Ha publicado recientemente su último single “Con los pies en el techo”. Una canción compuesta a medias con su productor Juan Ewan y el cantautor ferrolano Andrés Suárez. Cantante, compositor y multiinstrumentista, Noan acaba de firmar un contrato discográfico con Sony Music Spain. ¿El disco? A su tiempo, pero llegará. De eso no hay duda.
Se le nota feliz. Se ríe mientras habla e hila respuestas con una facilidad de palabra propia de quien ha vivido o ha pensado mucho. Noan lleva mucho tiempo comprometido consigo mismo, con su forma de hacer y entender la música. Tras varios singles en solitario, llegó una colaboración con El Sueño de Morfeo cantando a medias con Raquel del Rosario su éxito Nunca volverá. Escribió De Chill y la grabó con Zzoilo. Con Odio, interpretada al lado de Paula Koops, entró en el Top Viral España llegando casi a las 4.000.000 de escuchas en Spotify. Después de firmar con Sony, publica Me mata(s) y entra en las mejores listas de pop español como Pop con Ñ y consigue más de 1.000.000 de reproducciones en un mes. Su último single Con los pies en el techo, va por el camino de superar todos los récords. El ascenso ha sido meteórico pero el norte siempre ha estado y sigue estando claro. Reconoce que su madre y los colegas de toda la vida son los que le anclan a tierra y le recuerdan que las tonterías y los subidones hay que dejarlos de lado si uno quiere dar pasos sólidos. Firme defensor del trabajo útil, siente que está en su momento, rodeado del equipo que siempre soñó tener y, eso sí, con los pies en el suelo.
-¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la música?
-Empecé tocando la batería cuando era muy pequeño. Con cuatro años ya estaba dándole leches a una batería de Bob Esponja y siempre he sabido que me apasionaba la música. La toqué en un grupo y después, como me gustaba la poesía, comencé a escribir y pensé que estaría bien cantar esas letras que estaba escribiendo así que empecé a aprender a tocar la guitarra de manera autodidacta. Compuse mis propias canciones y me fui a un estudio a maquetarlas. Lo hice y las publiqué siempre con interrogante de saber qué tal iban a resultar. A partir de ahí me escribió un productor de Bilbao que había trabajado con Manuel Carrasco y con gente muy pro y ahí me di cuenta de que, a lo mejor, a la gente le gustaba lo que hacía y de esa manera me empecé a tomar en serio de verdad mi proyecto con la voz y la guitarra. Hasta entonces, yo sabía que me apasionaba la música, pero me veía encaminado en ser batería. De hecho, estuve a punto de entrar a Musikene –Centro Superior de Música del País Vasco– en un grado de jazz de batería. Publiqué cosas con ese productor, hice más maquetas y me vine a Asturias a estudiar psicología. Aquí conocí a mi actual productor –Juan Ewan de El Sueño de Morfeo- que es con quien realmente considero que el proyecto ha tenido una evolución muy bonita.
“Con cuatro años ya estaba dándole leches a una batería de Bob Esponja y siempre he sabido que me apasionaba la música”
-¿La carrera quedó abandonada?
-La fui haciendo como pude mientras seguía con la música y todavía no la he terminado. La verdad es que me queda muy poquito, menos de un año así que debería terminarla. Me estoy peleando con las asignaturas que me quedan y entre viaje y viaje me pongo con ellas. Por suerte, siempre he tenido facilidad para estudiar. Igual me meto unos días antes en el centro de estudios y lo acabo sacando. Como aún encima me gusta y me parece muy interesante, me cuesta menos.
-¿Te complementa a la hora de componer?
-Yo creo que sí porque me enseña vocabulario nuevo y también me da una visión diferente. Estudiar psicología me ha hecho cambiar mi visión sobre la vida y también sobre cómo son las personas. Aprendes a conocerlas más, tanto en sus virtudes como en sus defectos, y eso me ayuda bastante a la hora de escribir letras.
“Estudiar psicología me ha hecho cambiar mi visión sobre la vida y también sobre cómo son las personas”
-Dicen de ti que eres “un artista en desarrollo que dará mucho que hablar”. ¿Son ciertas ambas cosas?
