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domingo 24, noviembre 2024

Radagast, fantasía y ficción en asturiano

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¿Alguien pensó que un nuberu no podía protagonizar una novela para adultos en llingua asturiana? Pues no hay nada imposible para Radagast, la editorial que encabeza Nicolás Bardio junto a otros escritores. Lejos de los clichés clásicos de la literatura asturiana, vuelan con su imaginación por universos de fantasía y ciencia ficción.

La editorial comenzó su andadura hace cuatro años y su nombre, Radagast, es el de un Istari, uno de los cincos magos del escritor británico J.R.R. Tolkien. Toda una declaración de intenciones para un proyecto que vino a cubrir un vacío literario en la región asturiana.

Nicolás Bardio. Ediciones Radagast
Nicolás Bardio, promotor de Ediciones Radagast

-¿Por qué decidisteis crear Radagast? De primeras, una editorial que publica fantasía en asturiano parece una apuesta muy valiente.
-En 2019 sacamos el juego de rol ‘Depués d’ochobre’, el primer juego de rol en asturiano. Xon Delacampa hizo las ilustraciones y yo el texto y lo hicimos a través de Verkami, una plataforma de crowdfunding. Conseguimos más de 12.000 euros, algo que nos sorprendió bastante. Pensábamos que éramos minoritarios en el panorama en asturiano, pero llegamos a la conclusión de que lo que a nosotros nos gustaba también le gustaba a mucha otra gente. En realidad había muchas personas que estaban suspirando por tener fantasía, ciencia ficción y rol en asturiano. Viendo esta respuesta tan positiva, con el excedente de financiación del proyecto nos animamos a montar la editorial.

“Pensamos que es importante que exista fantasía, y sobre todo coincidimos en la idea de que la literatura no tiene que ser una especie de torre de marfil intelectual, gafa-pasta, sino que tiene que llegar a la gente y permitir que se lo pase bien”

-¿Quiénes estáis en este proyecto?
-El núcleo duro de la editorial somos Xon -que hizo muchas de las portadas que tenemos y este año dio el paso de escribir una novela- y yo, pero hay más gente; somos como una corriente, un grupo social. Tenemos también a gente como Abel Martínez, Ana Pereira, Luis Aike, Adrián Carbayales, Andrés Fernández, Blanca Fernández, etc. Todos pensamos que es importante que exista fantasía, y sobre todo coincidimos en la idea de que la literatura no tiene que ser una especie de torre de marfil intelectual, gafa-pasta, sino que tiene que llegar a la gente y permitir que se lo pase bien. Es lo que nosotros buscamos. Y a la hora de sacar a los autores noveles, o de hablar con ellos, tenemos en cuenta este criterio, pensamos en el lector. A veces da la impresión de que algunas personas escriben más para ellos mismos que para los demás y nos parece que en otras editoriales en asturiano prima el ‘yo mí me conmigo’ y no tanto el público para el que escribes. Nosotros no tenemos una bola de cristal que nos dice lo que funciona o no, pero sí tenemos la intención de llegar a la gente, a veces lo conseguimos y otras no.

Del Llau del Nigromante, libro en asturiano escrito por Nicolás Bardio -En tu última novela, Del Llau del Nigromante, sobre una base de mitología asturiana recreas un mundo nuevo. ¿Tenemos en el imaginario asturiano un tesoro para utilizar como materia prima?
-Una de las cosas que tenemos en Asturias y que en otros sitios no tienen -aunque no sé si es bueno o malo-, es que aquí todo el mundo conoce la mitología. Tú sales a la calle, preguntas qué es un cuélebre, un trasgu o un nuberu y la mayoría de la gente sabe lo que son, y encuentras comercios, sidrerías u otros locales con nombres de seres mitológicos. Es algo normal en Asturias, algo que forma parte de nuestro día a día. Pero de un tiempo a esta parte, parece que literariamente se infantiliza y muchas cosas que se escriben sobre este tema son para guajes, pero la mitología es una parte de nuestra identidad como pueblo asturiano. Si rascas un poco en los escritores en asturiano del siglo XVIII o XIX, vas a ver que ya tocaron esta temática. Además, la literatura asturiana es muy parecida a la inglesa, a la que conocemos de Tolkien, de Juego de Tronos y este tipo de obras. La nuestra no es tan distinta y es guapo hacer obras de fantasía que tengan en cuenta esto y que la actualicen. Es lo que hice en Del Llau del Nigromante. A lo mejor los cuélebres, xanes o nuberus que yo uso no son iguales a los de la literatura tradicional porque hay una parte de libertad del autor, pero sí tengo una voluntad de emplearlos como un material más para hacer fantasía.

