‘España está en condiciones de defender la corona’ ¡Cáspita!, se estremece el alma ante semejante titular; pero, tranquilos, no se trata de una proclama política, no es un alarde del periódico monárquico por excelencia; si se fijan ‘corona’ viene en minúsculas, por ende no se refiere a la institución.
Es, simplemente, un artículo deportivo: diario As, fútbol, tres de junio; desconozco si el redactor quiso gastar una broma, en cualquier caso el debate sobre el delantero centro, sobre Villa o Negredo, Costa o ese chaval navarro alto que juega en Italia, oscurecerá el que ahora está en vigor, ¿Monarquía o República? Participo en él humildemente; infatigable lector, mal escribidor, necesito recurrir a palabras ajenas; prefiero elegir al Jefe del Estado antes que “confiar en la lotería de la genética para que proporcione un heredero bueno, listo y prudente” (Xavier Doménech), especie que no es abundante entre la entronizada familia.
Es menester que, ante temas de tanto calado, los gobernantes adquieran el hábito de consultarnos, de escuchar la voz del pueblo, la “vox populi”, tantas veces distorsionada de manera interesada; tanto que ahora un partido de extrema derecha se pretende erigirse en su propietario. Tanto que se va desvirtuando la expresión, a base de manosearla y de ignorar el Latín. “Vuelve el juicio por los correos de Vox populis”, titula LNE en octubre; hace referencia a unos robos de correspondencia informática en organismo oficial, por parte de alguna persona justiciera que se autotitula de tal modo. En la foto anterior se observa el mismo error, expuesto para miradas extranjeras en una de las calles más turísticas de Coruña, y además reiterando, con dos tipografías diferentes, para que no haya dudas; por cierto que su equipo de balompié ha subido, una vez más, a la Primera división, una costumbre tan frecuente como la de bajar enseguida, lo que permitió acuñar la expresión “equipo ascensor”. He felicitado a mi amigo José Luis Pedreira, en la esperanza de que consoliden la tambaleante sociedad, como tantas otras del deporte profesional. Suele Pedreira, en su galaico humor, suministrar material a esta columna; un buen, aunque ligeramente desenfocado, ejemplo: el siguiente aviso a propósito de elevadores.
El Latín recibe frecuentemente agresiones de políticos que quieren lucirse, si bien las más de las veces sale el tiro al revés. La Candidata en Facebook (sic): “…………..pero no me importa, si me vuelvo como ellos dejare de luchar, pues no merezco la confianza de mis vecinos…..pues politica ..bien de polis emn ..la tatin significa….mirar por el pueblo ,y para el pueblo…..es mi opinión” Traducción: está un poco molesta por las críticas y se defiende con el relato de su esfuerzo por la polis, expresión griega que como usted sabe significa ciudad. Son más efímeros los errores de la televisión, igual de patéticos en ocasiones. Informa TVE de que un ciudadano ha disparado contra judíos a la par que gritaba consignas nazis, y comenta, “La policía investiga si se trata de un ataque antisemita”; un caso de difícil esclarecimiento, es de temer. Más divertida es la coladura de la persona que rotula; sale una foto del mar saltando a esas alturas en que lo hizo este invierno rompiendo ciudades, debajo se lee: Toledo, ¡vaya con el cambio climático! Sin embargo en los libros pueden quedar los gazapos per secula seculorum; una buena amiga asiste a un cursillo sobre historia sindical, entre los textos de apoyo trabajan con “Charlas en prisión”, de Marcelino Camacho, en cuya página se afirma desde 1975 “Por último, el año 1912, los padres dominicanos crean la Federación nacional de sindicatos libres”.
Es un libro hoy poco leído, quizá lo sea más la pizarra de la Sidrería Parkgijón, en la calle Donato Argüelles, que avisaba al público en general que el sábado 31 de mayo ponía a disposición de los mejores paladares un sabroso menú del día que incluía la degustación de unos excelentes “escalopenes de ternera al cabrales”.
Al día siguiente, seguramente por el éxito de la novedad, ya habían desaparecido, con lo que no pude invitar a mi querida amiga Carmen Martín, calificadora gastronómica; una noche de marzo, cenando en La Curiosa de Mansilla de las Mulas, a pregunta de la jefa de sala, calificó el resultado de un plato de manos de cerdo con langostinos como un “orgasmo gastronómico”.
Mes de fútbol, pronósticos variados sobre campeones, en los que no debería jugar la señora Mercedes Fernández; a mediados de la campaña electoral para Europa se atrevió a vaticinar, “Matemáticamente nadie está en condiciones de restar escaños al PP”. Resultado final: dos millones seiscientos mil votos menos, siete parlamentarios menos; en vez de matemática se los habrán restado literariamente.
Rincón dramático. De cara a la pared hay que poner a Don Graciano Torre y toda su consejería por la nefasta gestión en los acontecimientos de Astilleros Armón. Dos muertes en diez meses, accidentes diarios por falta de medidas de seguridad sin que ningún organismo oficial quiera enterarse es para echarse a llorar. Ni la Inspección, ni el Instituto de Prevención de Riesgos Laborales, ni el Director General de Empleo han hecho caso a las repetidas denuncias de la plantilla, que en una ocasión preguntaba, indignada, “¿Tendrá que haber un muerto para que nos atendáis?” ¡Dos!
Debe recordarse que Armón recibió, regalado, un astillero moderno; solamente los terrenos están valorados en 78 millones, pagó en total 16, la mitad de los cuales fueron aportados por el Principado. Parece que nadie vela por cómo se está gestionando la aportación pública.