-Que soy un artista en desarrollo estoy plenamente de acuerdo. En cuanto a que daré mucho que hablar, espero que sí. Cuando empecé llegaba a muy poca gente, como a cien oyentes mensuales y estaba feliz. Tener dos mil ya me parecía la leche y ahora que ya tengo más, no sé si es por humildad o por alguna otra cosa, pero tengo más viva la sensación de que todavía tengo mucho trabajo por delante y esta es una sensación que me acompaña siempre. Pensar esto te hace darte cuenta de que no te va todo lo bien que te gustaría, porque quieres más. Por supuesto que estoy en constante desarrollo y evolución y sí creo que voy a dar mucho que hablar, pero esto lo va a decir la gente y no yo.
-De pronto todo se lanza, comienzan los calificativos estratosféricos, crecen los seguidores en redes, las escuchas… ¿qué es lo que te ancla a tierra?
-Mi madre. Después hay personas que siempre han estado ahí, incluso antes de que existiera lo que hay ahora, y son ellos los que me ayudan a no perderme. Muchas veces conoces a gente a raíz del proyecto y nunca sabes hasta qué punto te tratan de una determinada manera porque de verdad les caes bien y les gusta tu música o por otros motivos que desconoces. Creo que lo más bonito es que venga un colega y te diga: “a ver gilipollas, ¿qué estás haciendo?”. Que te bajen el subidón y que tú te des cuenta de que te estás yendo. Creo que hay mucha tontería en el mundo del artisteo en el sentido de que parece que, categóricamente, ser artista es mejor que ser cualquier otra cosa y yo no lo creo.
“En Asturias conocí a mi actual productor –Juan Ewan de El Sueño de Morfeo– que es con quien realmente considero que el proyecto ha tenido una evolución muy bonita”
-¿Y qué dice tu madre ahora de todo esto?
-Siempre ha estado muy orgullosa de mi y eso me motiva, me emociona y me hace seguir adelante. Ve que poco a poco voy dando pasos y está muy contenta. Está todos los días pendiente de las redes sociales. A veces me da un poco de mal rollo porque me tiene súper fichado, pero ¡es así!
-Has firmado con Sony. ¿Es diferente la visión que tenías antes de la que tienes ahora?
-Creo que sí. Es algo que se agradece porque llevo mucho tiempo currando, apostando por mí mismo y cuando llega el momento en el que consigues que apuesten por ti de una manera tan firme, te das cuenta de que vas por buen camino y te lo tomas como un premio.
“Creo que hay mucha tontería en el mundo del artisteo en el sentido de que parece que, categóricamente, ser artista es mejor que ser cualquier otra cosa y yo no lo creo”
-El single que acabas de sacar Con los pies en el techo, lo has compuesto junto a Juan Ewan y Andrés Suárez. ¿Qué aportó cada uno de ellos al tema?
-Confío mucho en la visión que me llega de fuera. Me parece que, a veces, los artistas tienden a la introspección de hacer las cosas solos y muchas veces no es positivo encerrarse. Yo cogí la canción y se la enseñé a Juan y él, con su visión de productor, le dio un cambio a nivel estructural. Después me preguntó qué me parecía si llamábamos a Andrés Suárez por si le apetecía acabar la canción. Se la enseñamos, le gustó y nos fuimos a Moraima, su estudio. Allí, con su mega talento y la soltura que tiene, compusimos las estrofas. Entre sus estrofas, mi estribillo y el puente que hicimos Juan y yo en nuestro estudio, quedó una canción muy redonda.
-¿Cuánto te enriquece a nivel personal y profesional trabajar con personas así?
-Mucho. Son personas a las que admiras y con las que te vas encontrando en el camino. En el caso de Andrés Suárez lo admiro muchísimo y tuve la oportunidad de cantar con él Números cardinales en el Ewan Fest. Fue un momento muy especial porque, dicho desde el respeto más absoluto, sientes que estás de tú a tú con una persona súper talentosa.
“Mi madre siempre ha estado muy orgullosa de mí y eso me motiva, me emociona y me hace seguir adelante”
-Para componer, ¿tiras de cabeza o de corazón?
