No se puede hablar de Joaquín Valdés sin hablar de deporte. Desde siempre es su gran pasión y, de alguna manera, lo que ha ido marcando y dirigiendo su trayectoria en la vida. Compitió, se lesionó en numerosas ocasiones, vivió lo que es retirarse de la alta competición, fue entrenador, seleccionador, para finalmente comprender que con todo este bagaje podía seguir vinculado al deporte ayudando a otros a dar su máximo nivel.
Estudió Psicología del Deporte y Magisterio y trabajó como psicólogo deportivo en diversas modalidades hasta entrar a trabajar en el club de su ciudad, el Real Sporting de Gijón. Ahí estaba ejerciendo cuando recibió la llamada de Luis Enrique para pasar a formar parte su cuerpo técnico. Con él trabajó en equipos de fútbol como la AS Roma, el Real Club Celta de Vigo o el Fútbol Club Barcelona hasta la actualidad, que ha asumido el reto de trabajar en la Selección Nacional de Fútbol además de ser uno de los responsables de un servicio online de apoyo psicológico deportivo en el fútbol llamado futboldecabeza.com.
-¿Qué significa para ti el deporte?
-Ha sido y es una parte muy importante para mí y no puedo entender la vida sin el deporte. De una u otra manera, siempre he buscado la forma de estar vinculado a él y me considero un practicante empedernido. A día de hoy me sirve como prescripción psicológica para poder continuar tanto a nivel físico como mental y se lo recomiendo a todo el mundo. Tiene tales beneficios que entiendo que es lo ideal, aunque también es cierto que el deporte es sano, la competición no. Me refiero a los problemas que conlleva a medio y largo plazo. Si miro para atrás volvería a practicarlo y probablemente de la misma forma, pero me ha traído operaciones en los dos hombros, una discopatía cervical, una rotura de ligamento cruzado y una condropatía rotuliana. Por fuera puedo tener un aspecto más o menos sano, pero todo eso está detrás. El deporte es saludable, pero la competición siempre tiene un punto de exigencia añadido que hace que ese celo por continuar haga que le exijas al cuerpo ya no solo por encima de sus capacidades, sino de la situación que puedas estar viviendo en cada momento. Yo tengo dolor de manera continua, no recuerdo nunca haber hecho deporte sin ningún tipo de molestia. Esto te curte psicológicamente.
-¿Cómo fueron tus principios profesionales como psicólogo?
-Existe una relación directa entre mi vida profesional y todo este bagaje de lesiones. Estas me llevaron a conocer a José Antonio de la Fuente, mi médico de siempre que fue el que me operó. Él me presentó a Jesús García Barrero que era el psicólogo del Sporting de Gijón y a través de eso empecé a trabajar en el Club. Ahí se fue forjando lo que ha sido mi vida profesional.
“Hoy en día, en la élite, hay un porcentaje muy alto de deportistas que entienden que el ámbito de la psicología es necesario para poder rendir al máximo nivel”
-Hoy en día la figura del psicólogo está bastante incorporada al deporte de élite. Cuando empezaste a trabajar, ¿se entendía tu labor?
-Aunque cada vez se entiende más, en mis inicios se entendía muy poco. Hemos tenido que soportar alguna reticencia y tirar hacia adelante hasta conseguir que la figura del psicólogo deportivo se normalizase lo máximo posible. Por suerte, hoy en día, en la élite, hay un porcentaje muy alto de deportistas que entienden que el ámbito de la psicología es necesario para poder rendir al máximo nivel. No solo tuvimos que pasar por esta aceptación, sino que también ha habido mucho intrusismo, muchos pseudo entrenadores mentales que han visto un nicho donde meterse.
-¿Qué hace el psicólogo deportivo en un vestuario?
-Lo primero, intentar alejar la idea de la psicología que hubo siempre. Romper la relación que une al psicólogo con la enfermedad mental, porque eso forma parte de lo que es la psicología clínica. Lo segundo, hablar de psicología del deporte, que no trata de solucionar problemas, aunque también lo hace, si no de optimizar el rendimiento. El objetivo del trabajo que realizamos es intentar sacar el mayor rendimiento posible de un individuo sano. Puede que en el momento que deba rendir al máximo, no esté pasando por una situación normal, así que hay que intentar optimizar.
