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domingo 24, noviembre 2024

Juan Luis Fernández, catedrático del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Oviedo. El ‘oráculo’ asturiano del coronavirus

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Desde el minuto uno quiso aportar su granito de arena en la lucha contra el Covid-19 haciendo lo que mejor sabe hacer: predicciones matemáticas. Desde el mes de marzo y de forma altruista, pronostica la evolución del virus para que hospitales y autoridades sanitarias puedan anticiparse al próximo golpe de la enfermedad. Sus predicciones se cumplen no solo en Asturias sino también en el resto de comunidades autónomas y otros países del mundo.

Este matemático reconocido internacionalmente y su equipo trabajan en el campo de la biomedicina mano a mano con instituciones internacionales y equipos médicos de todo el mundo desde hace varios años. Con la llegada de la pandemia pensó que su experiencia podía ser útil para diseñar un mapa con datos actualizados que permitiera entender aspectos esenciales del virus y su comportamiento, para poder adelantarse a sus envites. “Los hechos han demostrado que nuestros trabajos de tratamiento de datos y predicción funcionan y eso no ha gustado a muchos. Parece mentira que en estos momentos tan graves que estamos viviendo, haya quien intente filtrar o controlar la información cuando todos estamos en la misma batalla”, se lamenta. Antes de empezar la entrevista, Juan Luis Fernández agradece que nos hayamos hecho eco de su trabajo, “se ha publicado de todo en los medios nacionales y a nosotros que no hemos errado en ningún momento, nos siguen ignorando”.

El Coronavirus en datos

-Desde el principio de esta pandemia ha ofrecido previsiones acertadas de la evolución de la enfermedad, adelantándose incluso varias semanas a los acontecimientos. ¿Son muchas las variables que intervienen en el modelo que utiliza?
-¡Qué va!, tan solo son tres parámetros: población inicial de infectados, velocidad de la infección y número máximo de infectados que puede haber. Estos parámetros los ajustamos con los datos históricos y luego estudiamos todas las posibles combinaciones. Es como si fuera una caja fuerte que admitiera diferentes códigos de apertura que hemos de encontrar. Nuestra especialidad es analizar la incertidumbre de estos problemas y para ello utilizamos un modelo poblacional denominado modelo de Verhulst, que surgió en el siglo XIX. Este decía que el crecimiento de la población no podía ser exponencial sino limitado, llegaba a una meseta y luego descendía y eso era así porque los recursos eran limitados. Este modelo se utiliza hoy en día para estudiar la propagación de epidemias, los efectos de una droga o medicamento o la difusión de campañas publicitarias, por ejemplo. El modelo, tan sencillo y robusto, dice que cuando tú llegas al pico, en Asturias en concreto se llegó a una meseta, multiplicas por dos la cifra de infectados hasta la fecha y te da el máximo número de infectados. Estos cálculos los realizamos con programas informáticos para toda España, Europa y varios países del mundo.

-¿En qué situación nos encontramos ahora en Asturias?
-Estamos ante un cambio de escenario. Está creciendo la curva de recuperaciones, altas médicas y este es un dato importante porque quiere decir que alivia la presión sobre el sistema sanitario. Las medidas de aislamiento llegaron cuando la incidencia de la enfermedad era baja, también ayudó nuestra orografía que hizo un poco de cortafuegos. Afortunadamente, además de muy buenos profesionales, tenemos un sistema sanitario público muy potente comparado con el número de habitantes que hay en la región. Creo que se gestionó la crisis bastante bien, de hecho, somos un referente. Las personas encargadas aquí de tomar decisiones tuvieron la humildad suficiente para contactar con nosotros y a partir de ahí estamos trabajando juntos. Algo que también han hecho otras comunidades autónomas como Cantabria o Castilla y León.

«En Asturias está creciendo la curva de recuperaciones, altas médicas y este es un dato importante porque quiere decir que alivia la presión sobre el sistema sanitario»

-¿Por qué ha sido distinta la respuesta de unas comunidades a otras? ¿Influye el hecho de que existan diecisiete modelos regionales de salud?
-Obviamente influye la gestión, pero también otros factores como la conexión. Madrid, Barcelona o Valencia son regiones muy conectadas, allí la enfermedad se propagó casi de manera exponencial. También ha influido en la transmisión del virus la altitud y la temperatura: comunidades que se encuentran a una menor altitud, más cerca de la costa y que disfrutan de temperaturas más suaves, han tenido menos casos de infección y esto no solo lo hemos observado en España sino también en Europa. Esto explicaría por qué se propagó con más virulencia en La Rioja o Soria, lugares de la meseta con climas secos, más altitud y bajas temperaturas. También demostraría que el virus se comporta de manera estacional.

