La XXII edición del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias volverá a contar con la candidatura conjunta de los tres Bandos llaniscos: La Magdalena, San Roque y la Guía.
Es, sin duda, una buena noticia que sirve además para constatar algunas de las cualidades que mejor definen y caracterizan las respectivas trayectorias de los bandos: la perseverancia y la tenacidad de las que hacen gala en su afán permanente de superación.
Lo he expresado con anterioridad y lo repito ahora: Resulta admirable la labor desarrollada por estos grupos humanos volcados en la defensa, conservación e impulso del patrimonio histórico, cultural y artístico de la Asturias Oriental, a lo largo del tiempo y que las nuevas generaciones han sabido asumir con fidelidad a sus principios y perdurable entusiasmo, preservando y acrecentando el legado cultural recibido.
Los Bandos atesoran una gran capacidad para promover actividades culturales de una rica tradición popular, y lo hacen con un espíritu de comunidad solidaria que los vecinos encarnan, no exenta de una sana rivalidad entre los Bandos, que sin duda, y paradójicamente se ha convertido en un acicate en sí mismo, que contribuye a mantener y preservar costumbres y tradiciones, que sin ese aliciente añadido, desaparecerían.
El impresionante bagaje cultural, social, folclórico… de los Bandos de Llanes no pasa desapercibido, ni deja indiferente a quien tiene el privilegio de conocerlo y sobre todo la oportunidad de vivirlo. De manera individual, pero especialmente de forma conjunta, cuando los tres colectivos se unen, como es el caso, constituyen un inagotable catálogo de méritos para optar con toda dignidad al reconocimiento que supondría recibir tan prestigioso galardón como el que otorga la Fundación Príncipe de Asturias.