Asturias es una región líder en cuanto a envejecimiento y también en soledad: uno de cada cuatro mayores vive solo. Muchos de ellos, además, se sienten solos. El proyecto Voluntarios contra la Soledad trabaja para paliar la situación de soledad que viven muchos de nuestros mayores en sus domicilios y también en residencias. La psicóloga Teresa Ubalde asesora a este colectivo de voluntarios que tiene su base de operaciones en Llanes.
Licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona, Teresa está especializada en terapia infantil y de familia. Su formación fue la base para participar en este proyecto promovido por la asociación Tertulias en Llanes. Un proyecto en el que también colaboran la doctora Concha Rey, Adolfo Rodríguez -creador de esta idea-, Carlos Rueda y Marcos Fernández. Pero los auténticos protagonistas son los voluntarios, cerca de quince personas que dedican parte de sus vidas a estos mayores necesitados sobre todo… de cariño.
«Al principio el proyecto nace para atender a gente mayor enferma, ancianos que viven solos y que necesitan contacto y relación. Curiosamente ha resultado muy difícil aproximarse a la gente que está en sus casas y muy fácil llegar a los mayores que están solos en residencias, que no reciben visitas o no tienen familia. Así que la mayoría de los voluntarios hacen su labor en residencias». La labor de Teresa consiste en formar a los voluntarios, hacer un seguimiento y darles apoyo psicológico ya que han de enfrentarse a situaciones difíciles como la enfermedad o muerte de los mayores a los que acompañan, la gestión de sentimientos o depresiones.
-Ha dicho en alguna ocasión que nuestra sociedad se está volviendo cada vez más individualista y que la gente tiende a quedarse desconectada, aislada. ¿A qué es debido?
-No sabría exactamente decir el porqué, yo creo que forma parte de esta era. Las familias se van concentrando en lo que es la familia nuclear y no en la familia extensa, por lo que los mayores se van quedando poco a poco relegados.
-¿Se vive de igual manera la soledad en el medio rural que en el entorno urbano?
-En algunos aspectos es lo mismo: o no tienen familia o su familia se fue del medio rural, y en este caso sí se da un elemento de mayor soledad. Pero en la ciudad también los mayores están solos, porque el entorno urbano pone unas dificultades que a los mayores les es difícil superar. Sin embargo en los pueblos hay un poco más de ayuda entre los vecinos, más apoyo etrne ellos. Cada lugar tiene su problemática.
«La asistencia del médico de cabecera de forma constante tiene mucho que ver con una necesidad de contacto, que de otra manera no tendrían»
-En base a su experiencia, ¿qué es lo que les demandan los mayores?
-Compañía, y para ello fijamos una visita semanal, siempre el mismo día. Unos piden que les lean, otros que se les acompañe a salir al mercado, jugar con ellos a las cartas… Básicamente necesitan hablar, que se les escuche.
-¿Cuántos problemas de salud que padecen podrían estar provocados por la soledad o agravados por ella?
-Muchos. Incluso la asistencia del médico de cabecera de forma muy constante también tiene mucho que ver con esa necesidad de contacto que de otra manera no tendrían: buscan el contacto a través de los cuidados médicos.
-¿Qué supone para los voluntarios esta experiencia?
-Empezamos hace unos dos años y medio y para los voluntarios es una experiencia muy reconfortante. Todos están muy motivados porque lo hacen porque quieren y tiene un sentido importante para ellos. Cuando ven el efecto que tienen sobre las personas a las que visitan, ven cómo esa labor que hacen desinteresadamente tiene una razón de ser. La gente mayor lo agradece mucho.
-Estarán ‘enamorados de sus ángeles…’
-Sí, ellos reciben a los voluntarios con muchísimas ganas. Al principio estaban un poco reticentes pero luego fueron enganchando y ahora están encantados y encantadas, porque hay más mujeres que hombres. En las residencias parece que uno tendría todas las necesidades cubiertas, pero falta la compañía. Ellos esperan a que llegue ese día que para ellos tiene un sentido porque se ha creado una relación con el voluntario. Intentamos que vayan dos voluntarios en vez de uno, de forma que si uno falta, el otro pueda seguir llenando ese hueco. Así, si el voluntario se va de vacaciones o se pone enfermo, los ancianos no se quedan sin visita y tampoco va una persona nueva que no conozcan de nada. Las relaciones se crean con el trabajo, con el diálogo no puede ir uno cualquiera como si se tratase de repartir paquetes.
-¿Hay más proyectos de este tipo en otros lugares de Asturias?
-Creo que hay algo en Gijón y en Pola de Siero. Es una realidad que va en aumento: a mayor esperanza de vida surgen más necesidades.
«Las familias se van centrando en la familia nuclear y no en la familia extensa, por lo que los mayores se van quedando relegados»
-¿Cree que la soledad es solamente cosa de mayores?
-No, lo que pasa es que los ancianos son la franja de edad que vive con más fragilidad. Al final, las personas a las que visitan los voluntarios son las más dependientes, no tienen capacidad para buscar alternativas, pero esto forma parte de nuestra dinámica de vida. Cuando eres más joven todavía puedes desarrollar recursos para intentar paliarla, o buscar círculos de gente o contactos. El problema es cuando vamos perdiendo esa capacidad por falta de movilidad, por incapacidades físicas y por el proceso natural que es el envejecimiento.
-Antaño los ancianos eran la máxima autoridad de una comunidad, era muy apreciada su experiencia. Sin embargo, nuestra sociedad ha abandonado esos valores…
-Se ha ido relegando el papel de la gente mayor porque somos una sociedad en la que prima la juventud sobre la experiencia. Ya no hace falta ser muy mayor para que te quiten de en medio. Los voluntarios atienden básicamente a gente que ha perdido la capacidad de movimiento pero también a algunas personas activas que aún tienen cosas por hacer.
-¿Estamos preparados para llegar a mayores?
-Nos tenemos que preparar para poder ser activos el mayor tiempo posible, para ser independientes y autónomos, y para estar conectados, ya que somos redes sociales. El envejecimiento es un proceso natural, en el que nos cuesta más la relación social y perdemos interés, así que es necesario prepararse para esta etapa de la vida.