También puede pasar por momentos de lesiones o de bajón anímico en los que nosotros le echamos una mano. Yo siempre hago una comparativa para que los deportistas lo entiendan, les pregunto: “¿qué tal estás físicamente?” Ellos responden que bien con lo cual la siguiente pregunta es: entonces, ¿por qué sigues entrenando y haciendo trabajo físico? Lógicamente lo hacen para mantenerse y seguir mejorando. Pues el trabajo psicológico persigue el mismo objetivo, que estén bien y para ello buscamos herramientas que les ayuden a no decaer. Esta es la forma de intervención que intentamos hacer, entrenar psicológicamente desde un punto de vista que no tiene nada que ver con una problemática. Es muy importante la labor de los entrenadores porque ellos son las personas que más influyen sobre los deportistas y cuando el entrenador cree en este tipo de trabajo, hace que ellos también lo hagan. La realidad es que los jugadores, en el ámbito del fútbol, en el momento que conocen que hay algo que verdaderamente les puede ayudar, están totalmente abiertos a trabajar con ello.
“Lo que intentamos hacer es sacar el mayor rendimiento posible de un individuo sano, entrenar psicológicamente desde un punto de vista que no tiene nada que ver con una problemática”
-¿Es complicado detectar los posibles problemas que puede atravesar un jugador?
-No, porque en seguida se nota si hay un bajón de rendimiento o si mantenerlo le está costando más. Cada persona es un mundo y estas cosas se pueden asociar a diferentes aspectos, en ocasiones un jugador puede estar rindiendo muy bien y de pronto escucha una frase o el entrenador le ha dicho algo que comienza a afectarle psicológicamente, también puede ser un error en un entrenamiento o un partido determinado que le genere un dialogo interno. Puede haber muchos motivos que hagan que un individuo empiece a rendir peor. A veces hay muchos aspectos asociados, cuando uno está físicamente mal, psicológicamente puede encontrarse peor pero también ocurre que estar psicológicamente mal, hace que no rindas, aunque estés bien físicamente. Observar y encontrar dónde está el origen de estas cosas es nuestra función para poder solucionarlas. Una parte muy importante del trabajo del psicólogo es la observación.
-¿Qué es observar y en qué se diferencia de mirar?
-Uno puede mirar y no estar viendo nada, pero observar es un proceso de hacerte preguntas a ti mismo. Cuando observas a un jugador, te fijas en cómo está siendo su interrelación, cómo se comunica, en su estado de ánimo, ves sobre todo su comunicación no verbal. A veces no puedes valorar a una persona por sus gestos o su mirada si no la conoces, pero si la llevas tratando durante un tiempo sabes cuándo está bien y cuándo está mal. Observas cómo reacciona ante las críticas, las observaciones, los compañeros… Todo esto requiere un nivel de atención y concentración continuo, por eso es muy importante para el psicólogo estar en los entrenamientos, los viajes, las concentraciones, porque todo este tipo de situaciones te ayudan a observar y a entender mejor lo que pueda estar pasando.
-La llamada de Luis Enrique, ¿supuso algún cambio en la forma de trabajo?
-Yo me he adaptado a muchos y diferentes entrenadores, a su visión de cómo quieren que trabajes. La principal característica que debe tener un psicólogo deportivo es la capacidad de adaptación a la situación y a las demandas del momento. En muchos equipos el psicólogo pertenece al club y el entrenador del equipo decide si quiere utilizarlo o no. En mi caso trabajé de esa manera en el Sporting, pero a partir de la llamada de Luis Enrique pasé a formar parte de su cuerpo técnico, igual que el preparador físico o que el segundo entrenador. Es una forma diferente de integrar la parcela psicológica porque al final, en el rendimiento, intervienen cuatro factores que son el físico, el técnico, el táctico y el psicológico deportivo.
-¿Es muy diferente el trabajo de un psicólogo deportivo en un club al que desarrolla en la Selección Nacional?
-Si, es muy diferente sobre todo por la frecuencia con la que te encuentras con los jugadores. También porque cuando trabajas en la Selección tienes a una serie de deportistas que son casi como fichajes y todos vienen con una apertura de miras, unas ganas y una disposición muy buenas. En un club a veces tienes jugadores que están encantados y otros que no, porque no están jugando o pueden tener problemas con su renovación por poner un ejemplo. Otra diferencia es la intensidad, hay momentos muy potentes con concentraciones de cara a partidos y otros, entre convocatoria y convocatoria, en los que trabajas con una tranquilidad que no es la que tienes en un club donde compites cada fin de semana. En la Selección estás bajo el ojo del huracán en momentos muy puntuales, pero luego tienes momentos de tranquilidad. Trabajar con tantos jugadores con nivel y calidad, supone hacer un seguimiento continuado, semanal, para llegar a unas decisiones que sean las más adecuadas.