En cuanto a la gestión de esta crisis se han visto muchas deficiencias. Antes de que el ministerio de Sanidad asumiera el mando único, esto era un auténtico cachondeo. La suma de infectados por comunidades no coincidía con los datos del ministerio. El aplicar tarde las medidas de aislamiento hizo que se complicara mucho la situación en Navarra, País Vasco o Cataluña. En esta última comunidad hubo muchas críticas a su gestión. Había médicos del Hospital Vall d’Hebron que nos pedían predicciones y en plan particular les comentaba a lo mejor un domingo que estaban llegando a la meseta, luego llegaba el martes y surgía un pico importante porque habían retrasado la transmisión de datos al Gobierno central (las comunidades autónomas están obligadas a enviar diariamente los datos de ocupación y disponibilidad de camas tanto en las UCIS como en otras unidades de críticos). Eso no se puede permitir porque estás afectando a todo un país.

Mujer anciana -La letalidad del Covid-19 es mayor en la tercera edad y los geriátricos son una muestra palpable de la rapidez con la que se propaga virus. ¿Se sabía esto de antemano?
-Un geriátrico es como un cisne negro en Bolsa (eventos improbables). A partir de los ochenta años, además de que la mortalidad se dispara, se añaden otras patologías y si a ello se suma un ambiente de confinamiento, la combinación es letal. Yo desconocía el gran problema sanitario que había detrás, eso fuimos viéndolo sobre la marcha. Además de los primeros casos que hemos ido conociendo, ha tenido lugar un pico en el número de positivos entre la población mayor que entendemos que son debidos a la extensión de los test realizados, que están sacando a la luz casos no contabilizados. Aunque este pico era imposible de predecir sí entraba dentro de la tendencia que habíamos adelantado semanas antes.

Con los test recibidos, los servicios sanitarios están en este momento tratando de detectar a la mayor rapidez los nuevos contagios, los asintomáticos y otros focos que pudieran surgir, pero la evolución no va a depender solo de ellos sino también de cómo se diseñe el plan de salida de este confinamiento.

-La falta de material de protección también ha provocado numerosos contagios entre el personal médico y sanitario…
-En una pandemia lo realmente importante es detectar los focos, si estos se aíslan acaba extinguiéndose. El personal sanitario ha trabajado sin las protecciones adecuadas, han acabado siendo peones y reinas en la misma partida de ajedrez. Fueron a parar la infección y se convirtieron en vectores de infección. Esa ha sido una improvisación muy grande, así como las manifestaciones del 8M o los partidos de fútbol. La salud pública ha de estar siempre por encima de cualquier ideología. Los virus nos van a seguir visitando y nos deberíamos de preparar para ello. Creo que debería de crearse un centro de investigación biomédico muy potente aparte del CSIC, de análisis y prevención de epidemias. Tendríamos que sacar enseñanzas de todo lo ocurrido.

Sanitario infectado con Covid19

«El personal sanitario ha trabajado sin las protecciones adecuadas. Fueron a parar la infección y se convirtieron en vectores de infección»

-¿Cómo se encuentra Asturias para encarar el tsunami económico que nos anuncian?
-No dispongo de los datos económicos que manejan los expertos que hacen esas predicciones. Si el virus desaparece será maravilloso, pero si se queda como la gripe deberemos de aprender a convivir con ello y controlarlo para evitar que vuelva a resurgir. Habrá que relanzar la economía en medio de todo este escenario y para ello será básico la vuelta al trabajo, porque no puede estar un país parado dos meses. Serán necesarias grandes dosis de solidaridad e innovación. Habrá que reactivar el consumo interno, consumir lo local. No puede haber sectores estratégicos que dependan del exterior como pasó con las mascarillas o los respiradores que tenían que venir de China. De ahí la importancia de invertir sin dilación en I+D, por ejemplo, para encontrar la vacuna, un terreno donde estamos bastante adelantados.

También hay que trabajar en el reposicionamiento de fármacos, algo que aquí no se está haciendo. En Francia están estudiando la hidroxicloroquina combinada con azitromicina, un medicamento que se utiliza contra la malaria que podría servir como tratamiento contra el Covid-19; los japoneses están investigando medicamentos que utilizan para la pancreatitis que podrían bloquear el coronavirus. El grupo de investigación que dirijo ha trabajado mucho en este tema y hemos colaborado con muchos países. Si tuviésemos muestras de ARN de enfermos infectados severos y no severos, en cuestión de dos días podríamos ver qué ocurre y estudiar opciones. Próximamente publicaremos un artículo precisamente sobre reposicionamiento de fármacos en casos de cáncer de mama con metástasis, también estamos trabajando con enfermedades raras. Se hace la ola a los estudios del Imperial College de Londres -donde, por cierto, fui investigador -, y en cambio no se habla de las cosas que estamos haciendo aquí. Nos falta dar un paso adelante, hay talento.

«Fuimos los primeros en España en ofrecer previsiones fiables y no hemos fallado ni una sola vez»

-¿A qué se refiere?
-Cuando empezó la crisis propusimos que las predicciones se realizaran no solo para Asturias, sino que fuera también un proyecto internacional y no obtuvimos respuesta. Hoy precisamente me han enviado un Whatsapp de la Universidad de Cambridge diciendo que están reclutando a gente para hacer precisamente eso. En su día tampoco respondió la Universidad de Oviedo. A su rector, Santiago García Granda que además es amigo mío, le he dicho que las malas decisiones solo se toman una vez. Con la suya nos ha condenado a ser una universidad de segunda, y yo no soy un profesor de segunda. Deberíamos de haber puesto nuestros grupos de investigación a trabajar contra la pandemia a disposición de las necesidades de la región y del país. Pero falta humildad para dejarse ayudar y falta de iniciativa.

