Es una apasionada de las tecnologías, cree que los conocimientos deben tener una aplicación práctica y servir para mejorar la vida de las personas y de la sociedad. Por eso Andrea Ariznavarreta quiere darles visibilidad, ponerlos al alcance del ciudadano de a pie. “Fui aprendiendo poco a poco -mucho por mi cuenta- cómo funciona una impresora 3D, cómo programar y muchas cosas más. Quiero demostrar que esto no es cosa de cuatro frikis, es una herramienta muy útil y se puede aprender”. Por eso ha creado El Rincón Tecnológico, publica podcast sobre distintos temas y participa en proyectos solidarios. ¡Fuera tópicos! No hay edad para enseñar ni tampoco para aprender.
-¿Qué te enseñaron los Legos en tu infancia?
-Desde pequeña siempre me han gustado. Me permitían construir cosas nuevas, utilizar mi creatividad. Me aportaron libertad y me ayudaron a salir de los límites establecidos.
-¿Cuándo te empezó a apasionar el mundo de la tecnología?
-Hace un par de años, cuando estudiaba 4º de ESO, y organizaron en el instituto unos talleres de robótica. La verdad es que no tenía pensado hacer aquello, de hecho, me sentía más atraída por la Literatura, pero como no cierro ninguna puerta me apunté y cuando vi que podía encender un led me sorprendió y cautivó al mismo tiempo. A pesar de no saber todavía cómo funcionaba aquello supe que quería saber más, estudiar lo que hiciera falta y desarrollarme en ese ámbito.
-¿Qué fue lo que más te atrajo?
-El hacer algo por mis propios medios y buscar soluciones innovadoras en distintos ámbitos: programación, cableado… Al final creas algo que tiene vida propia a partir solo de unos componentes.
“Aplicando mis conocimientos de programación y electrónica diseñé un dispositivo que instalado en las tiendas pudiera informar sobre el aforo en tiempo real a través de unos sensores”
-Tiene que ser emocionante ver cómo una idea que tienes en tu cabeza se convierte en algo físico gracias a una máquina. ¿Recuerdas tu primera experiencia con una impresora 3D?
-Sí, fue otra cosa que me marcó y descubrí también en el instituto. Teníamos la suerte de disponer de una impresora 3D y en Robótica nos enseñaron a diseñar y luego imprimir piezas muy básicas en 3D. Hasta entonces solo las había visto en algunas tiendas y pensaba que era algo que nunca iba a estar a mi alcance. Al principio solo era tocar un botón e imprimir porque no tenía ni idea del complejo trabajo que había detrás de ese sencillo hecho. Pero con el tiempo fui aprendiendo y recuerdo el día en que vi como poco a poco se fundía el plástico y capa a capa iba saliendo un objeto a partir de un diseño digital. Aquello me cautivó, vi que podía tener muchas salidas y dar lugar a interesantes proyectos.
-¿Cuándo nace El Rincón Tecnológico y con qué fin?
-Empecé de la nada hace dos años. Mi sueño era poder dejar algo a la sociedad, compartir proyectos, difundir conocimientos, ponerlos al alcance de cualquier persona interesada pero tampoco sabía cómo hacerlo. Comencé publicando cosas, la verdad es que solo mi círculo cercano lo sabía, pero poco a poco se fue expandiendo y acabé conociendo a mucha gente que me ha ido enriqueciendo. He salido de la zona de mi instituto y ese conocimiento limitado y he aprendido por mi cuenta, lo que me ha permitido contactar con gente de toda España, hacer cosas y participar en proyectos sin necesidad de un título que acredite mis conocimientos.
“Mi sueño era poder dejar algo a la sociedad, compartir proyectos, difundir conocimientos, ponerlos al alcance de cualquier persona interesada (…) Comencé publicando cosas, pero poco a poco se fue expandiendo y acabé conociendo a mucha gente que me ha ido enriqueciendo”
-Participas en varios proyectos solidarios. ¿En qué consisten?
-Actualmente colaboro en dos. Uno es una iniciativa propia que me surge a partir de escuchar un podcast que hablaba de impresión 3D y de un grupo de personas que hacían aviones viajeros para varios proyectos. Me puse en contacto con ellos porque se me encendió una bombilla. Con todo esto del Covid-19 se valoró mucho el trabajo de los sanitarios y recibieron muchos reconocimientos, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo. Pero me acordé de los niños hospitalizados en aquellos momentos. Estaban en una habitación que no era la suya, en un ambiente alejado de sus familias, sufriendo pruebas cada poco y, además, estaban enfermos. Me pareció que eran muy valientes, quería reconocérselo y animarlos a que siguieran persiguiendo sus sueños como estaba haciendo yo. Por eso decidí enviarles aviones de juguete, me daba igual si tenía que hacer doscientos yo sola o alguien se animaba a colaborar con esta causa. Lo publiqué en Instagram y conseguí que gente de toda España participara.
-¿Y el segundo?
