Un amigo de siempre, Octavio, me hace llegar unas cuantas fotos de aquella edición primera de la Ruta, una carrera ideada a imagen y semejanza de las de mediados de los años 80 del pasado siglo, tales como la Gijón -Avilés o Gijón- Oviedo y viceversa, aunque también, pero más modestamente la “Santurce a Bilbao” e incluso la de Behobia a San Sebastián. Casi treinta años más tarde, la “Carrera de Hunosa” como era conocida la RUTA de Santa Bárbara, es la única de Asturias que permanece en el tiempo; la esencia de la competición fue unir las dos capitales mineras por excelencia y a fe que se ha logrado.
También era un homenaje a los mineros fallecidos en el trabajo. En aquellos tiempos dejaban su vida en la mina del orden de 30 personas al año, a los que había que sumar los cientos que se iban silenciosamente, sin salud, en hospitales y en aldeas.
Aquel año hacía un frío que se las pelaba y salimos el día anterior a Santa Bárbara del interior de la Plaza del Fondón con tres grados y un tres de diciembre. Corríamos los mismos que organizábamos la carrera y un total de 403 atletas inscritos. Eran tiempos en que una empresa podía patrocinar la carrera y el SOMA, al que estábamos afiliados varios componentes del club, puso todas las de la ley, así como personas y trámites; la meta en el parque Jovellanos de Mieres.
Había poquísimas carreras en Asturias y si tengo que dar una cifra: no pasaban de diez. No había llegado el boom de carreras y corredores, populares (…) Han cambiado muchas cosas y para bien.
Treinta años han hecho cambiar las cosas del atletismo de una manera inusitada y esta carrera, como muchas otras, sufrió sus avatares hasta el año 2012 en que parecía a punto de desaparecer y por el mismo motivo que hacía unos años había desaparecido el club que la inició. Fue entonces cuando la retomamos desde OCHOBRE como organizadores y HUNOSA como patrocinador (nunca fueron organizadores, que sale muy caro), hasta la pasada edición de 2019 en que una “iluminada” en su trabajo sindical tuerce las cosas y el otro sindicato, por no liarla y en connivencia, deciden “sortear” la carrera entre los clubes que quieran presentarse. Consecuencia: nos quedamos sin patrocinador y pudimos salir del paso mal que bien.
Este año 2021 hablaremos con ayuntamientos y si quieren apoyarla en la medida que se apoya a otros eventos, entonces podremos darle un vuelco y ver de revitalizarla, pero eso ya lo veremos; nuestra ilusión permanece intacta, pero dar cabezazos a los muros no es lo nuestro y a estas alturas de la partida menos.
Ganó el gijonés Gumer Silva emparejado, o al esprint, con el berciano Chus Alonso. Como anécdota: bajando por San Tirso hacia Mieres, juntos, hicieron lo que hacen otros muchos: pactar el reparto del premio (escaso) y esprintar al final y el que gane gana, pero…, pero…, iba siguiéndoles en moto un periodista que se percata de la situación y monta un pequeño “pollo” en meta y al día siguiente otro mayor en La Nueva España; tenía poco que hacer y que decir y era (ha fallecido) un buen comunicador deportivo pero, como siempre, a todo quisque le gusta resaltar lo malo o anómalo.
No tengo en mi poder la clasificación, pero dudo de la presencia de más de tres o cuatro mujeres de los más de cuatrocientos inscritos; había poquísimas carreras en Asturias y si tengo que dar una cifra: no pasaban de diez. No había llegado el boom de carreras, y corredores, populares; se participaba gratis -algo impensable actualmente- se entregaba una camiseta de algodón mas cara que las llamadas técnicas de ahora, pocos trofeos y un avituallamiento en el camino y agua en meta; nada de seguros ni médicos ni protección civil, escasos policías en los cruces, etc., etc… han cambiado muchas cosas y para bien.
Treinta y un años más tarde -y con muchos cambios de por medio- algunos permanecemos dándole pasión a esto de las carreras.