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viernes 19, abril 2024

Rosa Narcea, la rosa asturiana que empieza a conquistar el mundo

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Había una vez una científica asturiana que descubrió una rosa antigua en Cangas del Narcea… Este podría ser el principio de un cuento que se está escribiendo ahora mismo en el Valle del Río Cibea. El final feliz podría llegar si, finalmente, la rosa Narcea que descubrió Carmen Martínez se convierte en un recurso aliado del rural asturiano.

Carmen Martínez, investigadora
Carmen Martínez, investigadora del grupo VIOR

¿Una bonita casualidad o un caprichoso giro del destino? La cuestión es que una de las tres rosas antiguas que hay en el mundo lleva el nombre de Narcea por el lugar donde fue encontrada. Los recuerdos de la científica canguesa, Carmen Martínez, fueron decisivos en este hallazgo poco común en el sector de las rosas cultivadas. La labor callada y constante del equipo de investigadores que encabeza en el CSIC demostraron la valía de esta flor que se une ahora a la categoría de rosa antigua que también poseen las variedades Damascena y Centifolia.
Una vez que empiezan a conocerse las posibles propiedades y aplicaciones de la rosa Narcea en el mundo del perfume, la farmacología o la gastronomía, lo siguiente es seguir dando pasos en un proyecto transformador que aspira a combatir activamente el despoblamiento rural. La investigadora del grupo Viticultura, Olivo y Rosa (VIOR), Carmen Martínez, nos cuenta más detalles del mismo.

-¿Qué os llevó a ti y a tu equipo a meteros en el mundo de las rosas cultivadas?
-Como ocurre muchas veces en el mundo de la ciencia, la idea surgió de una casualidad; algo enciende una chispa y surge un proyecto. Yo llevo toda mi vida, 35 años, trabajando en la recuperación de antiguas variedades de vid en Galicia y Asturias y en 2017 fui al Congreso Mundial de la Vid y el Vino que se celebró en Bulgaria, país donde cultivan la rosa Damascena. De camino al Congreso vi un rosal lleno de flores y me acerqué a olerlo, y al hacerlo vino a mi mente un aroma de una rosa de un jardín que había en Carballo, mi aldea, en Cangas del Narcea. Hacía muchísimo tiempo que no olía algo como eso y recordé ese aroma tan intenso. En ese momento no le di mucha importancia pero más adelante empecé a tirar del hilo, empecé a interesarme por cómo era el mundo de la rosa. Conocí que había rosas antiguas y modernas, que en el siglo XIX había más de cien antiguas y que ahora están prácticamente desaparecidas. También que en España no había ninguna rosa antigua descrita y pensé que aquello podía tener interés; así que lo hablé con el resto de integrantes de mi equipo de investigación en el CSIC.

“De camino a un Congreso en Bulgaria vi un rosal lleno de flores y me acerqué a olerlo, al hacerlo vino a mi mente un aroma de una rosa de un jardín que había en Carballo, mi aldea en Cangas del Narcea”

-Una vez en marcha ¿qué pasos tuvisteis que dar?
-Profundizamos en ello, todo con la máxima discreción. Me fui poniendo en contacto con otros investigadores, hicimos la descripción de la rosa, estudiamos su ADN y lo mandamos a unos compañeros italianos que tienen una colección de rosas cultivadas antiguas del mundo y, efectivamente, comprobamos que era única, distinta a todas las descritas hasta el momento y antigua. A partir de ahí, hicimos una selección y distintos estudios sobre su composición en aceites esenciales y otros compuestos. Cuando vi que los datos científicos avalaban mi primera sospecha se lo fui a contar a la Academia del Perfume. Al principio me miraron como diciendo ¿qué nos viene a contar?, pero luego les pareció muy interesante y se implicaron. Ahora la rosa está protegida a nivel internacional, tenemos su perfil de ADN y la podemos reconocer en cualquier lugar del mundo: es nuestra rosa, la rosa Narcea. Y podría ser la primera rosa española con aplicación en la industria del perfume y la tercera del mundo.