-Gracias a mis conocimientos y a El Rincón Tecnológico conseguí entrar en una jornada de puertas abiertas de la Universidad de Oviedo, de esto hace tres o cuatro meses, cuando estaba preparando la EBAU. Se presentaba el Proyecto Solidario Superhéroe de la Universidad en el que estudiantes voluntarios -mediante diseño e impresión 3D- creaban prótesis concretas para personas que querían realizar actividades muy específicas que no podían hacer con sus prótesis habituales. Es un proyecto totalmente gratuito y solidario al que acude gente de toda España, tanto niños como adultos y a los que podemos hacer la vida un poco más fácil. Estoy encantada de colaborar aportando todo lo que puedo.
“Me interesa además de la tecnología, el marketing, las relaciones sociales, no dejo de abrir puertas. Soy de las que piensa que no hay barreras entre conocimientos, todo está unido y relacionado”
-En marzo recibías el premio AsturiasSteam organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios en colaboración con el Principado por la creación de una aplicación que permite conocer el aforo de cualquier establecimiento comercial. ¿Qué te supuso este reconocimiento?
-El Covid-19 nos ha hecho cambiar muchas cosas y todavía dará para mucho. Cuando empezamos a salir de la cuarentena veía cómo el personal de los establecimientos contaba manualmente el aforo, surgían aglomeraciones, colas. No había forma de averiguar si el aforo estaba o no completo. Además, era muy incómodo porque tenías que sumar a ello todas las medidas sanitarias por el nivel de contagios tan disparado. Pensé, ¿qué puedo hacer para mejorar esto? Aplicando mis conocimientos de programación y electrónica diseñé un dispositivo que instalado en las tiendas pudiera informar sobre el aforo en tiempo real a través de unos sensores. También tiene unas luces porque así la gente mayor puede verlo sin necesidad de depender de un móvil. La roja es aforo completo o casi y la verde señala que no hay problema… y eso se ve desde fuera del establecimiento. Este premio me pareció todo un logro, demostraba que las ideas se valoran, que el conocimiento se puede aplicar y que toda la tecnología que se está desarrollando puede tener un uso. Ninguna idea es mala, con un enfoque adecuado se pueden hacer grandes cosas como esta que ayuda a mejorar la sociedad.
-Antes habías recibido otros premios…
-Hace cuatro años conseguimos en el instituto un premio grupal de ingeniería. Teníamos que hacer un pequeño coche con material de oficina que pudiera transportar monedas de céntimo y tenía que estar propulsado por aire. A partir de ahí me empecé a interesar por la ingeniería y todos los premios relacionados con ese ámbito. Ese mismo año participé en una Jornada de Historia de la Informática y gané el tercer premio. Y en 2019 quedé finalista en la Olimpiada de Ingeniería Informática de Asturias que se celebró en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón.
-Hablas mucho de la creatividad… ¿qué es para ti?
-Un vehículo de transmisión de ideas. Gracias a ella y a todos los conocimientos que voy adquiriendo puedo darles otro uso, puedo innovar.
-Los niños de hoy parece que aprenden antes a manejar el móvil que a hablar. ¿Lo ves como algo positivo? ¿Crees que deberían de cambiar los métodos en las escuelas?
-Me parece una pregunta un tanto complicada. Desde mi punto de vista creo que el actual sistema educativo tiene mucho margen de mejora. Aunque hay cursos y asignaturas en las escuelas que fomentan el desarrollo tecnológico, creo que faltan más recursos y también formación en el profesorado sobre los beneficios que pueden aportar estas herramientas a los alumnos. El sistema educativo debería estar más al tanto de la actualidad, ir más con los tiempos.
“Gracias a la creatividad y a todos los conocimientos que voy adquiriendo puedo darles otro uso, puedo innovar”
-Eres una fiel defensora de la filosofía Maker (aprendizaje activo). ¿Qué podría aportar esto al sistema educativo?
-Muchas cosas. Desde el desarrollo del pensamiento lógico, de la creatividad, del compañerismo; el poder realizar con tus propias manos algo desde el inicio, el colaborar con otros en distintos proyectos; disfrutar la experiencia de compartir talentos y aprender a desarrollar distintas capacidades a nivel lingüístico, espacial, etc.
-¿Qué objetivos te has propuesto a medio y largo plazo?
-A corto plazo seguir colaborando con el Proyecto Superhéroes y las prótesis 3D. Comenzaré en breve mis estudios de Ingeniería Electrónica Industrial y Automática en la Universidad porque quiero adquirir formación reglada, específica que luego tenga validez a nivel laboral. Eso no quita que por mi cuenta y en mi tiempo libre siga formándome en el día a día, aprendiendo a manejar otros programas, desarrollando otros proyectos, conociendo a otras personas… Seguiré con El Rincón Tecnológico, con el podcast… Me interesa además de la tecnología, el marketing, las relaciones sociales, no dejo de abrir puertas a otros ámbitos, aunque me focalice en ingeniería como profesión. Soy de las que piensa que no hay barreras entre conocimientos, todo está unido y relacionado.
-¿No crees que entre todos estamos creando el prototipo de lo que será el mañana?
-Sí, en mayor o menor medida pienso que juntos estamos creando un futuro, esperemos que un poquito mejor que el que tenemos hoy en día. Cada uno con su labor, directa o indirectamente, está colaborando en ese futuro.