-De las dos cosas. Sería más fácil decir que de corazón porque queda más poético, pero siempre hace falta cabeza para que la canción tenga una coherencia. También te digo que, muchas veces, yo no distingo entre cabeza y corazón… Es verdad que es más fácil componer desde lo roto porque sale más fácil y más sincero. Sale lo que realmente sientes. Cuando estás alegre, no coges la guitarra para componer y, si lo haces, es para tocar en un concierto canciones que ya te sabes. Cuando la coges, normalmente, es porque necesitas soltar algo.
-¿Qué necesitas para crear?
-Realmente nada o muy poco. Una guitarra y a veces ni eso. Es lo bonito de este oficio. Hay veces que estoy en el coche, me viene una idea para una letra, me pongo a tararearla, no sé ni qué acordes son y cuando llego a casa es cuando la voy encajando más. Lo bonito es que solo necesitas tu voz que, ni tan siquiera tiene que ser buena. Lógicamente, necesitas inspiración, vivir cosas para poder contarlas.
Lo que enciende esta mecha es difícil de explicar porque no es algo material. A veces son simplemente experiencias que vas viviendo que no tienen ni porque ser inmediatas. Pueden ser cosas vividas hace cinco años que de pronto te acuerdas de ellas y sientes la necesidad de contarlas. Puede ser de un familiar, de una expareja, de un amigo que te cuenta una historia que le ha ocurrido y sientes que tú eres el responsable de contarla. En general son cosas que me mueven por dentro. Hay temas que son totalmente banales que no tienen nada bonito que contar y por eso creo que muchas canciones se basan en el amor y el desamor, porque es lo que más nos mueve, por lo menos a mí.
“Es verdad que es más fácil componer desde lo roto porque sale más fácil y más sincero. Sale lo que realmente sientes”
-En lo que llevas de carrera, ¿dirías que has tenido la suerte de poder equivocarte libremente?
-Sí. Me he equivocado todo el rato. Aunque tampoco tiene sentido llamarle equivocación porque la verdad es que, si no lo hubiese hecho, no hubiese llegado a lo que estoy haciendo ahora. Creo que hay que equivocarse doscientas veces. Cuando yo empecé, me fui al estudio y me grabé diez canciones yo solo, sin productor. Toqué el bajo, la guitarra, la batería, hice los coros y considero que yo no era buen bajista, ni tan buen guitarrista como para tocar todas las guitarras de las canciones. Lo hice como bien pude y no las escuchó ni el tato. En ese momento sientes que te has equivocado, piensas que tenías que haber ido con un productor para empezar bien la carrera, pero, al final, me di cuenta de que no era así. Lo importante es empezar. Da igual cómo lo hagas, la cuestión es ir hacia delante.
-¿Qué sabes ahora que desconocías cuando empezaste?
-Diría que ahora he aprendido a ser paciente. Al principio, vi cosas que no funcionaban como a mí me gustaría y en los tiempos que yo quisiera y he aprendido que todo se va dando y hay veces que, lo que en tres meses no avanzas, lo haces en dos días por alguna carambola que ocurre en la vida. No merece la pena estar ansioso por las cosas que te pasan y es mejor quitar esa ansiedad porque, si tiene que ocurrir, ocurrirá. No tiene sentido sentirte así, pero no es fácil. Cuando estás empezando lo que te preocupa es si está funcionando o no, si te escuchan, si le está gustando a la gente… Yo creo que muchos proyectos no se inician por miedo a que a la gente no le guste o incluso porque a ti mismo no te gustas y por un problema de autoestima no lo sacas. Por el contrario, hay personas a las que le importa una mierda que a los demás no les guste lo que hacen. Como ellos se lo creen, comienzan un proyecto que lo ves desde fuera y te parece ridículo, pero confían plenamente en él y, de tanto que se lo creen, tanto la gente como tú mismo se lo acaba creyendo. Cuando te encuentras con alguien así, que es feliz haciendo lo que hace, solo te queda decir: ¡ole él o ella! Si pudiera decirle a mi yo de hace cinco años algo sería: “no te preocupes que, aunque tengan que pasar unos años, todo acabará llegando”. Sería un gran consejo y me ahorraría muchas ansiedades.