“De un tiempo a esta parte, parece que literariamente la mitología se infantiliza y muchas cosas que se escriben sobre este tema son para guajes, pero la mitología es una parte de nuestra identidad como pueblo asturiano”

-¿Encontramos en la editorial otros trabajos con esta forma de emplear la mitología?
-Sí, hubo más gente que siguió ese camino, pero de una manera distinta. Blanca Fernández hace algo más de mundos inventados, pero en el día a día; Ana Pereira saca ahora un libro también sobre eso, es del día a día y en clave de humor; Andrés Fernández ya va a lo épico, hace una especie de cantar de gestas tipo El Cid, pero con elementos fantásticos. En general está presente la idea de retomar la mitología asturiana y hacer con ella fantasía, porque es un material muy importante, muy bueno.

-¿Sería algo parecido a lo que está pasando con la música asturiana con grupos que están re-interpretando la tradición y creando nueva tradición a su vez?
-Yo creo que sí, de alguna manera es lo que estamos haciendo. También hay que depurar la tradición porque hay muchas cosas de ella que no funcionan bien. Por ejemplo, el nuberu en la mitología tradicional es una especie de dios que va en una nube, es de Egipto y lanza las tormentas, y si yo quiero ponerlo de protagonista en una novela, con este contenido poco puedo contar. Pero si le doy una vuelta y en lugar de un dios es una persona que tiene poderes mágicos que le permiten hacer un rayo o que haya lluvia y que además tiene preocupaciones completamente terrenales, el relato está más humanizado. Lo que hacemos es darle una vuelta, actualizarla. Es como si a un coche de los años 20 le pones airbag, cinturón de seguridad, etc., seguirá con la estética de los años 20, pero podrá circular y el coche será igual de bueno que uno actual. Hay que perder el miedo a modificar la tradición y usarla como un ingrediente porque, como ocurre en la cocina, cuando hay ingredientes que son muy buenos nadie se atreve a cocinar con ellos.

“Hay que perder el miedo a modificar la tradición y usarla como un ingrediente porque, como ocurre en la cocina, cuando hay ingredientes que son muy buenos nadie se atreve a cocinar con ellos”

-¿Estáis consiguiendo también que la gente pierda el miedo a leer en asturiano sobre cualquier tema?
-Sí, uno de nuestros autores, Adrián Carbayales, decía -y creo que con mucha razón- que muchas veces tenía la impresión de que la literatura asturiana era un género, un tipo de novela, un tipo de poemario, una poesía, algo muy intimista, y que a lo mejor hay gente que no es tan militante y que no compra cualquier cosa solo porque esté en asturiano. Yo soy asturiano igual que soy español y si sale una novela muy guapa, pues la compro en asturiano sin ningún problema.
En la literatura asturiana, aunque ahora hay más, sigue habiendo todavía poca variedad; no hay ninguna novela romántica, por ejemplo. A mí como lector no me interesan, pero igual a otra persona sí. Nosotros somos un poco una revolución, y a diferencia del resto de editoriales que venden más libros en tiendas de asturiano, vendemos más en la librería Cervantes. Esto nos dice que probablemente llegamos a personas que cuando cogen un libro nuestro es el primero que leen en asturiano. Pero eso pasa porque tocamos temas que nadie tocó antes, no porque sean mejores o peores.

-¿Crees que el interés por el mundo mágico se ha extendido a raíz de visibilizarse en la gran pantalla historias como El Señor de los Anillos?
-No sé, a mí ya me gustaba antes de que saliesen las películas. Tuve la suerte de leer primero El Señor de los Anillos y luego ir al cine, pero es verdad que ahora hay más medios respecto a efectos especiales y es posible mostrar todo eso en la pantalla, mientras que antes era muy difícil. Aunque creo que más que El Señor de los Anillos fue Juego de Tronos quien disparó todo, porque fue la primera serie de fantasía que veía todo el mundo. Incluso gente a la que no le interesaban este tipo de género, y ahora ya es uno más. De hecho, en Avilés tenemos el Celsius 232, uno de los festivales de fantasía, terror y ciencia ficción más grande de Europa, un evento que mueve muchísima gente.