-¿Qué antigüedad podría tener la rosa Narcea?
-Tenemos documentación que indica que podría estar allí desde antes de 1832. Nosotros, a partir de un único ejemplar que quedaba en ese jardín privado de Asturias, la seleccionamos, hicimos un estudio de descripción y la hemos protegido, que es lo que le da valor en la industria del perfume, en la industria alimentaria e incluso en la farmacológica.

“En el siglo XIX había más de cien rosas antiguas y ahora están prácticamente desaparecidas”

-Todo esto suena a un considerable trabajo de investigación.
-Sí, es un trabajo enorme pero hemos ido paso a paso. En muchos momentos parecía que ya no se podía hacer más pero luego se abría una esperanza y seguíamos dando pasos, aunque a veces sin pensar que íbamos a llegar tan lejos. A medida que profundizábamos, más interés le veíamos al proyecto. Todos los resultados que iban saliendo apoyaban nuestra hipótesis y nos iban diciendo que, efectivamente, era algo especial y único.

-¿Qué perspectivas abre el cultivo de una rosa antigua en el suroccidente?
-Dentro del CSIC, yo coordino la plataforma ALCINDER (Alternativas Científicas Interdisciplinares contra el Despoblamiento Rural). Trabajamos en un área geográfica que incluye el sureste de Galicia, el suroccidente asturiano y el noroeste de Castilla León, zonas muy castigadas por la despoblación, antiguas zonas mineras que ahora no disponen de muchos recursos, y enseguida vimos que las rosas se podrían explotar como un recurso agrario en el lugar del que es originaria, en el Valle del Río Cibea. Hay que hacerlo de la mano de los agricultores y los propietarios locales para, entre todos, ofrecer una alternativa distinta, rentable y aprovechar este recurso que hemos tenido la suerte de encontrar, estudiar y seleccionar. Le vemos mucho futuro y, de hecho, ya estamos intentándolo de la mano de mucha gente y con mucha ilusión.

“La rosa está protegida a nivel internacional, tenemos su perfil de ADN y la podemos reconocer en cualquier lugar del mundo: es nuestra rosa, la rosa Narcea”

Científicos socios tecnológicos de la spin-off canguesa. De izda. a dcha.: Pilar Gago, Susana Boso, Carmen Martínez y José Luis Santiago
Científicos socios tecnológicos de la spin-off canguesa. De izda. a dcha.: Pilar Gago, Susana Boso, Carmen Martínez y José Luis Santiago.

-¿Cómo continúa ahora el proyecto? ¿Dónde se van a cultivar las rosas?
-Los cuatro científicos que estamos en el proyecto hemos creado una spin-off, una empresa de base tecnológica del CSIC. Esta es una posibilidad que contempla la legislación y la normativa española para ayudar a que los resultados de investigaciones no se queden en un artículo científico y puedan salir al sector productivo. Los científicos solo podemos tener un máximo de un 10% en esa sociedad, pero tenemos otros socios del ámbito del perfume y las finanzas para ayudar a poner en marcha esta empresa. Hemos desarrollado un sistema de cultivo especial, hemos estudiado cómo tratar la rosa y cómo recolectarla; será un cultivo en espaldera y lo vamos a hacer con propietarios de la zona. Abriremos pronto una lista para que todo el que quiera cultivarla en el Valle pueda hacerlo y luego se le compraría la producción de flores. Contamos con el apoyo del Ayuntamiento y hace poco el consejero de Investigación, Borja Sánchez, visitó las parcelas de experimentación. Este es un proyecto grande, bastante audaz y atrevido, y necesitamos el apoyo de todos.

“Abriremos pronto una lista para que todo el que quiera cultivarla en el Valle del Río Cibea pueda hacerlo y luego se le compraría la producción de flores”

-¿Podría ocurrir en un futuro que a Cangas, igual que ocurre con su vino, se la conozca por sus rosas?
-Sí, además su cultivo es compatible con el del vino. Donde se da bien la viña no es el sitio más adecuado para las rosas, y al revés. A estas flores les gusta el fondo de valle con terrenos muy profundos, con cierta humedad y en los que tampoco les dé demasiado sol, así que es perfectamente compatible con el viñedo. Además, las labores del manejo se complementan perfectamente de tal forma que hasta el mismo personal podría dedicarse a ambas cosas. En principio se cultivará en el Valle del Río Cibea y ya hay varios propietarios que nos han llamado, y que quieren apuntarse porque tienen terrenos que no dedican a nada.
A nosotros nos parece importante cultivarla en exclusiva en Asturias, porque es algo que ha surgido de nosotros y nos parece importante diversificar y que no todo el mundo esté haciendo lo mismo.

