A veces el trabajo de campo por la geografía asturiana, depara, a la etnografía, agradables sorpresas. Por ejemplo, en Sarzol, del conceyu de Eilao, se cuenta que los cuervos pasan mucha sed en Agosto, a causa de una maldición de Dios que les dijo: «pasaréis sed en verano», por eso durante el estío graznan desesperados. Hasta aquí el mito asturiano.
La sorpresa viene al hacer mitologías comparadas. El romano Claudio Eliano nos cuenta que los cuervos pasan sed en verano porque les echó una maldición el dios Apolo. El cuervo trabajaba de criado para el dios y éste le mandó traer agua, pero el cuervo se entretuvo en un trigal viendo cómo maduraba el trigo y se olvidó de traer agua, de ahí la maldición. Plinio el Viejo, en el siglo I de nuestra era también recoge la leyenda. Apolo es un dios solar, pero también lo es Lugh, entre los celtas, a él se consagra el cuervo y la ciudad de Lyon en Francia; antiguamente Lugdunum fue fundada allí donde se posó el cuervo. En irlandés antiguo el mes de agosto recibe el nombre de Lunasa, recordemos que en la leyenda asturiana se especifica, en un primer momento, que es en agosto cuando el cuervo pasa sed. Pero aún hay más, en As Mestas (Coaña) se dice que los cuervos son «mouros», es decir oscuros, porque con sus alas avivaban el fuego de la parrilla donde los romanos estaban quemando a San Lorenzo. Se trata de una supuesta leyenda cristiana, porque si nos damos cuenta al sol se le llama Lorenzo, y además, es también Eliano, el que nos cuenta que antiguamente los cuervos eran blancos pero por llevar malas noticias al dios Apolo éste los volvió negros. El cuervo en este caso se limitó a contarle que su amante, la princesa Coronide, le era infiel. Si echamos un vistazo al dios céltico Lugh, vemos que es un vocablo indoeuropeo que viene a significar «blanco, resplandeciente» y también «cuervo». Por último en otra leyenda se cuenta que Rávena en Italia se llama así porque el día de la muerte de San Apolinar (curiosamente parecido a Apolo) acudieron a la ciudad multitud de cuervos, pasando así a llamarse Ravenburg o Rávena (Ciudad de cuervos). §