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martes 19, marzo 2024

Pedro Gorría. Profesor de Física en la Universidad de Oviedo. ‘Se dice que una nación es rica cuando tiene un importante patrimonio de investigadores’

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Si hubiese que definir en una palabra el trabajo de Pedro Gorría seria investigador. Si fuesen dos, añadiríamos divulgador. Los nuevos materiales nos rodean, hay que fijar la vista y descubrir su comportamiento, para luego en un sentido más práctico, ver dónde se pueden utilizar para mejorar el mundo que tenemos. Esta es la pasión que intenta contagiar.
Es catedrático de Física Aplicada por la Universidad del País Vasco y profesor en la Universidad de Oviedo desde 1996. La línea de investigación que desarrolla en estos momentos se centra en el estudio de «las propiedades magnéticas en los materiales. Algo muy interesante para multitud de aplicaciones de la vida diaria». También ha organizado varios congresos internacionales en Gijón con científicos de prestigio internacional en distintos ámbitos. En 2011 fue nombrado Embajador de la ciudad como agradecimiento a su trabajo.
-Desconocemos muchos de los materiales que nos rodean y que usamos cotidianamente. ¿Es un problema de falta de divulgación, de comunicación científica?
-Se hace divulgación científica en las escuelas, en los institutos, pero también es importante que luego esos jóvenes que tienen una vida por delante, se interesen por la ciencia, por los avances y el conocimiento científico. Así como las personas adultas para que vean la importancia de invertir en ciencia, porque de ello va a depender la mejora de la calidad de vida de ellos y sus descendientes.

«Nuestra labor tiene que trascender el ámbito académico de las aulas y acercarse a la sociedad para transmitir la importancia que tienen los avances en la ciencia para el bienestar de todos»

-Es conectar la ciencia con la vida cotidiana…
-Los diferentes tipos de materiales que usamos, los tenemos a nuestro alrededor, allí donde miremos. Desde materiales de construcción, lentes de gafas, materiales textiles, sanitarios como prótesis óseas, dentales, todo lo relacionado con las telecomunicaciones, la electrónica… muchos de los dispositivos que se utilizan en estos sectores son cada vez mejores porque se han descubierto materiales que cumplen esas funciones mejor, con menor tamaño y con mejores prestaciones. Solo hay que ver cómo eran los móviles de hace veinte años y cómo son ahora. Lo que hace muy poco veíamos en las películas de ciencia ficción, ahora lo estamos utilizando.
-Además de investigador, organiza conferencias, congresos internacionales… no para.
-Me gusta mucho la divulgación científica a todos los niveles. He organizado bastantes conferencias en distintos ámbitos porque creo que es una tarea que nos corresponde a los investigadores. Nuestra labor tiene que trascender el ámbito académico de las aulas y acercarse a la sociedad para transmitir la importancia que tienen los avances en la ciencia para el bienestar de todos.
-¿Sigue siendo la investigación la hija pobre de la ciencia?
-No se puede entender una sin la otra. Para que la ciencia avance tiene que haber investigación. Se dice que una nación es rica cuando tiene un importante patrimonio de investigadores. Las naciones que investigan no lo hacen porque son ricas sino que son ricas porque investigan y tienen una tradición científica de siglos.

«Conocer cómo se comporta un determinado material, permite que este pueda ser utilizado o convertido en un producto necesario para la vida diaria»

-¿En qué nivel se encuentra nuestro país?
-La investigación en nuestro país tuvo un momento muy bueno en los años 80. Por suerte, y con independencia del color político, hubo gestores, altos cargos e incluso ministros que habían desarrollado actividad docente e investigadora en la universidad, habían viajado y se notaba que tenían una sensibilidad especial hacia el tema. Hubo fuertes inversiones, crecieron los grupos de investigación, se dotó de equipamiento científico y aunque la inversión en nuestro país fue pequeña en comparación con otros países, logramos escalar muchos puestos y fuimos reconocidos internacionalmente. Lamentablemente con la crisis fue uno de los primeros sectores donde se produjeron los recortes. Eso no ocurrió en países de nuestro entorno que siguieron invirtiendo porque saben que a medio y largo plazo la ciencia es rentable, crea empleo, mano de obra cualificada… solo hay que ver a los países nórdicos.
-Usted habla de inversión pero realmente lo que se mencionan son gastos.
-Es un problema de visión política cortoplacista con una sensibilidad nula hacia la investigación y la ciencia. A muchos políticos se les llena la boca hablando de la investigación aplicada como si la investigación de un país se midiera por el número de patentes. ¿Dónde está el límite entre la investigación básica y la aplicada? Hoy puedo estar investigando el comportamiento de un material y quién me dice a mí que, dentro de un tiempo, estos conocimientos no van a ayudar a que este material sea empleado en una nueva aplicación. En la actualidad la ciencia de materiales -una de las áreas más amplias- es multicisciplinar, trabajamos de la mano físicos, químicos, ingenieros, matemáticos, informáticos, biólogos, bioquímicos, médicos… Hay enfermedades que se conocían hace un siglo, se diagnosticaban pero no había solución para ellas. Hoy hay herramientas para paliarlas y curarlas, avances científicos que repercuten en la esperanza y calidad de vida de las personas. Y esto no es un tema de medicina sino de un equipo multidisciplinar de investigadores que trabajan en esta línea.

«A pesar de contar con menos medios que países de nuestro entorno, nuestra universidad tiene un gran prestigio en ciencias e investigación»

-Como en el campo de las prótesis…
-Antes una persona mayor se ponía una prótesis de cadera y cada cierto tiempo tenían que intervenirle quirúrgicamente porque la aleación en el interior de su cuerpo debido a los fluidos corporales se acababa estropeando. Ahora, antes se muere que se le estropea una prótesis, aunque sea joven. El secreto está en que se han conseguido unos materiales que mejoran las propiedades de las prótesis o de los empastes, por ejemplo.
-Muchos jóvenes que se forman en nuestras universidades, luego no encuentran trabajo y se marchan. ¿Cómo terminar con esa fuga de talentos?
-A pesar de contar con menos medios que países de nuestro entorno, nuestra universidad tiene un gran prestigio en ciencias e investigación. En concreto la Universidad de Oviedo está muy bien situada a nivel nacional a la altura de la Complutense o Autónoma de Madrid o de Barcelona. Tan mal no formaremos a nuestros estudiantes cuando los que se quedan a hacer la tesis luego encuentran trabajo en importantes centros de investigación en el extranjero. Pienso que es bueno para un investigador estar un par de años fuera para coger amplitud de miras, conocer cómo se trabaja en otros lugares, pero luego sería lógico recuperarlos.
-La química e investigadora asturiana Rosa Menéndez se convirtió el pasado año en la primera mujer que preside el CSIC. Ser investigador ya es complicado pero más para una mujer, a juzgar por las cifras.
-Hay más estudiantes chicas que chicos en muchas carreras de ciencias, hay muchas haciendo máster y tesis doctorales pero llegan menos a la carrera universitaria investigadora y menos aún a puestos de más responsabilidad pero eso creo que pasa en la justicia, en la sanidad. También pienso que es un problema social no exclusivo de España. La sociedad poco a poco va cambiando pero a ritmo muy lento. Nos puede costar una o dos generaciones, pero el cambio está en marcha, soy optimista.

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