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sábado 5, octubre 2024

San Martín del Rey Aurelio. Trío de ases

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San Martín del Rey Aurelio cuenta con varios atractivos. A su entorno natural, en el que se perfilan explotaciones e historias mineras surgidas a lo largo de ciento cincuenta años de historia, se suma una gastronomía de fundamento que tiene tres protagonistas principales: los nabos, las cebollas y los pimientos.

Sotrondio= Nabos
(Del 8 al 11 de noviembre)

Noviembre y diciembre son dos meses muy importantes para San Martín. Los nabos son los primeros en hacer acto de presencia en el calendario festivo gastronómico y sus jornadas gastronómicas están declaradas de Interés Turístico Regional. Las organizan la Sociedad de Festejos San Martín de Tours de Sotrondio y participan varios establecimientos de la zona, ofreciendo menús en los que los nabos son el ingrediente principal. Viajando al pasado nos encontramos con que estas jornadas se están celebrando desde los años setenta y los más mayores de la zona recuerdan que los platos de nabos se preparaban por Santa Lucía y San Martín. Con el paso del tiempo todo fue cambiando y ahora la celebración coincide con la festividad del patrono San Martín de Tours.

Nabos típicos de Sotrondio
Foto: Fusión Asturias

Cada año los hosteleros de la zona cocinan los nabos y los sirven de dos maneras. Hay quien en una fuente pone el compango y por otra parte los nabos con el caldo en una sopera. Otros mezclan todo en una misma fuente poniendo los nabos en la parte de abajo y la carne encima. Tras este primer plato, viene un segundo de callos y para el postre casadielles. A lo largo de las jornadas se calcula que se consuma más de una tonelada de nabos. En este evento se organizan también otros actos festivos como pasacalles, verbenas y entregas de premios.

El Entrego= Cebollas
(Del 29 de noviembre al 2 de diciembre)

Todos los años, coincidiendo con la festividad de San Andrés se celebra en El Entrego la Fiesta de les Cebolles Rellenes. La receta surgió del ingenio de la cocinera Aniceta Fueyo “La Nina”, que en los años cuarenta tuvo que dar de comer a varios sacerdotes en tiempo de Cuaresma. En la receta original, la que han mantenido las abuelas generación tras generación, están rellenas de bonito pero con la llegada de la cocina de vanguardia, ahora mismo se pueden degustar rellenas de verduras, carne y también de marisco.

Cebollas rellenas típicas de El Entrego
Foto: Turismo Asturias. joaquinfanjul.com

Este año se celebrará la 47 edición de estas jornadas que han sido declaradas de Interés Turístico Regional por el Principado de Asturias. En ellas participarán una veintena de bares, sidrerías y restaurantes de la localidad y alrededores que ofrecen un menú que consiste en cebollas rellenas preparadas al estilo tradicional, callos y casadielles de postre. El menú suele incluir bebida y se puede pedir tanto en horario de comida como de cena. El año pasado se estima que se repartieron unas doce mil raciones de cebollas y este año todo parece indicar que la cifra se iguale y tal vez se supere.

Los responsables de la organización de estas jornadas, la Asociación Entrego Activo y la Concejalía de Turismo, ponen en marcha todos los años un concurso en el que existen dos modalidades: para los profesionales de la hostelería y para cocineros no profesionales. Al principio todos los concursantes eran de la zona, pero con el paso del tiempo este certamen fue cogiendo popularidad y ahora participan muchos cocineros llegados desde todos los rincones de Asturias.

Blimea= Pimientos
(Del 6 al 9 de diciembre)

Último mes del año y Blimea celebra uno de sus días grandes: las Jornadas Gastronómicas de los Pimientos Rellenos, que también han sido declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional por el Principado. Desde el año 75 se vienen celebrando estas jornadas en las que participan los hosteleros de la zona que durante esos días servirán un menú a base de pimientos rellenos, callos y frisuelos de postre. Todo ello acompañado de sidra o vino. Todos los comensales que quieran acercarse podrán escoger comer el menú completo o raciones, a gusto del consumidor.