-Es de suponer que a cualquier responsable le gustaría disponer de predicciones fiables para poder tomar buenas decisiones.
-La curva, a día de hoy, sigue la tendencia del modelo que realizamos el 18 de marzo cuando solo había 292 infectados. Esto permitió adelantarse en la toma de decisiones y no ir por detrás. Escucho al ministro Illa y pienso que está muy mal asesorado, no sabe dónde está la curva, no tiene brújula y cuando las palabras no están refrendadas por los hechos, se improvisa. Nosotros junto con el periodista Vicente Montes estamos publicando en La Nueva España el día a día de la pandemia con total transparencia en los datos y en las interpretaciones. Está ahí para todos los ciudadanos. Pero si hay una tendencia descendente es así y eso no depende de cómo se llame un consejero o a qué partido pertenezca. La realidad hay que interpretarla como es, te guste o no. Los políticos han de guiarse por los expertos científicos si no están perdidos.

Hospital Universitario de Asturias (HUCA)
Urgencias del HUCA / Foto: Fusión Asturias

-¿Quiere decir que no estamos recibiendo toda la información?
-No dar una información es una forma de manipular y de eso la gente muchas veces no se da cuenta. Aporto datos e interpretaciones, soy científico y no estoy metido en política. Soy funcionario público y estoy al servicio de la ciudadanía. Esta no es mi especialidad y lo hago de manera altruista. Fuimos los primeros en España en ofrecer previsiones fiables y no hemos fallado ni una sola vez. Nos anticipamos quince días en señalar cuándo se produciría el pico en Asturias y España. Al principio de la pandemia nos llamaron del SESPA y desde entonces les estamos asesorando, así como al HUCA. Cada noche les enviamos doce gráficos, no solo para el pico de infectados sino para las necesidades sanitarias de UCIS, ingresados, pacientes críticos, etc. Esto les fue aportando tranquilidad porque vieron que no iban a colapsar, lo cual no quiere decir que el trabajo esté terminado, queda mucho por hacer.

También asesoramos cada día al Servicio de Salud de Cantabria que tienen una situación difícil. A Castilla y León les ayudamos al principio y luego ellos cogieron las riendas de la situación. No queremos que se genere una dependencia, sino que la gente aprenda y en base a esos datos pueda luego tomar decisiones. A nivel particular estamos asesorando a muchos hospitales que solicitan nuestra ayuda, pero no nos tenemos que conformar con esto, hay que ser más ambiciosos. Hoy me han pedido previsiones para Francia donde puede que se enfrenten a veinticinco mil muertos; en EEUU pueden llegar al millón de afectados. Hablamos de la salud de las personas.

«Habrá que relanzar la economía en medio de este escenario y para ello serán necesarias grandes dosis de solidaridad y de innovación»

-¿Qué fortalezas tenemos aquí en Asturias para esta reinvención tan necesaria?
-Somos una región pequeña, innovadora, con un alto grado de formación, con una naturaleza envidiable, un sitio ideal para vivir si se ponen los medios necesarios y espero que también para trabajar. Todo son ventajas. Hay que abrir mercados, desarrollar la región y no ser endogámicos, hay que traer talento de donde sea, importarlo si es necesario y buscar nuevos yacimientos. Hemos de ver esta crisis como una gran oportunidad y esta se basa esencialmente en el reconocimiento de quienes somos, nuestra cultura, la naturaleza, el saber aprovechar los recursos, esa huerta increíble que tenemos y eso, sin dejar de estar abiertos a otras influencias.
Hay que comprobar los escenarios posibles y luego ser flexible y dinámico. Y eso habrá gente que le cueste. La hostelería, por ejemplo, tendrá que reinventarse ante este nuevo escenario. Que conste que hay gente que ya lo está haciendo.

-Nuestro sector primario saldrá reforzado de esta crisis…
-Yo creo que sí. Podemos vivir sin televisión, pero no sin alimentos y ahí tenemos muy buenos productos. Espero que haya un pacto regional y nacional con independencia de las ideologías para aprobar las medidas necesarias que nos saquen de este atolladero. Hay que coger la cresta de la ola, saber surfearla y no dejar a nadie atrás. Tenemos que ver lo que estamos viviendo como una catarsis que nos haga buscar soluciones. Ocurrió en otros sitios como Corea, que antes de ser un país superdesarrollado, tuvo una crisis económica muy grande donde el paro llegó a rozar el 30% y mira hoy cómo están. La mente humana es imparable. Es muy importante que aunemos fuerzas, nos apoyemos en expertos a la hora de tomar decisiones. En época de incertidumbre la gente ¿a quién escucha? A los científicos. No hay democracia sin transparencia y para que exista tiene que haber interpretación, análisis, crítica. Todas las opiniones son respetables, pero no todas tienen el mismo peso.

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