Las primeras rutas que llevaban a Santiago de Compostela cruzaban Asturias. Se conocen como el Camino Primitivo y el Camino del Norte. Ambos pasan por parte del concejo de Valdés, que tiene mucho que ofrecer a los peregrinos que buscan la autenticidad.
Tras siglos empleando el Camino Francés, promovido por los monarcas castellanos, hoy son muchos los peregrinos que vuelven la vista a las raíces de esta ruta, recorriendo de nuevo las sendas de Asturias. Incluso los propios asturianos comienzan a descubrir y retomar la importancia jacobea de su tierra durante los siglos IX, X y XI.
A todos estos peregrinos, concejos asturianos como el de Valdés tienen mucho que ofrecerles. Hasta aquí llegan quienes cogen un ramal que conduce desde el Camino Primitivo -que parte de Oviedo y va a Compostela- al Camino de la Costa, uniéndose ambos en las cercanías de Barcia. Pero es el Camino del Norte el que más peregrinos trae al concejo. La ruta oficial entra por la Sierra de las Palancas, pero debido a su dificultad la alternativa es entrar por Río Cabo y seguir paralelamente a la carretera general hasta enlazar con Villademoros, muy cerca de la costa. Se prosigue por Cueto, La Cruz, La Venta, luego se atraviesa Chano de Canero y se va a Canero, donde se recomienda visitar la Iglesia de San Miguel. La ruta desciende ahora al valle del río El Camino del Norte es el que más peregrinos trae al concejo Esva, cruza el puente por la N-634 y toma camino a Barcia y posteriormente a Barcellina, zona con multitud de bellas casas indianas. Por la carretera del faro se sigue a Villar y luego la ruta entra en la propia Luarca por la Calle de La Puerta. En cambio se abandona la capital de Valdés por la calle de La Peña, que nos lleva a El Chano. El próximo pueblo que encuentran los peregrinos es Villuir, para continuar por el monte hacia el Pico Quemado. Hay que remontar el collado de Sagurniento, cruzar la carretera de Boronas y subir a las Hervedosas para entrar ya en el concejo de Navia.
Como se puede observar, el camino recorre tanto naturaleza virgen como encantadores pueblos y villas, que permiten hacer un alto en sus playas. No faltan, por tanto, atractivos de todo tipo y se puede asegurar que en este tramo de la ruta no habrá problemas ni con los alojamientos, ni con los menús -asequibles a todos los bolsillos-. Así que el Camino de Santiago se perfila como una nueva manera de hacer turismo en Valdés. §
Foto: Juanjo Arrojo