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domingo 24, noviembre 2024

La Reforma contable… un año después

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La adaptación al Nuevo Plan General Contable (NPGC), que entró en vigor en enero de 2008, ha supuesto grandes retos para los empresarios españoles, en especial para las Pymes en un entorno económico cuanto menos desafiante. ¿Se han cumplido las expectativas? ¿Ha resultado útil la nueva normativa contable? ¿Ha logrado el nuevo plan facilitar las operaciones de las empresas españolas?. Un año después de su implantación, el nuevo plan es ya una realidad cotidiana para la mayoría de las compañías españolas. Un reciente estudio de KPMG concluye que la mitad de los empresarios a nivel nacional -concretamente un 48%-, considera útil el nuevo plan. Sin embargo, para un 31% de los empresarios, la nueva normativa aún no ha cumplido las expectativas previstas, lo que indica que muchas compañías siguen necesitando aún información adicional y asesoramiento externo tanto en aspectos puramente contables como en las implicaciones fiscales para asegurar una adecuada implementación del plan y sus herramientas. Sin lugar a dudas el NPGC es un importante paso hacia la transparencia financiera y la modernización de nuestro tejido empresarial al permitir una lectura homogénea que hace comparable la contabilidad de las empresas españolas con la de sus pares europeas. Además, por primera vez las PYMES, que representan un 96% del tejido empresarial español, cuentan con un plan que responde a sus necesidades y particularidades. Tras un año conviviendo con el NPGC, una de las principales ventajas operativas que valoran los empresarios consultados por KPMG es precisamente la comparabilidad entre empresas y la comprensión de la información contable. También vale la pena destacar que un 40% de los directores financieros considera que el nuevo plan permite conocer una información más fiable. Todo lo anterior apunta a la mejora en las relaciones con potenciales inversores y podría facilitar, en cierta medida, el acceso al crédito, un bien muy apreciado y escaso en el actual contexto económico.

Costes de adaptación

A pesar de las ventajas actuales y potenciales antes mencionadas, el NPGC representa un cambio complejo, tras haber introducido un nuevo marco conceptual, una nueva terminología y sobre todo un cambio de entendimiento respecto a los objetivos esenciales de la información financiera.
Por tanto, su implantación ha requerido -y probablemente seguirá requiriendo- procesos de adaptación que van más allá de una simple modificación de los sistemas informáticos y que necesariamente representan una inversión económica en el corto y medio plazo en un momento de inestabilidad económica.

Se trata del cambio contable más importante que ha vivido nuestro país en los últimos años.

Ciertamente las empresas han sabido cumplir satisfactoriamente con este reto, pero ello no ha sido gratis. Para seis de cada diez compañías, la puesta a punto de sus cuentas ha supuesto un coste adicional en aspectos como formación de su personal, identificación de las diferencias respecto a la normativa anterior, adaptación de los procesos contables e inversiones en nuevos sistemas informáticos. Llama la atención que para un 11% de las compañías estos costes han excedido sus previsiones iniciales.
Además, un elevado número de empresas ha necesitado el apoyo de medios externos para adaptarse a la nueva normativa contable, frente a un porcentaje relativamente bajo que ha puesto en marcha las exigencias y herramientas a través de los propios profesionales que configuran su propia empresa.

Tareas pendientes

Aún cuando la normativa contable establece una versión más sencilla para las PYMES, sus propias características y el momento en que se ha implementado, las hacen más vulnerables. No se puede olvidar que se trata del cambio contable más importante que ha vivido nuestro país en los últimos años.
Novedades como la prevalencia del fondo económico sobre la forma jurídica de los contratos, requisitos como la fiabilidad, la comparabilidad y la claridad en la información, así como nuevos criterios de valoración como el llamado «valor razonable», son aspectos que todas las compañías deberán plasmar sobre blanco y negro y que suponen una mayor complejidad en la elaboración y formulación de las cuentas.

Sin lugar a dudas el Nuevo Plan General Contable es un importante paso hacia la transparencia financiera y la modernización de nuestro tejido empresarial.

En términos generales estos cambios de gran calado, que son de común aplicación a todas las empresas, tienen tres impactos fundamentales: el aspecto mercantil, el operativo y el fiscal. Sobre este asunto llama la atención, y vale la pena subrayar, la importancia del conocimiento de las empresas sobre las implicaciones y consecuencias del nuevo plan contable, ya que cerca de la mitad de las empresas participantes en el estudio, concretamente un 46%, no se considera informado en cuanto al pago de impuestos se refiere. Este punto es revelador y nos deja entrever la necesidad de una nueva fase de «adaptación» para el próximo ejercicio.
Está claro que todavía quedan algunas tareas pendientes para superar con éxito el proceso de adaptación a la nueva normativa contable, aún cuando las empresas españolas han hecho un gran esfuerzo a lo largo de 2008. El proceso de formulación de las cuentas, que terminó en el mes de marzo nos dará mayores indicios sobre las luces y sombras de este proceso de adaptación y aprendizaje que hemos iniciado.

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