“Si pudiera decirle a mi yo de hace cinco años algo sería: ‘no te preocupes que, aunque tengan que pasar unos años, todo acabará llegando’. Sería un gran consejo y me ahorraría muchas ansiedades”
-¿Crees que solo el talento es suficiente para triunfar o hace falta algo más?
-¡Algo más! Conozco a muchas personas muy talentosas que por no haber trabajado no lo consiguieron. El talento creo que es un 20% o un 30% de la ecuación. El tanto por cierto restante sería el trabajo duro y bien encaminado, hay veces que tendemos a trabajar por trabajar y no es efectivo porque no avanzas en tu carrera. Por mucho que te vayas al local de ensayo para ser el guitarrista más virtuoso de toda España, si después no se lo enseñas a nadie o no lo haces de la manera adecuada, no vas a conseguir ese éxito. Creo que parte es trabajar y parte la inteligencia de cómo usar ese trabajo. Después, obviamente, siempre hay un factor de suerte.
-¿Sientes que este es tu momento?
-Sí. Llevamos mucho tiempo currando en esto y parece que este año todo está empezando a florecer de una manera bastante bonita. Se van sintiendo cambios en el apoyo que voy teniendo e igual no es este minuto ni este segundo, pero a mí me gusta decir que estoy en el momento de no retorno. Ya hemos apostado y no podemos mirar para atrás. Solo se puede seguir para adelante o morir.
-¿Sueñas alto?
-Siempre lo he hecho. No sé si es por las pelis americanas que veía cuando era niño o por los ídolos que he tenido, pero sé que si me quiero acercar a eso mínimamente, tengo que soñar alto y trabajar muy duro porque es gente ultra mega talentosa. Puede que tal vez no llegue nunca a donde ellos están, pero por luchar no va a quedar. Realmente con lo que sueño es con vivir de lo que me apasiona de una manera tranquila en el sentido de decir que hago lo que más me gusta y siento que, de verdad, a la gente le gusta. Muchas veces llegan mensajes en los que alguien me dice haber tenido un mal día y que una de mis canciones le ha cambiado. En ese momento me digo: “ya ha merecido la pena”. Estas cosas suponen mucho para mí porque también lo mezclo con el tema de la psicología; el hecho de poder ayudar a las personas de alguna manera, me parece súper bonito. Si a esto le sumo vivir en un sitio en el que pueda seguir haciendo surf, soy feliz.
“Muchas veces llegan mensajes en los que alguien me dice haber tenido un mal día y que una de mis canciones le ha cambiado. En ese momento me digo: ‘ya ha merecido la pena’”
-¿Sigues siendo quien quieres ser?
-Sí y creo que más que nunca. Soy ahora mismo la persona que más he querido ser en toda mi trayectoria porque siempre había soñado con estar en una discográfica, con tener este apoyo a la hora de sacar las canciones, con poder plantearte hacer un disco… Son cosas que pensaba desde pequeñito y el estar ahora en el lugar en el que lo puedo hacer, me hace pensar que es mi lugar y soy quien quiero ser.
-¿Tienes a tu alrededor a la gente y el equipo que quieres tener?
-Totalmente. Me parece que tengo un equipo maravilloso de gente que está involucrada de verdad en el proyecto, que cree en él. Para mí Juan Ewan ha sido como mi hermano mayor o mi padre musical y he aprendido muchísimo de toda su experiencia, su carrera, su talento y no solo a nivel musical sino de la vida, del arte, de la fotografía, de su visión sobre las cosas. Es alguien maravilloso y, que forme parte de mi equipo, es increíble. El grupo que estamos creando con Sony, con toda la gente que me rodea, los colegas que siempre están apoyando… No me puedo quejar de nada.
-¿Hay que aprender a dejarse guiar por quien ya ha recorrido el camino en el que tú estás?
-Totalmente. Creo que va en la línea de lo que te dije antes de la introspección del artista y ese egocentrismo que muchas veces se genera. El hecho de estar rodeado de personas que llevan tanto tiempo en esto te hace dejarte guiar. Yo a Juan lo admiro porque, cuando era pequeño e iba en el coche, escuchaba El Sueño de Morfeo y ahora ¡estoy trabajando con él! Creo que esto me aporta humildad para escuchar lo que me dicen.