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viernes 22, noviembre 2024

Luis Casteleiro, cronista oficial de Vegadeo. ‘Vegadeo es un pueblo que tuvo que luchar mucho’

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Su trayectoria como investigador y defensor de la cultura le ha llevado a adquirir un compromiso con su concejo natal. Y desde hace dos años es cronista oficial de Vegadeo.

El pasado año, con el libro ‘Historias de Vegadeo’ editado con el respaldo municipal, dio a conocer una parte importante de la historia global del municipio. Ahora, Casteleiro está enfrascado en la preparación del próximo libro de festejos que sale a la luz con motivo de las fiestas patronales del mes de agosto. «Serán alrededor de doscientas páginas a todo color, con un formato de calidad y en las que se van a reunir cerca de treinta artículos y cientos de fotografías sobre Vegadeo».

-¿Qué acogida tuvo entre la población el libro ‘Historias de Vegadeo?
-Buena. La edición está agotada prácticamente, a pesar de que el planteamiento del libro era un poco arriesgado. Aposté conscientemente por no incluir ninguna fotografía y aunque sé que las imágenes tienen mucho tirón, quería contar historias de manera cercana, perfectamente documentadas y en las que la gente se sintiera reconocida. Se trataba de darle un tono de proximidad y no hacer un texto académico. Ya en la presentación tuvo una gran aceptación, el auditorio estaba casi lleno.
-Trabajos como este permiten conocer datos curiosos, como el origen del nombre de Vegadeo, que tiene cerca de cien años de historia.
-Sí, en realidad ciento dos. Lo curioso es que en el ámbito religioso desde el siglo XIX se venía usando Vegadeo para nombrar a la parroquia, pero el nombre oficial del municipio y de la villa era Vega de Ribadeo. El nombre parecía aludir a una vinculación, a una relación de dependencia con la vecina Ribadeo de Galicia, pero no había tal cosa y esto provocaba confusiones importantes. Esta es la razón principal por la que se decidió cambiar el nombre.
-¿La historia de este pueblo es también la historia de sus vecindades y rivalidades?
-El occidente asturiano tiene una historia común porque durante siglos estuvo englobado en una única entidad llamada Gran Concejo de Castropol, de la que dependían todos los municipios que hoy conocemos del occidente de Asturias. Cuando se van separando y convirtiendo en independientes, estos concejos tienen que empezar a competir unos con otros por las comunicaciones, los mercados, por cualquier subvención… así que evidentemente es una historia de competencia y rivalidad.
Una gran pugna fue la que tuvieron los concejos con el paso del ferrocarril de la costa, Ferrol-Gijón, que hace cien años se consideraba que iba a ser el medio para sacar del aislamiento al occidente asturiano. En aquel momento se era ajeno al desarrollo que iba a tener posteriormente la automoción y se pensaba que el ferrocarril era la vía del futuro. El problema que había era por dónde iba a pasar cuando llegara de Galicia, si debía cruzar la ría del Eo por una especie de Puente de los Santos que conectara Ribadeo y Figueras, dejando Vegadeo al margen o si debía dar un rodeo por Vegadeo. Este debate fue el que monopolizó las conversaciones y creó problemas de convivencia entre los pueblos de la comarca del Eo durante décadas. Las circunstancias sociopolíticas del siglo XX hicieron que cuando finalmente llegó en los años 70 el ferrocarril ofreciese muy poco, aún cuando había causado tantos enfrentamientos en el occidente.

«Fijar población hoy en día resulta complejo y es un reto, pero hay que apostar en frentes muy variados para conseguirlo»

-Sin embargo, eventos como la Feria de Muestras ponen de manifiesto los lazos existentes con otros pueblos, comunidades vecinas como la gallega.
-Sí, generalmente los pueblos suman. Hoy en día en el occidente y oriente de Galicia se da una conjunción porque las localidades son complementarias y ofrecen cosas distintas. Hay concejos que ofrecen turismo, naturaleza, otros industria…, hay una complementariedad entre los pueblos del Eo y de La Mariña, y creo que eso es lo que hace muy agradable la vida en ese lugar.
-Como buen conocedor del pasado y presente de Vegadeo, ¿cuál cree que es la salida de cara a un futuro desarrollo?
-El problema común para todos los concejos es la pérdida demográfica. Anteriormente al siglo XIX con el desarrollo de las comarcas mineras, Vegadeo llegó a ser el quinto municipio de Asturias por número de habitantes. Evidentemente hubo un descenso en población muy lento pero continuo que nos lleva a la situación actual. Fijar población hoy en día resulta complejo y es un reto, pero hay que apostar en frentes muy variados para conseguirlo, porque un problema de este tipo no se soluciona apostando por una única cosa. Un ejemplo puede ser el campo, el turismo cultural… Creo que se está haciendo bien la apuesta por el Camino de Santiago; se va a inaugurar próximamente un albergue en Vegadeo y ya se está notando en la villa cierto dinamismo.
-¿Cree que los veigueños tienen presentes sus raíces?
-Si, hay un sentimiento de pertenencia muy acusado y lo llevan por doquier. La identidad, el ser de Vegadeo, es algo que la gente lleva a gala y orgullo y así lo dejan ver, vayan a donde vayan.
-La presencia de la ría, el Suarón, las antiguas ferrerías… ¿qué es lo que ha ido forjando el carácter del vecino de Vegadeo?
-Hay varios factores: Vegadeo es un pueblo que siempre tuvo que luchar mucho para colocarse en el mundo, porque su posición (aunque estratégica en la Comarca) está alejada de los centros de poder y para identificarse, acercarse, mejorar sus comunicaciones con Galicia y con Asturias tuvo que pelear mucho. Por otro lado, es un lugar muy condicionado por su emplazamiento entre dos ríos que tienen tendencia a salirse de su cauce y a causar desgracias importantes. Esta tendencia no es extraña porque hace poco más de doscientos años lo que ahora es el centro de Vegadeo eran unas marismas a las que llegaban las lanchas; es decir, el pueblo se construyó sobre el agua y no es ilógico que el agua trate de recuperar su espacio.
Esto también moldea un poco la personalidad y la historia del pueblo y del concejo. Hubo una riada en el 69 y hay mucha gente que la vivió y recuerda cómo fue, aunque las riadas que más destrozos produjeron fueron a principios del siglo XX.

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