Pimiento relleno típico de Blimea

Estas fiestas están organizadas por la Asociación de Festejos Nuestra Señora de Las Nieves en colaboración con el Ayuntamiento, en conjunto elaboran un amplio y variado programa en el que se incluye deporte, teatro, música y juegos para niños. El año pasado se entregó el Pimiento de Oro a Ernestina Suárez, gerente y pastelera de la Confitería Casa Ulpiano, uno de los locales más antiguos de la localidad. Este año todo parece indicar que Blimea pondrá punto y final una vez más a su año con la celebración de estas jornadas que han sabido ensalzar a uno de los productos estrella de las huertas locales.


Así empezó todo…

Cualquiera en San Martín del Rey Aurelio conoce su historia o por lo menos le suena su nombre. El día que Aniceta Fueyo “La Nina”, inventó las cebollas rellenas seguramente no era consciente de que estaba poniendo la primera piedra de la historia gastronómica de San Martín.

En 1927 abrió en La Laguna, El Entrego una sidrería que muy pronto todo el mundo conoció como “el Bar”, aunque su nombre oficial era el del sitio en el que se ubicó. Los primeros que pusieron en marcha el negocio fueron Alfredo Antuña Montes y su mujer Aniceta Fueyo Zapico, más conocida en la zona como “La Nina”. A ellos los animó Luisa, la madre de Aniceta, que viendo la perspectiva de crecimiento urbanístico que tenía la zona, les dijo que comprasen una finca junto al río y que montasen un negocio. Al principio se decantaron por una mueblería pero después se dieron cuenta de que el verdadero filón estaba en abrir un bar en el que los paisanos se pudiesen reunir, tomar unos culines de sidra o simplemente charlar de sus cosas. Aquellos fueron años en los que Alfredo compatibilizaba su trabajo en la mina como vigilante con servir tras la barra, y en los que “La Nina” preparaba comidas en una pequeñísima cocina a la que se accedía de manera independiente desde la calle.

Aquel pujante negocio de las cuencas sirvió también como vivienda familiar en la que crecieron los tres hijos del matrimonio Fredín, Guillermo y Tino. Como había que sacar adelante a la familia, el edificio albergó además la primera pensión de El Entrego a la que llegaban viajantes a los que “La Nina” les pedía recetas de los sitios que visitaban para poder hacer platos nuevos y seguir aprendiendo e innovando. Pero el carácter emprendedor de “La Laguna” no se quedó aquí: fue el primer sitio de El Entrego en tener teléfono, una de las primeras radios, una de las primeras televisiones y también los que pusieron en marcha el primer servicio de catering que llevaba sus pedidos en un motocarro. Hay quien recuerda que los días en los que había partido la radio se ponía a todo volumen para que los vecinos pudiesen escuchar la retransmisión desde el parque.

Si hay algo por lo que “La Laguna” y sus fundadores han pasado a la historia y todo el mundo los recuerda es por la creación de les cebolles rellenes

Con el tiempo llegaron las tertulias de amigos y las reuniones de Peñas como La Solera o El Espolín. También lo escogieron como sede las primeras peñas sportinguistas y, en un alarde integrador y de buen talante, la del Oviedo. Dicen que los seguidores del Sporting se colocaban al fondo del local, mientras que los del Oviedo lo hacían a la entrada. Fueron años de buenos recuerdos y de mucho trabajo.

Pero si hay algo por lo que este negocio y sus fundadores han pasado a la historia y todo el mundo los recuerda es por la creación de “les cebolles rellenes”. Fue durante la Cuaresma cuando “La Nina” tuvo que poner todo su ingenio al mando. Varios sacerdotes llegaron a La Laguna y se sentaron a la mesa. Ese fue el momento en el que nació esta receta elaborada a base de cebollas y un sofrito con migas de bonito. A partir de ahí otras cocineras como Aurora y Belarmina, del restaurante La Conda, se encargaron también de preparar las cebollas y mantener una tradición que ha llegado hasta nuestros días.

Después de ochenta y dos años de historia y de historias, aquella sidrería pionera en El Entrego cerró sus puertas en el año 2009. Para siempre quedó la impronta de aquella fantástica cocinera que, sin saberlo, marcó el inicio de unas jornadas que hoy dan la vuelta al mundo.

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