Para Antonio Díaz su trabajo es su hobby y poca gente puede decir esto. Comenzó a hacer navajas con su padre en un pequeño taller de Vega de Llan. Hoy enseña a su hijo, la tercera generación, este oficio que ha mejorado en cuanto a materiales y herramientas pero que sigue conservando el alma de lo ancestral.
Él es uno de los pocos artesanos de Taramundi que sigue haciendo todo el proceso de forma artesanal. Como socio de honor del Museo de Albacete, Antonio tiene expuestos en dicho museo los pasos de cómo se hace una navaja de principio a fin.
-¿De dónde proviene la tradición de las navajas de Taramundi?
-Se comenta que, siglos atrás, en Vegadeo, había un grupo de vascos con conocimientos de siderurgia que fueron arrimándose a estos pueblos pequeños del interior y se fueron casando con gente de Taramundi. A pocos kilómetros de aquí, en Pontenova, había unas minas de hierro con unos hornos y una línea de ferrocarril que iba a Ribadeo y esta gente fue aprovechando esa circunstancia. Así fue naciendo el tema de la herrería en Taramundi.
-Cada vez más se tiende a procesos industrializados. ¿Cómo afecta esto a la producción de las navajas artesanas?
-Ahora mismo en Taramundi trabajamos 20 productores de navajas. Que hagamos todo a mano quedamos solamente cinco, los demás trabajan de forma industrial o semi industrial. Tiene que ser de esta manera porque es mucha más la demanda que la oferta que existe. Aquí la gente es honesta a la hora de vender, no te engaña, y es importante que haya las dos cosas para poder servir al visitante. Todos nos llevamos muy bien y si llega la gente y tú no puedes darles lo que buscan los mandas a otro sitio.
Siguiendo la tradición de mi padre el nuestro es un taller de visitas. La gente viene y ve cómo se hacen las cosas, esto vale mucho porque se le otorga valor a las piezas.
-¿Qué materiales se emplean en la elaboración?
-Utilizamos madera de boj porque es muy dura, buena de trabajar y a la vez muy agradecida. También compramos maderas tropicales como el ébano, palo rosa, palo violeta, palo santo, y trabajamos en astas de vaca, corzo y ciervo… En cuanto a la hoja, en el año 90 mi padre fue pionero en utilizar acero inoxidable en los cuchillos y navajas porque venía la gente con algunos oxidados y podridos, así que comenzamos a investigar y a mejorar. Ahora utilizamos un acero superior al normal, con una equivalencia de carbono más alta incluso que el que se oxida.
-¿Hacéis algún modelo que sea exclusivo de vuestro taller?
-Hacemos dos tipos de tijeras: la de esquilar que son tijeras brutas, estrechas en la punta que entran muy bien en la lana y otras más cortas y más anchas, que pesan muy poco y se usan para cortar el pulpo en Galicia, son tijeras «pulpeiras galegas». Esto es exclusivo nuestro junto con dos tipos de navajas. Una es para ir a setas: se trata de una navaja curva que en la parte de atrás lleva un cepillo para limpiar la tierra y que está hecho con crin de caballo de la rapa das bestas. Luego hago otra que la hacía antes Manuel Calvín y es una navaja que lleva en la parte de atrás un tenedor.
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