Llastres parece un escenario pintado en el mar, tiene todo para encandilar al viajero. Lo mejor es recorrerlo a pie para disfrutar de toda esa belleza. Está considerada la joya del concejo, cuenta con el reconocimiento de Pueblo Ejemplar de Asturias y figura en el top ten de los pueblos más bonitos de España.
Es un pueblo esculpido en la ladera de una montaña por lo que sus calles siguen un particular trazado irregular, que salvando una fuerte pendiente une el casco urbano con el puerto. Así que subir y bajar escaleras, callejear, descubrir la historia de cada rincón se convierte en una experiencia inolvidable.
Es recomendable dejar el coche en la parte más alta del pueblo junto a la Ermita de San Roque, porque desde allí se puede presenciar la primera panorámica de las muchas que va a regalar este itinerario. Una maravillosa vista del pueblo, las playas, la Sierra del Sueve con el famoso mirador del Fitu y hasta los Picos de Europa en un día despejado. Antes de descender por estas calles empedradas, es obligada la visita a la Iglesia de Santa María de Sábada declarada Monumento Histórico Artístico.
Pero aquí los encantos son muchos y están en la calle, en lo que fue el antiguo Barrio de los Balleneros, el de la Fontana, la Atalaya, la Torre del Reloj, en las casas blasonadas que hablan de un pueblo marinero no convencional o en capillas como la del Buen Suceso. Seguimos descendiendo y llegamos hasta el puerto, donde se reúnen un gran número de bares y sidrerías en las que disfrutar de unas buenas raciones de pescado o marisco de la zona.
La imagen del puerto habla de una tradición pesquera que aún hoy continúa. El máximo apogeo de la villa se vivió en el siglo XVII cuando anclaban aquí más de cuarenta embarcaciones de diferente tonelaje. Los marineros llastrinos se dedicaban a la pesca de la ballena, de ahí que Llastres se convirtiera en centro de transacciones comerciales y también en el lugar donde se asentaron diferentes industrias: salazón, escabeche, tonelería. De esta riqueza dan muestra las distintas casas hidalgas que se encuentran repartidas en la villa.
Han sido muchas las cosas que han cambiado desde entonces, pero Llastres nunca ha dado la espalda al mar. Aunque son pocos los marineros que quedan en esta villa, puede presumir de tener una de las más apetitosas lonjas de toda la costa asturiana. Cada día llegan hasta aquí los mejores ejemplares de chopa, rape, centollo, merluza del pincho, pulpo, andaricas o cabracho que luego serán objeto de puja y ofertados en los distintos negocios hosteleros de la villa. Aquí la gastronomía es muy especial y ha sabido mantener el sabor de la tradición. Así que lo mejor es probarla. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo