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jueves 25, abril 2024

Valdés. A un paso del verano.

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La Semana Santa luarquesa abre el periodo turístico, que irá creciendo en intensidad, conforme lo hacen los días. Gastronomía,senderismo y actividades en las múltiples playas del concejo están al alcance de quien desee desconectar de la rutina.

Cada año se repite el mismo ritual: está a punto de llegar la Semana Santa y deseamos fervientemente que la lluvia no haga aparición. Nos esperan unos días de vacaciones que queremos disfrutar al aire libre, máxime tras un invierno frío y lluvioso que nos ha mantenido en el interior de nuestras casas. Esto que todo el mundo implora, en Luarca y todos aquellos lugares donde se celebra con fervor la Semana Santa, es una necesidad, para que no quede deslucida la celebración. Ya están los pasos preparados y listos para salir a la calle, donde turistas y valdesanos podrán admirar las tallas. Para unos las procesiones son actos culturales de gran atractivo turístico, para otros sólo importa el contenido religioso que muestra la pasión y resurrección de Jesús. Pero todos pueden confirmar que en Luarca la Semana Santa es espectacular. Comienza este año el martes 31 de marzo a la siete de la tarde. A partir de ese momento bajan en procesión desde la atalaya las imágenes del Nazareno, la Dolorosa, San Juan y la Verónica. El Domingo de Ramos, a las 11.30 h de la mañana tiene lugar la Bendición de Ramos en el parque y a continuación sale en procesión el Paso de la Borriquita. Es uno de los días más alegres de la semana, porque el Miércoles Santo, el Jueves Santo y el Viernes Santo cambia el tono. La muerte oscurece el semblante y apaga las risas. Los pasos salen esos días a las 21.30 h y discurren por las calles de Luarca entre el frío y la oscuridad, que evocan el estado de ánimo que se vive. El Sábado Santo se madruga. Los actos comienzan a las 7.30 de la mañana con la procesión de la Soledad, por el cual las imágenes de La Dolorosa, San Juan y La Verónica encabezan a los fieles en su recorrido que parte de la Iglesia Parroquial y continúa por el Paseo del Muelle y la Carretera del faro hasta la Atalaya. Todo se detiene hasta las 22.30 h. La expectación es máxima porque se conmemora que la muerte va a ser vencida. Tras la Vigilia Pascual que comienza a esa hora, llega la última procesión donde se lleva a hombros la imagen del Cristo resucitado. La alegría regresa a Luarca, las risas, la música, las ganas de divertirse. Parece que comienza el verano, aunque el calendario nos dice que aún faltan un par de meses para ello. Si asoman los rayos de sol, se evaporan como la niebla las excusas para conocer Luarca.

El territorio valdesano va del mar a las montañas, del azul al verde, pasando por diversas tonalidades doradas en las playas.

De la pesca a los servicios

Puerto de Luarca
Puerto de Luarca
El origen de la villa está relacionado con la caza de ballenas. Se practicaba con los arpones y barcos existentes en la época, por lo que esta actividad era a vida o muerte, y los cazadores que se arriesgaban a ello gozaban de gran prestigio. Después vendría la pesca, cuya huella se hace sentir en toda Luarca, como los antiguos barrios de La Carril, El Cambaral y La Pescadería, y en todos los platos que ofrecen los restaurantes de la villa. El mar es uno de los protagonistas en nuestro paseo, que nos llevará al puerto pesquero junto al que se encuentra la Iglesia de Santa Eulalia, posteriormente a admirar el paisaje desde la Atalaya y luego al Puerto del Beso, que lleva a las playas. Pero también hay que tener en cuenta el Río Negro que atraviesa la villa y que le da un aspecto pintoresco, serpenteando entre las casas, camino del mar. Callejear es otro de los placeres que aquí podemos disfrutar y que nos llevará a edificios emblemáticos como el Banco Trelles, el Chalet de Guatemala, el Círculo Liceo, las casas indianas del barrio de Villar o el Palacio de los Marqueses de Ferrera, hoy Casa de Cultura. No podemos faltar a la cita con el Parque de Alfonso X el Sabio, donde destaca un monolito grabado con el Fuero que este monarca concedió a Valdés. A nivel cultural, este verano está previsto abrir la nueva sede del Cepesma -en el Paseo del Muelle-, donde se instalarán definitivamente los calamares gigantes aparecidos en el Cantábrico Asturiano.
Dado que el concejo es un centro turístico de primer orden, al patrimonio histórico y ciudadano se han ido añadiendo cada vez más comercios de calidad, restaurantes de elaborados platos para todos los bolsillos, y muchos otros servicios que evitan echar de menos las grandes ciudades. Como ejemplo baste nombrar la piscina climatizada de Villar, y el polideportivo Pedro Llera Losada, excelentes instalaciones deportivas en las que tienen lugar múltiples actividades, como el servicio municipal de medicina deportiva.

Semana Santa en Luarca.
Semana Santa en Luarca.

Pero el concejo de Valdés no es sólo Luarca, y simplemente con mirar alrededor podemos darnos cuenta de ello. Los atractivos son inmensos y de varios tipos, porque el territorio valdesano va del mar a las montañas, del azul al verde, pasando por diversas tonalidades doradas en las playas. Si hablamos de miradores tenemos que nombrar el espectacular Cabo de Busto, donde además de admirar el mar podemos ver pasar aves migratorias como la garza real, o xanas secándose el pelo entre las olas del mar, como reza la leyenda y cuentan los valdesanos. Si lo que nos interesan son las playas, tenemos donde escoger, como la de Otur, Barayo y Sabugo. Los amantes de la montaña pueden elegir destino entre las brañas donde pasta el ganado -Valdés forma parte de la Comarca Vaqueira-, o recorrer la Ruta de los Llugarinos y la Ruta de San Antón de Concieiro, recientemente señalizadas. Si queremos referencia de pueblos emblemáticos la lista es amplia, encabezada por Paredes -Pueblo Ejemplar 2001- y Brieves, Trevías, Ovienes y un largo etcétera. Si recordamos el lema de Valdés -«La mar, el río y la montaña»- nos daremos cuenta de que todavía nos falta acercarnos a los encantos de los múltiples ríos que surcan este territorio. Entre todos destaca el Esva, que ofrece la posibilidad de pescar el apreciado salmón y la escurridiza trucha o simplemente disfrutar de un día diferente conociendo el monumento natural llamado las Hoces del Esva. Sea como sea, hay donde elegir para pasar momentos únicos entre una naturaleza cuidada y unas gentes acogedoras. §

Fotos: Juanjo Arrojo

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