Se emociona Cristiano Ronaldo cuando le entregan el Balón de oro y dice la prensa deportiva que ha aparecido su lado humano. No estoy de acuerdo. No comparto eso de hacer a los artistas balompédicos héroes olímpicos, ya casi más que semidioses; por otra parte el portugués señala que su emoción es contagio de la de su madre, normal. Su verdadero rostro humano es el que exhibe cuando afirma aquello de ‘me envidian porque soy guapo y rico’; la soberbia y la codicia son exclusivas del animal bípedo. Cuando se hacían pronósticos acerca de quien se llevaría el premio, la corresponsal de TVE en Lisboa, en una mezcla de desconocimiento deportivo y de traducción literal informó en directo de que Ronaldo aspiraba «a la Bola de oro»; como se la concedieron por segunda vez ya puede comentar que «o mais famouso delanteiro portugués» tiene «as dos bolas d’ouro». Bueno, el más famoso con permiso de Eusebio, un modesto moreno de las colonias que fue ejemplo de elegancia dentro y fuera del campo y se acaba de morir; como Luis Aragonés y como Monchín.
José Ramón Miranda, Monchín para los amigos, era defensa central, de los de trazar en el suelo la raya al delantero. Le recuerdan los aficionados del Caudal y del Langreo. Aunque se jubiló en el Economato tuvo una sidrería, el Descanso, frente al bar Llanes; él era del Madrid y Arturo del Barça, en los enfrentamientos televisados la calle se enteraba del resultado por los voladores que disparaba cada uno para celebrar el gol de sus colores. Otros tiempos. Ahora la muerte de Monchín se conoció por Internet, cosa para mí chocante. «No me queda más que informar de la infeliz noticia…», pero más chocante fue que a continuación me llegara un mensaje de Facebook que decía «Sé el primero en decir que te gusta». ¡Hombre…!
Las necrológicas que miro con más atención son las de ABC, en particular por la cantidad de títulos, condecoraciones y altos cargos que exhiben las esquelas de los finados y las finadas; jamás me imaginé que hubiera tanta cantidad de consejeros, notarios, abogados, ingenieros, tenientescoroneles, capitanesdefragata, duques, marqueses, barones, caballeros y damas en este país. Sin embargo de vez en cuando nos sorprenden sus deudos (aquí, lamentablemente, debo usar lenguaje sexista, sería de mal gusto escribir «y deudas») con algún detalle imaginativo; hace unos meses escribíamos que alguien puso como subtítulo al padre «gran conversador», el 15 de febrero la familia de Don Enrique Izquierdo y Guzmán de Villoria, que en paz descanse, decía en su esquela que fue «abogado y pescador de trucha y salmón».
Es la Candidata dada a emitir mensajes de pésame por la Red; en el último que leí comunicaba que quería hacer partícipe a sus amistades de su sentimiento «desde este aforo«. Se suele llenar hasta la bandera, correcta aunque manida expresión, el aforo del campo del Manzanares, -que vio tardes de gloria de Luis Aragonés-, y más esta temporada, que andan los colchoneros peleando por la Liga contra los supermillonarios; pero Diario de Mallorca, como se ve en la foto adjunta, ha descubierto el secreto del éxito: no es tanto que Simeone haya montado un equipo de gladiadores, sino que juegan contra sí mismos, ¡así cualquiera!
La Candidata, hace ya tiempo, montó en cólera cibernética ante una crítica de este firmante. Ya decía el filósofo griego que «enfermedad sin remedio es la ignorancia, si se junta con la soberbia», y ella ya declaró públicamente en más de una ocasión que «es pobre, pero soberbiosa«. Los pobres no tenemos la culpa de no acceder a la cultura, no quiere el poder que seamos personas leídas, pero debemos tener la humildad de reconocer nuestras deficiencias, porque incluso ir a la Universidad no te garantiza el buen lenguaje; los estudiantes universitarios astures están cabreados porque les cierran las bibliotecas, que ya es el colmo de la estupidez de los gestores. Una señora irresponsable les suelta que cuando estaba abierta la instalación no la visitaban, ¡qué cosas tienen algunas! Bueno, pero a lo que iba, se han encerrado los estudiantes en la biblioteca del campus de Viesques y salen en la prensa exhibiendo una pancarta donde han escrito Viesqes; hasta los que estudian para ingenieros deben saber que se han comido la «u».
Claro que con el ministro que tienen no es de extrañar. Llegan los Goya y no asiste a la ceremonia, como si esconderse de los problemas los solucionara. Estoy en Guipúzcoa unos días de febrero, gracias a amables invitaciones, y leo la sorpresa del profesorado por el informe PISA, esa prueba internacional que mide la eficiencia educativa; el alumnado vasco aparece con los más altos índices mundiales de faltas de asistencia y puntualidad. El Correo Vasco descubre la dolorosa realidad, no es que padres, madres y alumnado euskaldunes sean particularmente indolentes, sino que el gabinete del señor Wert ha copiado y comunicado los datos ¡de Israel!
Desafortunadamente este recuadro tiene demasiados aspirantes; en esta ocasión tenemos que dar el premio a repartir. «Ex aequo», escribían antaño en la clasificación del Tour, y los niños tuvimos que aprender pronto que no era el nombre de un ciclista holandés, sino deportistas clasificados en el mismo tiempo.
Este mes han hecho méritos para salir aquí tantas personas que resulta complicado dejar de citar alguna, aunque lo haremos por problemas de espacio. El tema es la falta de humanidad: el jefe de Coca-Cola, Marcos de Quintos, participa en un foro sobre empleo (paradojas de la vida) y manifiesta su extrañeza de que «se haya armado tanto revuelo sólo por trescientos despidos».
Mucho más grave es el trato a los inmigrantes. Quince muertos en Ceuta, fotos de la Guardia Civil intentando, literalmente, colocar el muerto a Marruecos y el Director General, Don Arsenio Fdez. de Mesa, dice que las ONG deberían preocuparse más de los guardias. En Melilla, donde están imputados por otro hecho similar anterior el jefe de puesto de la Benemérita y el delegado de gobierno, que para colmo se llama Abdelmalik el Arkani (o sea, no es suizo), demuestra su falta de todo el Señor Imbroda. Tenía yo un cierto afecto a este apellido, porque uno de los hermanos fue gran entrenador de baloncesto, apartado de las canchas por un problema de corazón. Sin embargo el otro no debe tener tal víscera porque ante tan grave problema hace un malísimo chiste: «Vamos a quitar la Guardia Civil y vamos a recibirlos con azafatas».