Presentación del libro 'L'horru de vapor' en el Celsius 232 de Avilés.
Presentación de la obra colectiva ‘L’horru de vapor’ en el Celsius 232 de Avilés, el pasado mes de julio.

“En Avilés tenemos el Celsius 232, uno de los festivales de fantasía, terror y ciencia ficción más grande de Europa, un evento que mueve muchísima gente”

-Nuestros abuelos podían hablar de seres mitológicos, pero lo hacían en un ámbito diferente. ¿Hablar y escribir sobre mundos imaginarios se ha normalizado?
-Está completamente normalizado en el día a día, en lo que compramos y vemos en la tele, pero sigue habiendo todavía muchas ideas elitistas. Un ejemplo es que el Premio Nobel de Literatura no lo sacó todavía nadie que hiciese fantasía, y no es que no gane nunca un libro de ciencia ficción o de fantasía, es que directamente ni siquiera suenan como candidatos.
En ciertos ámbitos académicos muy concretos parece que esto cuesta. Hay como una especie de cultura vieya con olor a naftalina, y no sólo a nivel de la academia sueca, también la hay en Asturias.

-En una entrevista comentaste que cuando se creó Radagast era casi como un núcleo de orfandad, dado los géneros que tocabais y además en llingua asturiana. ¿Esto está cambiando?
-Nosotros también editamos en castellano, pero los libros en asturiano que tenemos venden más que en castellano. Objetivamente, la gente sabe leer mejor en castellano que en asturiano porque digamos que todo el sistema educativo está hecho para que tú sepas castellano y casi tienes que revelarte contra el sistema para aprender asturiano, pero yo creo que hay una impresión de que la llingua es más auténtica. Si yo escribo una historia de fantasía en castellano, la gente piensa ‘este quiere ser Tolkien’, pero si lo haces en asturiano porque quieres contar historias que son de aquí, conectas con la gente.
Un libro que vendió muchísimo fue el de La Rexenta contra Drácula. Drácula es muy conocido, pero La Rexenta es un personaje asturiano y yo creo que esa es la clave de por qué vendemos más en asturiano que en castellano: damos un producto que la gente no ve en otros sitios.

“Con el libro ‘La Rexenta contra Drácula’ hubo muchísima polémica. Sobre todo, en ciertos círculos elitistas que se veían con un monopolio de la literatura asturiana, de lo que está bien, de lo que está mal, que ponen medallas y van por ahí pontificando”

-¿Hubo cierta polémica a raíz de esta publicación?
-Hubo muchísima. Sobre todo, en ciertos círculos elitistas que se veían con un monopolio de la literatura asturiana, de lo que está bien, de lo que está mal, que ponen medallas y van por ahí pontificando, y de repente, sale algo que es un fenómeno total de ventas y entonces pasa algo así como que el emperador está desnudo. Creo que por eso mancó tanto. Había quien repartía los carnets de lo que es bueno y malo, y de pronto hay un público muy importante que apuesta por La Rexenta contra Drácula, que ya va por la segunda edición, tiene traducción al castellano y vendió mogollón. Junto con la de Del Llau del Nigromante fueron las que más vendieron en la editorial.

-¿Publicar os hace tener una responsabilidad social?
-Cuando vemos que las instituciones van como van, tarde mal y nunca, si hay que salvar el asturiano, tiene que ser por la gente organizándose a nivel de asociaciones, de editoriales, de productores de cine o de radio… Yo creo que esa es la manera de hacerlo porque no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que el gobierno haga las cosas porque al final no las hace.
Nosotros tenemos en cuenta que sean novelas cortas porque somos conscientes de que a una gran parte de la gente que nos lee le cuesta leer en asturiano, porque no lo hacen habitualmente y el grueso del sistema educativo está en castellano. A mí me gustaría escribir un tocho de 600 páginas, pero yo sé que tú haces un esfuerzo por leer en asturiano y no lo voy a hacer, hay que pensar en el lector. Y si tienes cuatro maneras de decir una cosa, hazlo de la manera más fácil, más corriente, no elijas lo más rebuscado porque lo que tú quieres es que te lean los demás.

