Aislado, pero rico y diverso. Rural y ganadero. Resguardado de amenazas exteriores, de elementos transformadores de un paisaje natural en estado puro, espectacular, desbordante. Protector de tradiciones milenarias, y desde tiempos pasados lugar de paso obligado para peregrinos: así es la tierra de Tineo.
Ya lo decía el rey Alfonso IX en el siglo XIII cuando exigió a los peregrinos en su tránsito hacia Compostela el paso obligado por el concejo de Tineo: «Que cuantos caminantes vayan a Santiago de Galicia pasen por mi pueblo de Tineo y por Santa María la Real de Obona, sin que osen ni vecinos ni soldados mudarlos de su camino». Seguramente el mandatario real conocía lo que este territorio iba a aportar al caminante: silencio, soledad, belleza y buenas gentes. Y a fecha de hoy todavía sigue recompensando al peregrino que elige el Camino Primitivo, que atraviesa el suroccidente asturiano desde San Salvador de Oviedo.
El pasado año alrededor de 5.400 peregrinos pasaron por el concejo, muchos de los cuales pernoctaron en los dos albergues que ofrece el concejo, en las localidades de Tineo y Borres. Todos pudieron disfrutar de la hospitalidad de los vecinos, que se toman a pecho su papel de anfitriones. Son las ventajas de recorrer un Camino que destaca por su «primitivismo» en comparación con otras rutas más transitadas como la del Camino Francés. Así opina Laureano García Díez, presidente de la Asociación de Amigos del Camino Asturgalaico del Interior: «Mucha gente elige esta ruta por la posibilidad de hacer el Camino en soledad, deleitándose de una naturaleza en estado casi virgen. Además te permite tener una relación directa con la gente de los pueblos, personas que todavía no están quemadas por el paso de muchos peregrinos».
El Camino se despide de La Espina, entra en el concejo por la aldea de La Pereda, y tras recorrer varios kilómetros se adentra en Tineo capital para marchar en dirección a Pola de Allande o como alternativa, por la vía antigua llamada de Los Hospitales.
En su transitar y durante 40 kilómetros atraviesa muchos de los pequeños pueblos que salpican la geografía tinetense; afortunadamente para los peregrinos apenas una cuarta parte del trazado se hace por carretera y está perfectamente señalizado. Esto último hay que agradecérselo a la Asociación, que desde el año 90 se ha empeñado en la conservación y promoción del Camino. «Cuando empezamos, prácticamente no se conocía por dónde iba el Camino, ahora se ha recuperado, y se han restaurado pequeños elementos vinculados con las peregrinaciones, como las fuentes o la ermita que hay en La Pereda».
La Asociación Amigos del Camino Asturgalaico del Interior está compuesta por 102 socios, la mayor parte de los cuales son vecinos de Tineo y concejos cercanos del Suroccidente asturiano. Una parte importante de su actividad reside en la atención al peregrino, tanto a nivel informativo (www.caminotineo.com ) como en la atención directa en los dos albergues municipales que gestiona la asociación. Durante el año, el colectivo desarrolla una labor de promoción del Camino mediante conferencias, concursos fotográficos, exposiciones… además de la edición de la revista «Un alto en el Camino». También, periódicamente, organiza peregrinaciones por diferentes rutas y caminos.
El concejo, el segundo mayor del Principado de Asturias con 540 kilómetros cuadrados, es un extenso territorio-comarca que tiene en sus gentes su mayor valor. Los vecinos están acostumbrados a organizarse y a contrarrestar una sensación de aislamiento que viene de lejos. Aún se sigue esperando por la finalización de la prometida Autovía A-63, que sin duda acercará Tineo al centro de Asturias. A pesar de las dificultades, los tinetenses se caracterizan por un espirítu inquieto y emprendedor, y no renuncian a sus tradiciones ni a su patrimonio; trabajan por lo suyo. Prueba de ello son los dos galardones al Pueblo Ejemplar de Asturias, conseguidos en Tuña en el año 2000 y en Navelgas en el 2003.
Las comunicaciones siguen siendo la cuenta pendiente para un concejo que tiene mucho que ofrecer, con un creciente polígono industrial -el mayor de Occidente-, y una importante cabaña ganadera. A un paisaje excepcional, con un coto de pesca intensiva (El Arenero), hay que sumar una gastronomía con fama de contundente, con productos estrella como los embutidos y con una huerta generosa.
La lista de atractivos de este rincón asturiano es muy larga y en ella hay que incluir muchas de las citas festivas que lo caracterizan. Algunas tienen detrás un fuerte componente cultural e histórico, como la fiesta de la Vaqueirada, declarada de Interés Turístico, que hace referencia al colectivo de arrieros y ganaderos trashumantes, los Vaqueiros de Alzada. El Rally Villa de Tineo, en el primer trimestre del año, la Feria de Muestras en mayo, las Fiestas de San Pedro en junio y el Festival del Pan y las Natas o el Campeonato Nacional de Bateo en julio, son algunos de los muchos momentos elegidos por los tinetenses para celebrar sus cualidades únicas.
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