-¿Se necesita la implicación de la población local para que el proyecto llegue a buen puerto?
-Claro, porque para obtener un litro de aceite esencial se necesitan 3 toneladas de rosas y hace falta una cierta superficie. Hemos calculado que con 50 hectáreas ya sería muy rentable, y habría que procesarlas in situ porque las rosas no pueden viajar, hay que recolectarlas en el mes de mayo de noche o de madrugada y procesarlas inmediatamente. Con los ensayos que hemos hecho vemos que se deterioran según van pasando las horas y casi los minutos desde que se corta hasta que se obtienen el aceite y los distintos extractos. Con lo cual, al igual que hacen en Bulgaria con la Damascena o en Grasse con la rosa Centifolia, hay que procesarla in situ e inmediatamente, lo cual es una ventaja para la zona.

“Para obtener un litro de aceite esencial se necesitan tres toneladas de rosas y hace falta una cierta superficie, hemos calculado que con 50 hectáreas ya sería muy rentable”

-¿Qué tipo de propiedades y beneficios ofrece la rosa Narcea?
-Muchísimos, empezando por la industria del perfume porque como es distinta a las otras dos rosas antiguas aporta un aroma a rosa diferente. También sabemos que es rica en compuestos polifenólicos de interés en temas relacionados con la salud, de hecho, hay mucha bibliografía al respecto sobre el efecto anti bacteriano de los aceites esenciales y también de los extractos ricos en polifenoles.
Incluso es interesante para temas gastronómicos, hemos hecho algún ensayo y conseguimos mermeladas, jaleas… que además de estar muy bien tienen un color precioso.

-Es pronto todavía, pero al igual que la gente va a ver la floración de los cerezos en el Valle del Jerte, ¿podría ocurrir lo mismo con las rosas de Cangas en el mes de mayo?
-Sí, perfectamente podría ser. De hecho, nosotros ya tenemos tres parcelas experimentales que hemos puesto a distintas altitudes para ver si hay decalaje en la floración y ver cómo varía la concentración de compuestos de interés en función de la altitud y mucha gente que nos ve allí se acerca a mirar. Todo el mundo dice ‘qué bien si esto llegase a estar lleno de flores, qué bonito’ y se les ocurren mil maneras de explotar este recurso que encaja muy bien con el paisaje de esta zona, que ya es preciosa.

“Sabemos que la rosa Narcea es rica en compuestos polifenólicos de interés en temas relacionados con la salud, de hecho, hay mucha bibliografía al respecto sobre el efecto anti bacteriano de los aceites esenciales y también de los extractos ricos en polifenoles”

-Desde luego, lo que salta a la vista, es que es un proyecto ilusionante.
-Sí, de momento estamos empezando, pero ya hemos dado muchos pasos. Y no sé si es porque la rosa es bonita, pero todo el mundo que conoce el proyecto quiere ayudarnos para que esto salga bien. Muchísima gente contacta con nosotros, nos están llamando de toda España e incluso de fuera. Hay incluso un cantante asturiano que es del concejo de Cangas, Joaquín Pixán, que hizo una pieza poética musical preciosa que se llama Rosa Narcea. Todo el mundo quiere aportar y es algo que se agradece.

-Y todo empezó por un aroma que ni sabías que tenías guardado en tu memoria… ¿no resulta bastante sorprendente?
-Sí, es impresionante, yo soy la primera sorprendida. Me acuerdo que cuando empecé a estudiarla con mis compañeros cada uno de nosotros teníamos grabado en nuestra mente un olor a rosa distinto. Esto nos hizo abrir los ojos y darnos cuenta de la importancia que tiene el mundo de los olores, de cómo tienes un recuerdo del que ni siquiera eres consciente y de repente entras en un lugar y te viene a la mente una imagen nítida. En mi caso del patio del aquel jardín, un día de primavera en el mes de mayo, en mi aldea en Carballo, en Cangas del Narcea. Me vino incluso a la mente la época y el año.

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