidad de usar esas mismas notas, haré una canción con ellas, pero con un ritmo un poco diferente y saldrá otra letra distinta. Y, cuando pase más tiempo y vuelva, saldrá la tercera canción que es una respuesta a cómo dejé la afinación del arpa, qué exploré en la canción anterior y por dónde me va a llevar ahora.

“Al final hay canciones que se resuelven y esa dualidad no es percibida como dos opuestos que no tienen punto de encuentro, sino como dos partes que se integran y esa esa es la idea por esa necesidad humana de no quedarse con el blanco o el negro porque es muy limitado y muy tenso”

-¿Tus creaciones se pueden entender entonces como una línea continua?
-La mayor parte de las canciones de Lea Poldo están hermanadas. Es el mapa que yo hago para encontrarme y por eso unas son el reflejo de las otras. Estos dos últimos EP que he sacado Sistersongs for Zu, grabado en inglés, y Canciones para Eno, en castellano, están tan íntimamente relacionados que prácticamente en dos canciones la música es la misma, pero estoy cantando a cerca de otra cosa y en otro idioma diferente. Esto, en práctica de escritura, se llama escribir por reflejo. Todas estas cosas no son intencionadas, pero sí hay una pauta que aprendí hace mucho tiempo y que ahora ya es inconsciente que es que, en un momento puedes contar una cosa, pero luego hay otra verdad que también está ahí. Me parece una manera de escribir bastante interesante y orgánica porque refleja cómo son las cosas en la naturaleza. No hay día sin noche, no hay luz sin oscuridad. La realidad siempre es muy amplia y está llena de facetas que se complementan.

-¿Te manejas bien en la dualidad?
-Sí. Al final hay canciones que se resuelven y esa dualidad no es percibida como dos opuestos que no tienen punto de encuentro, sino como dos partes que se integran y eso es por la necesidad humana de no quedarse con el blanco o el negro porque es muy limitado y tenso. A mí es a lo que me conduce la creatividad, así es como me quedo a gusto, haciendo una canción en la que dos cosas que parecen opuestas se encuentran. Si vas un poco más allá, te das cuenta de que todo es más complejo, más rico y lleno de matices.

-¿Qué importancia tiene para ti escuchar?
-Escuchar es el 90% de lo que hago para componer mi música tanto en Lea Poldo como en Fernández. Me interesa mucho esta manera de escribir porque fue la manera que descubrí cuando estaba trabajando artes escénicas. Cuando estás haciendo una creación propia estás trabajando mucho la escucha y la improvisación. Luego, cuando vas a conciertos, te das cuenta de que, en la mayor parte de ellos, lo que están haciendo es en un 90% escuchar y en el 10% restante lo que ya han ensayado, pero se están dejando influir por lo que escuchan. Casi todas las artes son: primero escucha y luego un poquito de acción por tu parte.

“Una de las pautas con las que trabajo dice que si algo te incomoda, te da vergüenza o te resulta un poco farragoso, vete a por ello porque es ahí donde está tu meollo. Llega un momento en que dejas de preocuparte, la aceptas y deja de tener que ver contigo”

Lea Poldo

-¿Te gusta escucharte?
-Sí. La voz es un tema bastante delicado. Al principio, escucharte, da bastante reparo sobre todo si es tu canción. Si son de otro, como tú pintas menos, no importa tanto, pero lo que hacen los artistas con sus trabajos es desnudarse y enseñarle al mundo sus vulnerabilidades. Al principio fue una barrera con la que trabajar y eso que yo ya venía acostumbrada a cantar, pero no solían ser canciones que hubiese escrito. Luego, está otra pauta con la que trabajo que dice que, si algo te incomoda, te da vergüenza o te resulta un poco farragoso, vete a por ello porque es ahí donde está tu meollo. Llega un momento en que dejas de preocuparte, la aceptas y deja de tener que ver contigo. Es una voz que te ha sido dada y no hay más que plantearse.

-¿Te preocupa encajar?
-No. La música es muy variada como todas las artes y a nada que te pongas a investigar, la mayoría de artistas interesantes no encajaron nunca en nada. Si resultan interesantes es porque son algo novedoso que escuchas y tu cerebro te pregunta qué es eso que nunca escuchó antes. Te están contando una historia nueva, estás asombrada y ahí hay algo que te hace volver a escucharlo y aprendes a valorarlo, a ver qué hay de ti en eso. Creo que a la mayor parte de artistas, encajar, es lo último que les interesa. Están más centrados en disfrutar de lo que hacen, de tocar su instrumento, de crear canciones o de tener un lugar donde expresarse artísticamente.

-El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, ¿da sentido a tu vida?
-Sí, pero más que sentido es una necesidad. Las veces que he tenido épocas vitales en las que no estaba tan conectada, aunque no me daba cuenta, mi vida no era tan apetecible. Era más monótona y repetitiva. A veces necesito ir despacio porque si tengo una sobredosis de estímulos, creo que me abrumaría. Hace tiempo que mi casa es un sitio muy silencioso, con la música voy bastante tranquila e intento no sobrecargarme porque cualquier cosa me puede influenciar.

“Creo que a la mayor parte de artistas, encajar, es lo último que les interesa”

-¿La música hay que entenderla libre y sin limitaciones?
-Todo hay que entenderlo así. Nosotros pensamos que capturamos las cosas y no es así. A veces tienes la sensación de que la canción ya está terminada pero todavía tienes que grabarla y ensayarla con otros músicos y cuando acabas parece que queda encerrada en un frasco como los perfumes. Pero, cada vez que lo abres, ese perfume nunca huele igual, así que esa misma canción, cuando la vuelva a tocar, a mí me va a afectar de manera diferente y voy a ir descubriendo cosas que no sabía que estaban ahí. Hay cosas de las que te das cuenta cuando pasa el tiempo.

-Tus dos últimos trabajos, ¿están creados desde momentos personales diferentes?
-En estos proyectos hay músicos que se han ido incorporando y yo les dejo carta blanca para que utilicen los instrumentos que quieran. Una vez que todo surge, ellos me proponen cosas y yo les digo que adelante, es una cosa que no quiero controlar. Lo que sí que ha habido en este último disco y que no hubo anteriormente, ha sido ver qué tal resultaría Lea Poldo con una batería tocada suavito. Esto lo hemos querido para las canciones más recientes ya que, sobre todo en Canciones para Eno, la energía es mucho más alegre que en los discos anteriores; las canciones son más rítmicas, ya me salían un poco más rápidas y letras más picantes puesto que es un poco el colofón al proceso de duelo por el fallecimiento de mi padre. El primer disco son canciones grises y también se ve en la portada y contraportada del disco. En el segundo trabajo ya habían pasado varios años y tiene más tonos dorados, amarillos, hay más luz, llevo el bigote castaño claro, tengo mechas en el pelo, las fotos están tomadas en un prao. Debido al parón que hubo en los años anteriores, las canciones que estoy presentando en el 2023 se originaron en el 19-20 y las que he escrito en el 21 ya son canciones de viejo verde. Ya son picarescas del todo.

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