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martes 3, diciembre 2024

Cruzandos: el Estrecho de Gibraltar a nado

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El pasado 16 de octubre, los dos asturianos Diego Pérez y Javier Gutiérrez, del Club Multideportes Oviedo en La Corredoria, cruzaron el Estrecho de Gibraltar a nado. Cuatro horas y media para realizar una travesía de algo más de quince kilómetros partiendo de Tarifa y llegando a Punta Cires ya en el continente africano.

Hay un factor fundamental que muchos llaman suerte y que se traduce en que el mar este bien, que no azote el viento de Levante, que las corrientes no tiren mucho o que no haya mucha bruma producida por la condensación. Hay otros factores sin los que todo lo anterior no tendría sentido ninguno y son la constancia, el esfuerzo, el sacrificio y la ilusión. Diego Pérez y Javier Gutiérrez saben bastante de esto último. Tres años entrenando con un único objetivo en mente: cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Como ellos mismos dicen, “no siempre apetece salir de trabajar y meterse en la piscina a hacer largos, ni tampoco pasar frío en las aguas del Cantábrico o el Atlántico, pero, pensar en el reto y en llegar a él con la mejor preparación posible hace que todo se diluya y primen las ganas”. Siempre que sus responsabilidades se lo permiten entrenan juntos, de hecho, Diego, además de profesor de natación es el entrenador de Javi. Ambos crearon la web Cruzandos en la que han ido volcando el día a día de su reto. Hablamos con Javier Gutiérrez de lo que ha supuesto esta aventura.

Javier Gutiérrez (izda.) y Diego Pérez, Cruzandos
Javier Gutiérrez (izda.) y Diego Pérez

-¿Cómo se le ocurre a uno la idea de cruzar a nado el Estrecho?
-Toda mi vida fui nadador de piscina, pero, por circunstancias de la vida, lo dejé hasta que hace unos años lo retomé. Empiezas nadando travesías de diez kilómetros y, poco a poco te vas enviciando y quieres hacerlas más largas y, un día hablando con Diego, que también es mi entrenador, decidimos apuntarnos al Estrecho de Gibraltar. Pensamos: ¿por qué no? Si lo hizo una persona, nosotros también podemos. Sólo es confiar y creer en que tú puedes. Esto fue hace tres años; empezamos a hacer travesías, entrenos largos, sobre todo, de mar, y, cuando nos dimos cuenta, teníamos ya el día encima. Llega ese momento, lo haces, lo superas y ahí eres consciente de la cantidad de tiempo que llevas trabajando para conseguirlo. Lo que muchas veces se hace más cuesta arriba es el día a día, entrenar cuando no tienes ganas, cuando estás cansado de trabajar y tienes que ir… Pero la natación es un deporte de resistencia y, como en todo, necesitas preparación, motivación y que te guste lo que haces.

“Pensamos: ¿por qué no? Si lo hizo una persona, nosotros también podemos. Sólo es confiar y creer en que tú puedes”

-¿Quién y cómo se coordina todo el proceso?
-Hay dos asociaciones. Nosotros lo hicimos con la ACNEG, que es la Asociación Cruce a Nado Estrecho de Gibraltar. Ellos se dedican a tramitarte todo porque el cruce implica mucho papeleo y burocracia. Date cuenta que son muchas las embarcaciones que pasan a lo largo del día y necesitas dos barcos, uno para que controle que no haya animales peligrosos que no te dejen nadar y otro con un buen patrón que te sepa guiar, más que nada por el tema de las corrientes. Hay una muy peligrosa que es la Vaciante, y se produce por la condensación de calor junto con una corriente atlántica que es muy fuerte, haciéndolo muy difícil de atravesar.

-¿Cuánto depende del patrón que os guía?
-En la barca va un patrón de la Asociación que tienen más de veinticinco años de experiencia y se conoce el Estrecho como la palma de su mano. La travesía… depende mucho de cómo te vaya guiando y a nosotros nos llevó muy bien. También influye el ritmo de nado que tengas. Si tú te apuntas a un ritmo de tres nudos y medio, no te puede salir de ese tiempo porque, si vas más lento, las corrientes te arrastran. Tienes que hacer paradas técnicas para comer o beber, pero estas no pueden pasar del minuto porque hay que tener en cuenta que una parada de un minuto supone casi quinientos metros que luego tienes que recuperar. Antes de salir, llegas a acuerdos con la gente con la que vas para establecer cada cuánto se hacen esas paradas. Una vez que estás en el agua, nunca puedes tocar la embarcación. En la zodiac hay dos personas y a cada uno nos dan la alimentación o la hidratación que pedimos. Te dan todo con una red y los plásticos tienes que tirarlos dentro sino también te descalifican.

“Durante la travesía tienes que hacer paradas técnicas para comer o beber, pero estas no pueden pasar del minuto porque hay que tener en cuenta que una parada de un minuto supone casi quinientos metros que luego tienes que recuperar”

Javier Gutiérrez y Diego Pérez cruzando el Estrecho de Gibraltar

-¿Cómo se organizan los grupos de cruce?
-Ellos establecen un máximo de cuatro personas. En este caso, Diego y yo, íbamos bastante parejos de ritmo, pero venían dos nadadores más de Madrid a los que no conocíamos mucho y nos tuvimos que ayudar entre los cuatro. En nuestro caso, lo podríamos haber hecho más rápido, pero como te lo organizan ellos, no te puedes salir de ese parámetro y tienes que ir siempre con el grupo.
Te dan a elegir nadar con o sin neopreno. Mi idea inicial era hacerlo sin él, lo que pasa es que al nadar con gente que iba más lenta, me daba miedo pasar frío. Así que tengo en mente volver a hacerlo, pero esta vez quiero hacer el doble cruce nadándolo a mi ritmo y sin neopreno. Quiero sacarme esa espina que se me quedó clavada.