“Tenemos en cuenta que sean novelas cortas porque somos conscientes de que a una gran parte de la gente que nos lee le cuesta leer en asturiano, porque no lo hacen habitualmente y el grueso del sistema educativo está en castellano”

-Háblanos sobre el premio que concede vuestra editorial.
-El Premio Radagast es el único premio no institucional monetario en Asturias. Como tampoco somos una empresa enorme es un premio de 300 euros, un diploma y la publicación de la obra, y ya vamos por la 3º edición. Hemos publicados los dos primeros, Trovadoresca de Blanca Fernández, una novela de fantasía, La Vieya de Aike Fernández, de terror basado en la mitología celta, y el tercero lo sacaremos el próximo año, se llama Contadora y es una historia de ciencia ficción de Ana Pereira. Y hasta el 31 de diciembre de este año tenemos abierta la inscripción para participar en la cuarta edición, para quien se quiera presentar.

-En el alma de Radagast, ¿cobra importancia también la obra colectiva?
-Hay que diferenciar al escritor del autor. Escritor es el que escribe y puede escribir lo que quiera por las razones que le dé la gana, nadie te tiene que decir lo que quieres escribir. Pero pienso que cuando eres autor, es decir, cuando das el paso de publicar, entonces ya hay una voluntad social. Y si la editorial pone los medios económicos y saca muchas copias de tu libro entiendo que es porque quieres que los demás lo lean. Cuando escribes con la intención de publicar tienes que intentar hacerlo pensando en a quién va dirigido y perder el miedo a trabajar en equipo y a los proyectos conjuntos. Trabajando en equipo se puede llegar a más gente porque hay más visiones, se consiguen mejores resultados, esto lo vemos también en el cine y en el teatro.
Uno de los libros que más vendimos fue 78 Crímenes, 78 Conceyos, una obra colectiva. Cada autor hizo una historia policíaca ambientada en un concejo y gustó bastante. Tenemos otra colectiva que es L’Horru de Vapor, la idea es que con doce autores diferentes se escriban doce relatos de ciencia ficción victoriana. Son historias de una época en la que no hay ordenadores ni viajes espaciales, solo engranajes, máquinas con reloj y cuerda, es como la época de Julio Verne. La idea es sacar cada año un relato distinto e ir viendo cómo los distintos autores reaccionan a una misma propuesta.

“Creo que en Primaria es cuando ya enganchas con la lectura, por eso es muy importante que los guajes lean lo que les gusta y que no se les obligue a leer otras cosas, porque si no le cogen asco a la lectura”

-¿Personalmente, cuándo te dio por la literatura?
-Ya de guaje siempre leía mucho, a Michael Ende, a Roald Dahl o El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg. Con doce años leí El Hobbit que me gustó muchísimo, luego El Señor de los Anillos y a partir de ahí fui leyendo fantasía que era lo que más me gustaba, aunque también leo otras cosas.

"El xenial Don Raposu", adaptación al asturiano de la novela de Roald Dahl
«El xenial Don Raposu», adaptación al asturiano de la novela de Roald Dahl

-¿Y al ruedo de la escritura, cuándo fue la primera vez?
-Creo que fue en 3º de la ESO, había un concurso de relato en el Instituto de Llanes y la profesora de castellano nos dijo que si nos presentábamos, nos daba medio punto en la evaluación y que si lo ganábamos, nos daba uno entero. Pensé que sería fácil, así que me presenté y lo gané, pasé de notable a sobresaliente aquel año. En 1º de la ESO había también un profesor de lengua y castellano que a veces nos mandaba hacer relatos. Nos daba una premisa sobre la que escribir, podía ser un relato sobre un viaje en el tiempo o cualquier otra idea y era algo muy guapo.
Yo creo que en Primaria es cuando ya enganchas con la lectura, por eso es muy importante que los guajes lean lo que les gusta y que no se les obligue a leer otras cosas, porque si no le cogen asco a la lectura. Nosotros tenemos una parte dedicada a Infantil, empezamos produciendo a Roald Dahl en asturiano, pensamos que era muy guapo para ellos.

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