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martes 23, abril 2024

En busca del bienestar prometido

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El estado de bienestar es un concepto sociopolítico en el que actualmente estamos inmersos los llamados países del primer mundo. Consiste a grandes rasgos en que el Estado es responsable de asegurar el bienestar de la sociedad en materia de educación, sanidad, servicios sociales, vivienda, etc., repartiendo los recursos de forma equitativa.

Lleva orientando nuestras políticas desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial en torno a 1945 como opción intermedia entre los dos bandos.
Lo que sucede con esto, es que se crea una especie de opción común de lo que significa estar bien. Si te fijas, la propia palabra bienestar lo dice: bien-estar, estar bien. Es la búsqueda de “estar bien”, objetivo el cuál todo ciudadano de a pie fija como meta de vida. Se crea por tanto una necesidad constante para aquellos que no están bien, de estarlo. Y una necesidad también constante de aquellos que están bien, de permanecer estando bien. Y esto a simple vista, me parece que genera una angustiosa sensación de ansiedad.

Es la eterna búsqueda de un estándar social, ya que algo falla en la ecuación. Y es que buscamos donde no hay que buscar.
No digo que no haya que estar bien, digo que no solo hay que estar bien.

Quiero exponer ahora un dato que apoya mi visión, y es que en los mismos países del primer mundo, las tasas de estados mentales patológicos cada vez están subiendo con más intensidad. También están incrementándose el número de enfermedades crónicas, y su edad de manifestación cada vez es más temprana.
Esto verdaderamente me preocupa, ya que lejos de estar cada vez mejor, la realidad es que cada vez nos encontramos en peor calidad de salud, que es el ámbito que me compete.
Sin embargo, si le preguntas a un ciudadano medio por su actual estado de bienestar, te responderá “estoy bien”.
Esto se debe a que sus necesidades básicas de supervivencia están más que cubiertas, es decir, su sitio en la sociedad está asegurado, por lo que no hay cabida para la queja. Si bien esta misma persona puede visitar semanalmente la consulta del facultativo aquejándose de multitud de dolencias.

El bienestar es la eterna búsqueda de un estándar social, ya que algo falla en la ecuación. Y es que buscamos donde no hay que buscar.

Si habíamos quedado en que la salud era una parte importante del mantenimiento del estado de bienestar, y sin embargo la salud es algo que se está perdiendo en la sociedad, ¿qué nos está fallando entonces?

Hemos de darnos cuenta de que, además de tener nuestras necesidades de supervivencia cubiertas, necesitamos algo más para “estar bien”. Y eso más que necesitamos es sentirnos bien. Al mismo ciudadano que le hemos preguntado por su estado actual de bienestar, le deberíamos de haber preguntado cómo se sentía actualmente para descubrir, muy seguramente, que no habría tenido tiempo para pararse a sentir cómo se encontraba.

Si bien en las sociedades occidentales hemos resuelto, a priori, el problema de la supervivencia, estamos suspendiendo en la asignatura de sentirnos bien. Y es que el habitante medio está completamente desconectado de sí mismo, para permanecer completamente conectado a la red. Me refiero a que está completamente desconectado de su cuerpo y su esencia, y completamente conectado a su mente y a la red digital.

Para poner solución a esta problemática, pienso que nuestros esfuerzos como sociedad han de encaminarse hacia un objetivo claro que nos haga sentirnos bien, o incluso a poder dedicar más tiempo para sentirnos. Y ese objetivo no pasa por la búsqueda del estado de bienestar como estamos viendo, sino que pasa por la búsqueda del estado de bienser.

Pero… ¿qué es esto de estado de bienser?
Para entenderlo, vamos de nuevo a lo que literalmente nos sugiere la palabra “bienser”, que es: bien-ser. Por tanto, bienser es un estado en el que nuestro ser íntegramente es bien. Y si ahora nos vamos a un ámbito más social, en el que vivamos en contacto con cientos o miles de personas, hemos de buscar ese bienser en cada uno de los seres humanos que componen dicha sociedad. Y esto es lo que se considera estado de bienser, que no es otra cosa que un concepto sociopolítico en el que el estado es el responsable de asegurar el bien ser de las personas.

Nuestros esfuerzos como sociedad han de encaminarse hacia un objetivo claro que nos haga sentirnos bien, o incluso a poder dedicar más tiempo para sentirnos. Y ese objetivo no pasa por la búsqueda del estado de bienestar como estamos viendo, sino que pasa por la búsqueda del estado de bienser.

He de puntualizar algo aquí, ya que por si no te has dado cuenta, lo que a uno le hace sentirse bien, quizá al otro no. Aquí reside la complejidad de la vida en sociedad, sobre todo una sociedad acostumbrada al juicio de lo que está bien o está mal, como forma de búsqueda del bienestar colectivo.
Esto lo digo, porque una de las mayores fuentes de desequilibrio proviene de juzgar de nosotros mismos, o de otras personas que nos rodean, aquello que no nos gusta. De esta forma funcionamos, separando en nuestra forma de ser lo que está bien o lo que está mal. Ocultando lo que está mal, y mostrando lo que está bien. Y si te estás dando cuenta, estoy hablando de lo que “está”, y no de lo que “es”. Las cosas son o no son, simplemente. Son las concepciones basadas en la búsqueda del bienestar lo que le dan los atributos a nuestros comportamientos como apropiados o no apropiados.
Si nos vamos a basar en la búsqueda del bienser, hemos de aceptar y manifestar lo que somos, y no solamente lo que deberíamos ser.
La manifestación de nuestro ser, que es nuestra forma de estar en el mundo tal cual somos, es lo que deberíamos de entender como bienestar. Y esto requiere un proceso de indagación en el que descubriremos nuestro ego y nuestra sombra como dos aspectos que hemos de integrar para permanecer en equilibrio.
Y ese equilibrio es lo que nos va a encaminar hacia el bienser.

Un estado de bienser es un estado en el que cada individuo es y deja ser a los demás integrantes de la sociedad. Algo que hoy en día nos suena utópico. Aunque, quizá nuestra sociedad les pareciera utópica a los ciudadanos que se encaminaron en 1945 hacia la búsqueda del estado de bienestar.

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2 COMENTARIOS
  1. Muy interesante.yo añadiría q si no existiera la envidia se podría hablar de mayor bienestar pero para no quien la sufre se lo resta ese vicio.eres afortunada si no la conoces en tu vida y yo así te lo deseo.en mi caso fue y es un muy duro.q sigas triunfando por tu trayectoria q veo llegarás no lejos. Isabel Álvarez González (lsa).

    • Hola Isabel.

      La envidia es uno de los muchos resultados del estado de bienestar, en el que nuestro autoconcepto está fundado en lo que tenemos, y no tanto en lo que somos.

      Por ello, defiendo la búsqueda del bienser como camino hacia un futuro más ecuánime.

      Gracias por tus palabras Isabel.

      Un saludo,
      Lorena.

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