“Tengo en mente volver a hacerlo, pero esta vez quiero hacer el doble cruce nadándolo a mi ritmo y sin neopreno”

-¿Podrías decir que es la travesía más dura que has afrontado?
-Estoy con la Triple Corona de las Illas Atlánticas en Galicia. Quizá son travesías más largas e igual hasta más duras porque en el Atlántico la mar es complicada, pero el Estrecho tiene un morbo especial porque cruzas de Europa a África, es el paso de muchos animales, una vía de migración, hay un montón de tráfico marítimo… ¡Es bonito! Y eso se disfruta.

-¿Qué es lo que te hace mantener la motivación durante tres años?
-Es verdad que la piscina es un deporte bastante solitario, y cuando haces entrenos de cinco, seis o siete mil metros a golpe de largos de veinticinco, se te hace súper largo. Entonces cantas, piensas, mantienes tu mente entretenida, pero, lo que realmente te motiva, si eres una persona tenaz, constante, son los sueños que quieres cumplir. Yo creo que en esta vida hay que ponerse retos e ir a por ellos.

“Tener un compañero que esté contigo, con el que planifiques las cosas, con el que puedas ir al mar o a la piscina a entrenar, ayuda mucho”

Javier Gutiérrez (dcha.) y Diego Pérez, Cruzandos

-Supongo que hacer este proyecto con Diego que también es tu entrenador, sería un apoyo fundamental…
-Por supuesto que sí. Tener un compañero que esté contigo, con el que planifiques las cosas, con el que puedas ir al mar o a la piscina a entrenar, ayuda mucho. Hay veces que, por trabajo, no podemos hacerlo juntos y vamos en solitario, pero, con ganas y si te gusta lo que haces, no te tienes porque aburrir. Me gusta probar mi cuerpo y ver hasta dónde llego y así seguiré siempre.

-¿Es un deporte que cuenta con seguidores en Asturias?
-Nuestro club es pequeño, pero vemos que, cada vez, hay más gente nadando en Asturias. Lo de hacerlo en aguas abiertas llama mucho la atención, y la verdad es hay una cantera muy buena y gente que tiene un curriculum con travesías que no se nombran y que merecen todo el respeto. Lo que pasa es que las competiciones en mar son muy escasas y la organización es bastante nula. Me parece importante que se difundan estas cosas porque también es una forma de darle eco, no sólo al deporte, sino a nuestra tierra, porque tenemos un entorno súper bonito y maravilloso. En este sentido, me gustaría hacer un llamamiento a ayuntamientos o a entidades que lo organicen porque podría ser una forma muy buena de atraer gente a Asturias. Por ejemplo, si vas a Galicia o a Bilbao, es impresionante y tienen una organización espectacular. Más allá del fútbol, hay deportes que son muy meritorios y merece la pena nombrarlos y darlos a conocer.

“Querer hacer más, a mí, me genera motivación. Si lo intentas, lo tienes mucho más fácil que si nunca haces nada. Ahí está la clave”

Javier Gutiérrez en la travesía a nado del Estrecho de Gibraltar -Afrontar este tipo de retos, ¿qué te enseña a título personal?
-Te das cuenta de la fuerza mental que puedes tener. Cuando vas en el barco y ves toda la travesía que tienes por delante, te entran dudas, pero en mi caso, siempre se acaba imponiendo una pregunta: ¿por qué no? Querer hacer más, a mí, me genera motivación. Si lo intentas, lo tienes mucho más fácil que si nunca haces nada. Ahí está la clave.
El nuestro es un deporte que no es sólo físico, también es mental. Necesitas tener la cabeza muy concentrada. En el mar hay mil factores que te afectan. Uno es el miedo y, si te entra, es muy difícil mantener la cabeza centrada; otro es el comer y beber bien durante la travesía y es vital mantener la calma y la positividad porque, cualquier mínimo detalle, te hace perder la cabeza. Ahí es donde tienes que estar fuerte.

-¿Qué es lo que te quita los miedos cuando llegan?
-A mí me centra el llegar al final. Piensas en todo ese tiempo que estás preparando la travesía y no te planteas abandonar. Me centro en el agua y no contemplo nada más. Yo creo que eso es una cosa que tiene que tener clara cualquier persona que quiera hacer un deporte de estas características. No te vale de nada apuntarte en algo y luego no ser constante. Tienes que mantenerlo, entrenar, pero, sobre todo, que te guste. Si estás obligado a hacerlo nunca te vas a poder entregar a tope. Sufrir vas a sufrir y, si te gustan estas cosas, sabes también que la satisfacción es más grande cuando lo consigues. Merece la pena.

-¿Positividad ante todo?
-Cuando tienes negatividad bien en ti o en alguien que está a tu lado, lo notas un montón. Al final, te lo transmiten, así que intentas siempre rodearte de buena gente, de buena energía y eso es lo que funciona en general en la vida. En este aspecto yo soy muy positivo y no me derrumbo fácilmente. La gente, muchas veces, se pone limitaciones que no son reales. Conozco a personas de bastante edad que están nadando y que son verdaderas máquinas. Pillan a un chaval de veinte años y le dan mil vueltas porque la resistencia no tiene que ver con la explosividad. Lo importante es la mentalidad que tengas.

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