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domingo 24, noviembre 2024

Grandas de Salime. La huella del recuerdo

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La historia de Grandas de Salime se escribe en sus piedras y a través de sus gentes. El pasado más reciente se ensalza en el Museo Etnográfico, que recrea la vida de los pueblos a través de diversos escenarios.

Para llegar a Grandas de Salime hay que remontar por carretera el río Navia, y en este ascenso se penetra en el corazón de las Sierras de Carondio y Valledor. A un lado, las alturas coronadas intermitentemente de nieve, al otro el gran caudal de agua remansada artificialmente en el embalse de Grandas de Salime. La riqueza natural que hoy es paisaje, antaño era supervivencia, y la abundancia de agua, alimento y otros recursos llevó a la construcción de varios poblados de los que todavía queda constancia. Cerca del pueblo de Xestoselo se encuentran los petroglifos de La Xorenga y también túmulos prehistóricos de más de seis mil años, de lo que se deduce que los habitantes del Neolítico y la Edad de Bronce encontraron en los territorios de la actual Grandas abundancia de riquezas naturales. Con el tiempo el modo de vida se perfeccionó, como se ve en el posterior castro de Chao Samartín, del 800 a.C., altamente romanizado. Sus construcciones y museo adjunto dan idea de cómo discurría la vida y tareas cotidianas de aquellos antepasados.
Tras un gran salto temporal de varios siglos se constata la labor de los habitantes de Grandas que desarrollaron toda su vida en un ambiente rural, a través de la exposición de herramientas, máquinas y utensilios más empleados. Todo ello fielmente expuesto en el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, único en el Principado.

Los visitantes de más edad se emocionan al ver la tienda de ultramarinos, la barbería, la sastrería… Por eso las visitas más entrañables son las que realizan juntos abuelos y nietos.

25 años de etnografía rural

El emblemático Museo Etnográfico se encuentra actualmente en la antigua Casa Rectoral, a partir de la cual se han construido nuevos edificios necesarios para ampliar la colección. En ellos se recuerda el modo de vida rural existente hasta hace unos años, mostrando la capacidad humana de progresar manteniendo el equilibrio con el medio natural. Entrar en el museo es recrear un modo de vida pasado que trae recuerdos a los mayores. Los visitantes de más edad se emocionan al ver la tienda de ultramarinos, la barbería, el dentista, el hospitalillo, la sastrería, la lareira, el molino… Por esa razón, desde el museo afirman que las visitas más entrañables son aquellas que realizan juntos abuelos y nietos, donde preguntas, respuestas y anécdotas se suceden durante el recorrido. El museo viene a transformar en imagen los lejanos recuerdos de los mayores.
Su importancia es tal que desde el pasado año forma parte del ICOM, Centro Internacional de Museos, y además se está ofertando para rodar películas en él, puesto que sus escenarios son magníficos, fieles a su tiempo y de un gran realismo.
En 2011 el Museo Etnográfico de Grandas de Salime celebra su 25 aniversario, para lo cual se creará un anagrama identificativo y se editará un amplio folleto informativo. Francisco Cuesta, director del museo, estima que para 2011 ya esté funcionando el cabazo, la cocina de carbón y la fábrica de gaseosas que se prevé instalar. Posteriormente -aún sin fecha-, la idea es incluir un horno de pan, la trastienda de la tienda de ultramarinos y una nueva unidad dedicada a la medicina popular.
El museo se abrirá también a la participación de los vecinos de Grandas, por lo que en las fiestas se desea organizar cine al aire libre, y se pretende recuperar las tradiciones orales. Este verano las tardes del museo serán alrededor de la lareira, donde se reunirán los vecinos para que cada día una persona mayor cuente las historias y anécdotas que recuerde.
Puesto que este museo no pretende quedarse anclado en el pasado, sino que los pequeños de hoy lo conozcan, Francisco Cuesta quiere aumentar las visitas de escolares. Juego y participación serán las bases sobre las que se desarrollará el paseo. Se jugará al aro, la peonza, las chapas; se les entregarán recortables del Seat 600 y “mariquitas”; y también se jugará al “Tesoro del Museo”, mediante adivinanzas. Se traerá a los niños a realizar actividades, como la elaboración de pan. El grupo escolar seguirá todo el proceso: recoger el grano, llevarlo al molino a moler, amasarlo, meterlo en el horno… Mientras se cuece se visita el museo, y a la vuelta se saca el pan recién hecho por ellos mismos.
El director también está diseñando una exposición itinerante por toda Asturias, que muestre una casa tradicional del Occidente, de modo que motive a conocer la colección completa. El objetivo es crear un museo abierto y de futuro, receptivo a todas las sugerencias. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo

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