“Todo en la vida podemos enfocarlo como fracaso o como éxito, pero dependiendo del lenguaje que utilicemos va a implicar que vaya en una dirección que ayude o que retrase”
-¿Cómo gestionáis la formación del grupo humano en la Selección?
-A base de mucho trabajo, análisis y seguimiento. El objetivo final es que haya una serie de jugadores que estén dentro de una lista y que todos ellos puedan formar parte de ese bloque que pretendemos formar. A veces depende de cómo van trabajando durante la temporada, en otras ocasiones del estado de forma que tienen en ese momento concreto. De hecho, ahora estamos teniendo bajas por el tema de la pandemia y todo eso hay que tenerlo en cuenta, porque llegado el momento lo más importante es que cuantos más jugadores puedan formar parte de esa selección mejor para nosotros. Bendito problema tener que elegir entre muchos jugadores, cuanta más competencia haya, más subirá el nivel y nadie se va a relajar en ese sentido. El mayor inconveniente es que, en el momento de tomar una decisión, habrá algún jugador que merezca ir pero que no pueda porque solo puedes llevar un número limitado.
-Un “vestuario unido” es expresión muy usada. ¿Qué implica desde tu perspectiva?
-Es básico, porque si no se consigue un vestuario unido es muy difícil lograr un objetivo. A lo largo de la historia podemos ver que siempre que un grupo ha llegado a conseguir unas metas, el buen ambiente, la colaboración y el trabajo en equipo han sido factores principales. Crean una cohesión que es necesaria para que el individuo pueda desprenderse de su propio ego y ponerlo todo al servicio de los demás. Ahí es cuando ves que incluso el que no juega, apoya y está tan involucrado como el que está en el campo. Es fácil ver un equipo unido cuando los resultados van bien, lo difícil es verlo cuando no son tan buenos. Si cuando esto sucede ves una buena base, es cuando piensas que con ese equipo puedes llegar a conseguirlo.
“Cuanto mejor te conoces a ti mismo más fácil va a ser que controles las situaciones”
-Hablas de afrontar la derrota como un reto y saber gestionar la victoria.
-Tanto la euforia como la depresión hay que dejarlas fuera porque como bien se suele decir, ni éramos tan malos antes ni somos tan buenos ahora. En la medida de lo posible hay que mantener el equilibrio y ser conscientes de que si estás haciendo un trabajo en el que crees, este requiere un tiempo y una creencia que hay que llevarla a cabo a base de trabajo, esfuerzo y de luchar contra las adversidades y las críticas. Es muy importante frenar la euforia porque nos puede llevar a creernos lo que no somos. Esta es la labor que debe realizar un líder, que es el que realmente influye en todos los que le siguen. Su objetivo es conseguir que crean en el proyecto y que, a pesar de las adversidades, continúen para adelante con todo, debe ser una persona capaz de influir de forma positiva y hacer ver que en un momento dado perder no es un fracaso. Todo en la vida podemos enfocarlo como fracaso o como éxito, como derrota o victoria, pero dependiendo del lenguaje que utilicemos con nosotros mismos va a significar que vayamos en una dirección que nos ayude o que nos retrase.
-¿Es importante controlar las emociones?
-Muy importante. Al final es buscar el autocontrol a través del autoconocimiento, cuanto mejor te conoces a ti mismo más fácil va a ser que controles las situaciones. Lo que te permite tener un grado alto de autoconfianza es tu nivel de control sobre lo que vives. Muchas veces, cuando a los deportistas no les salen las cosas como quieren, lo atribuyen a causas externas como el terreno de juego o las condiciones meteorológicas. No es que esto no influya, pero al final estás buscando la solución fuera de ti y eso no te va a ayudar. Si busco las soluciones dentro, centrándome en lo que yo puedo hacer para controlar este tipo de situaciones, veré que los cambios que haga pueden mejorar la situación. Si busco las atribuciones fuera no puedo hacer nada para que las cosas cambien, yo no puedo hacer que deje de llover ni que el terreno esté mejor. En la medida en que uno busca qué puede hacer ya está avanzando en el aspecto de tener confianza y de ver las cosas que puede mejorar. Si el culpable lo busco fuera, lo que estoy haciendo es esconder la cabeza bajo tierra. (…)
(La semana que viene publicaremos la segunda parte de la entrevista. ¡No os la perdais!)