El 8 de noviembre se celebra el XXIX Festival del Esfoyón y Amagosto en Navelgas, una tranquila aldea del occidente asturiano. Esta hospitalaria comunidad acostumbrada a cuidar de sus tradiciones se esfuerza también en visibilizarlas y lo hace acompañada de mucha folixa. ¿Qué puede salir mal con esta combinación?
Hay varios momentos estelares en el calendario cultural y festivo de esta localidad perteneciente al concejo de Tineo. En verano destacan el Campeonato Internacional de Bateo de Oro y el Día de los Pueblos de Asturias, mientras que, en fechas más frías, en las que se agradece el calor de la lumbre, el Festival del Esfoyón y el Amagosto es el foco de atención de vecinos y visitantes. Esta Fiesta, en la que se recrea la tradicional «esfoyaza» del maíz, viene de lejos, y cumple este año su 29 edición.
El Festival comienza la noche del sábado 8 de noviembre, cuando el barrio de Navelgas de Arriba se transforma para la ocasión retrocediendo en el tiempo. Sus calles aparecen cubiertas de paja e iluminadas por antorchas, y los vecinos y vecinas se reúnen vestidos con ropajes antiguos, emulando lo que se viene haciendo desde hace muchos años en la «esfoyaza». Esta clase de reuniones es bien conocida (aunque ahora en desuso) en la Asturias rural, ya que los vecinos se reunían en una de las casas para deshojar (esfoyar) las hojas del maíz, que una vez desnudo se enristraba y colgaba en paneras, hórreos o en los corredores de las casas. Al tiempo que se trabajaba el maíz corrían los chismes, se contaban leyendas y cuentos, se interpretaban cantares tradicionales o se aprovechaba para cortejar. Todo cabía en este encuentro que constituía una fecha de gran importancia social, y que finalizaba con castañas y otras viandas para los presentes, en agradecimiento por la ayuda prestada.
El Festival, que se celebra el 8 de noviembre, recrea a la perfección tradiciones de antaño como la esfoyaza y visibiliza oficios artesanales que se están perdiendo.
La idea de organizar el Festival en Navelgas surgió de la mano del pintor Manolo Linares que, como gran defensor de su tierra, dedicó parte de su tiempo a recuperar y mantener las festividades y actividades culturales del pueblo. «En este caso, –explica Alba Iglesias, presidenta de la Asociación Cultural El Arbedeiro– su idea era recuperar las típicas del otoño, como el amagosto o la esfoyaza, o sea el arte de quitarle las hojas a las panoyas de maíz para enristrarlas y colgarlas después. Manolo tenía recuerdos muy buenos de aquellas temporadas y quería que esa costumbre no se perdiera, por eso empezamos a recrearla».
Lo que empezó de una manera sencilla se fue enriqueciendo con el paso de las ediciones, pues además del esfoyón y el amagosto, se empezaron a incluir en el programa otro tipo de actividades y oficios artesanales, siempre con el cuño de la autenticidad. «Ahora el Festival ha crecido muchísimo –añade la presidenta– y tenemos también a un madreñero que hace madreñas, a los artesanos que hacen los cestos, a las paisanas que elaboran la manteca, a las que hacen frixuelos y también abrimos un pequeño chigre a la antigua usanza donde se venden licores y otras bebidas».
En Navelgas, la Asociación Cultural El Arbedeiro es la encargada de mantener viva esta tradición que permite retroceder a tiempos anteriores y conocer, entre otras cosas, cómo era una antigua escuela, una oficina de correos de las de antes, un telar, etc. Además, los bajos de las casas, las paneras y las cuadras se transforman en habitáculos para los distintos artesanos, algunos de los cuales realizan demostraciones in situ. «A estos vecinos que llevan toda la vida haciendo este tipo de trabajos artesanales les encanta explicar a la gente en qué consiste su trabajo. Lo único que nos preocupa es llegar a un punto en el que ellos falten y no sepamos coger las riendas de estas actividades tradicionales; los jóvenes deberíamos ponernos pronto a aprenderlas».
«A estos vecinos que llevan toda la vida haciendo este tipo de trabajos artesanales les encanta explicar a la gente en qué consiste su trabajo. Lo único que nos preocupa es llegar a un punto en el que ellos falten»
(Alba IGLESIAS, presidenta de la A.C. El Arbedeiro)
Quien acuda a esta cita festiva podrá probar los típicos frixuelos, las castañas, los bollos preñaos, la manteca recién desnatada, las tortas de maíz… pero también la sidra dulce, el anís de guinda casero, el orujo y otras bebidas con las que combatir el frío. Esta edición anuncia también una demostración de pastoreo con perros.
Además, La Noche Mágica –como también se conoce esta noche– invita a disfrutar de la música y el baile con la participación del Grupo Triskel, el Dúo Juan y Sergio y la Bandina Los Gascones. «La gente está muy animada, en el chigre puedes escuchar unas historias increíbles y Los Gascones, que conocen la fiesta perfectamente, hacen un acompañamiento genial –explica Alba–. En la zona de las castañas están el cura y el fotógrafo, es muy divertido porque nos damos mucho a la comedia, esa noche todos somos un poquito actores y nos soltamos la melena».
El entretenimiento, siempre presente en esta cita, también reserva un hueco para el agradecimiento con la entrega de la Panoya de Oro, distinción que premia personas, empresas, asociaciones o instituciones que han participado en el desarrollo de esta fiesta o que con su apoyo y dedicación, han contribuido activamente al desarrollo de toda la comarca del Cuarto de los Valles en particular y del concejo de Tineo y Asturias en general, haciendo especial hincapié en la recuperación y mantenimiento de las tradiciones del medio rural.
La Panoya de Oro será entregada en esta ocasión al Colegio Público Príncipe Felipe por su participación y colaboración en las actividades culturales y sociales que tienen lugar en Navelgas.
En esta ocasión, el galardón lo recogerá el Colegio Público de Educación Básica Príncipe Felipe de Navelgas por su participación en las actividades culturales y sociales que tienen lugar en la localidad. El momento promete ser emocionante, «será algo muy especial para todos porque el cole hace un trabajo increíble durante todo el año colaborando en todas las fiestas, y son nuestros hijos, será entrañable», añade la también responsable del Museo del Oro de Asturias.
En Navelgas, localidad que en 2003 recibió el Premio Pueblo Ejemplar por su continuado y compartido esfuerzo en la recuperación y mantenimiento de sus tradiciones y recursos naturales, la colaboración está a la orden del día. Los vecinos, tanto jóvenes como mayores, se vuelcan a la hora de arrimar el hombro en cualquier evento. «El pueblo de Navelgas no sabe vivir sin esta colaboración vecinal y cada poco estamos trabajando en algo. En el Campeonato de Bateo habría entre 70 u 80 voluntarios –prácticamente los que hay en el pueblo– trabajando en absolutamente todo, desde la previa hasta luego recoger la instalación una vez finalizadas las actividades. Y esto se puede extrapolar a cualquiera de las actividades que se organizan, tanto el Día del Potaje, como Carnavales, el Día de los Pueblos o La Noche Mágica. Lo que pasa es que en esta última es todavía más bonito, porque engloba a gente de muchas generaciones y todo el mundo te va a enseñar algo».