Vivir es caminar hacia un fin. Nacimiento y muerte son el principio y el final de un círculo que al cerrarse da sentido a nuestra existencia. El resto es recorrer el círculo, con todas sus aventuras, sus riesgos, sus experiencias, sus errores y sus aciertos.
El círculo de nuestra vida, al igual que el círculo de cada día y que el círculo de cada año, posee diferentes ciclos o etapas que sirven para que experimentemos diferentes sensaciones y aprendamos diferentes enseñanzas.
Así, la infancia es el amanecer, es la primavera. La juventud es la mañana, es el verano. La madurez es la tarde, es el otoño. Y la vejez es la noche, es el invierno.
Todo uno, todo en equilibrio, todo dentro de todo.
El círculo es la expresión de la creación perfecta.
La célula es circular. El feto adopta forma circular. El planeta es circular. El sol es circular. La creación entera es circular.
El niño y el anciano tienen muchos puntos en común. Son los extremos que se tocan. Son los dos puntos del círculo que se funden en uno solo. Es la vida que vuelve al origen después de recorrer un círculo.
Tal vez por eso los niños siempre “adoran” a sus abuelos. Son sus héroes. Son los que más cercanos están de ellos, los que mejor los comprenden.
El niño y el anciano tienen muchos puntos en común. Son los extremos que se tocan. Son los dos puntos del círculo que se funden en uno solo. Es la vida que vuelve al origen después de recorrer un círculo.
Todo en la creación describe círculos, y esos círculos están todos relacionados, todos conectados, pero independientes, y forman la Espiral de la existencia.
La Espiral es el símbolo máximo de la creación. Es la expresión de la evolución, de los ciclos, de los círculos, de las vidas.
Recorremos la Espiral primero inconscientemente, luego conscientes y, por último, llegamos a identificarnos con la Espiral misma cuando nuestra conciencia es una con todo lo que nos rodea, con todos los seres vivos, con todo lo creado.
La humanidad aún no ha comprendido el misterio de la unidad, la necesidad de la unidad, la inevitabilidad de la unidad.
La Espiral tiene su propia Ley y ésta, como si de un remolino se tratara, nos arrastra hacia el aprendizaje de lo que es útil para todos. Porque lo que es útil para todos también lo es para cada uno, mientras que lo que es útil para uno puede no serlo para todos.
La humanidad aún no ha comprendido el misterio de la unidad, la necesidad de la unidad, la inevitabilidad de la unidad.
La humanidad se debate entre odios, guerras, diferencias, injusticias. Pero todos estamos dentro del círculo planetario y el planeta funciona como un todo unido y cohesionado.
Sólo el hombre puede crear separación, puede desunir. También hacer daño a los demás, daño consciente. Por ello, la liberación de la humanidad depende de la liberación de uno mismo, de cada uno, y no esperar que sean los demás los que solucionen los problemas.
La comprensión del movimiento circular, de la evolución circular, de la perfecta identificación de los círculos dentro de la Espiral de la Vida, nos conduce a una Vida más plena, más completa, más integrada en todo.
Millones de millones de hombres, de vidas, de círculos relacionándose, influyéndose, mezclándose, pero todos independientes, y tan sólo una Ley que los rige a todos, la Ley de la Espiral, de la evolución cíclica en espiral.
Por eso, la historia de este planeta es la de civilizaciones que nacieron, crecieron y desaparecieron. Pero dejaron su legado para que otras civilizaciones continuaran construyendo la evolución del planeta. Y en medio de todo ello el hombre, un ser perfecto que aún no sabe que lo es, un dios en potencia. Un creador constante que aún no sabe crear para todos, que aún no aprovecha toda su capacidad para el conjunto, para el grupo.
La liberación de la humanidad depende de la liberación de uno mismo, de cada uno, y no esperar que sean los demás los que solucionen los problemas.
Cuando el hombre descubra el círculo y sus leyes y conecte con la Espiral y su Ley, entonces habrá comprendido la unidad y su necesidad de los demás será tan grande que todo signo de conflicto desaparecerá.
Mientras, los círculos se abren y se cierran, las vidas surgen y desaparecen, los días se suceden y las estaciones también.
Pero todo es Uno dentro de la Espiral, y para la Espiral sólo es importante el todo y la parte unida al todo.
Quien va en contra de la Ley, quien va en contra de la unidad, quien atenta contra el todo, queda esclavizado, prisionero del mecanismo de autodefensa del todo.
No hay premio ni castigo. Hay Ley.
No hay ni bien ni mal. Hay Ley.
No hay hombres malos ni buenos. Hay ignorantes de la Ley o conocedores de ella.
Cuando el hombre descubra el círculo y sus leyes y conecte con la Espiral y su Ley, entonces habrá comprendido la unidad.
Estamos a punto de cerrar un círculo. Todos tenemos la sensación de que algo se acaba. Es el final de una Era.
Y como premonición del nuevo círculo que se abrirá, de la nueva Era, ya no hay grandes líderes, no hay soluciones globales.
Pero sí hay necesidad de cambio, de paz, de justicia, de unidad, de Amor.
Son las puertas que conducen a la Ley de la Espiral.
Pero no esperemos a que sean otros los que solucionen el problema, porque seguramente que esos otros también esperan a que alguien tenga la solución, la varita mágica, el poder con el que cambiar el mundo.
Pero el poder está, precisamente, en la Unidad de todos, porque el Creador así lo dispuso, porque así lo contempla la Ley.
Recordemos aquello de… “La unidad hace la fuerza”.