Los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela siguiendo el Camino del Norte tendrán la oportunidad de recorrer parte del concejo de Coaña. Ante ellos se mostrarán los bellos rincones que atesora este concejo de tierra y mar.
La vinculación de Asturias con el Camino de Santiago se remonta al siglo IX, cuando el rey de Asturias y Galicia, Alfonso II el Casto, realizó la primera peregrinación hacia el lugar en el que, en aquel momento, se decía que estaba el sepulcro del Apóstol Santiago, en un lugar próximo a Iria Flavia en Padrón. Retrocediendo en la historia sabemos que a mediados del siglo XVIII los peregrinos entraban en Coaña por la zona de Barqueros en El Espín, tras atravesar la ría de Navia en barca. Este era el transporte que usaban tanto los peregrinos que se dirigían a Santiago a pie como los que lo hacían a caballo o en carruajes. Diferentes documentos de la época reflejan que los caminantes pagaban cuatro maravedís por el trayecto, mientras que las caballerías pagaban ocho. Álvaro Pérez de Coaña fundó en el año 1370 un hospital de peregrinos en Jarrio que, según el catastro del Marqués de La Ensenada, todavía funcionaba en el año 1753. Los enseres que acondicionaban el establecimiento estaban valorados en 1542 reales y la renta, manutención y asistencia se realizaba gracias a los peregrinos.
De todo aquello, poco queda hoy día más que el recuerdo, pero sí sigue presente el espíritu del peregrino que en el presente entra en el concejo por El Espín tras recorrer el puente construido sobre la ría de Navia. De esta manera, ya no se ve en la obligación de acceder en barca como antiguamente, pero sigue manteniendo su tránsito por el barrio de Barqueros, donde es posible contemplar bellas casas de indianos como Casa Xenrón, de 1898 y la Costa Rica, de 1928. Siguiendo las conchas jacobeas y otras sencillas flechas amarillas, la ruta nos lleva hasta el núcleo de Jarrio donde pasaremos por la antigua capilla de Santa Ana. Esta pequeña ermita fue parte del hospital de peregrinos que fundó Álvaro Pérez de Coaña. Desde aquí continuaremos por uno de los puntos más singulares del Camino, el Caleyón de la Calzada, conocido como el antiguo Camino Real porque por él circulaban el rey y los coches de caballos.
Finalizado este tramo se llega a las antiguas escuelas, hoy sede de la Asociación de Vecinos de Santiago y Santa Ana, y a la Fuente de los Peregrinos donde se puede hacer un alto para descansar. Poco después, en Torce, otra fuente espera al caminante antes de continuar rumbo al pueblo de El Esteler, en la parroquia de Cartavio, donde hay que recorrer un pequeño tramo por la N-6 en dirección a Cartavio, aquí se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa María. Este templo es de nueva edificación pero conserva elementos que hablan de su añeja historia, como unas inscripciones en una lápida del siglo X. Tras continuar a través de pistas de zahorra, junto a cultivos de maíz y cierres de fincas, en Silvarronda hay que salir de nuevo a la Nacional y tras dejar atrás Casa Castro, una quinta modernista con capilla propia, hoy con uso hostelero, una flecha nos indica que debemos cruzar la carretera para continuar nuestra peregrinación por otras asfaltadas, mucho menos peligrosas. Una pequeña bajada nos conducirá al bonito y restaurado lavadero de Xonte, de 1930 y posteriormente a las casas de este pequeño núcleo rural donde nos espera una gran cruz de Santiago, obra de un artesano de la zona.
Siguiendo las conchas jacobeas y otras sencillas flechas amarillas el caminante puede descubrir la esencia del concejo
Las flechas amarillas que, próximas al río Miudes, discurren alternando pequeños tramos de zona boscosa con pastizales nos dirigen finalmente a Castello, donde ya comienza el concejo de El Franco. La ruta jacobea por el municipio coañés permite al caminante descubrir la esencia de este concejo, eminentemente rural y que se asoma al Cantábrico con una rasa costera bellísima, la cual es posible apreciar desde algunos puntos del Camino.
Hórreos, típicas casonas asturianas, muestras de edificación indiana, templos religiosos, puentes, lavaderos y fuentes, también ganaderías y por supuesto praderías y sembrados de maíz explican a su paso cómo es la vida en este pequeño territorio de marcado pasado castreño. Siete parroquias (Cartavio, Coaña, Folgueras, Lebredo, Mohías, Trelles y Villacondide) que albergan una población inferior a los 3500 habitantes y en la que es habitual escuchar el eonaviego como dialecto mayoritario.
Un alto para disfrutar del concejo
Una vez en tierras coañesas, tanto si el motivo es la peregrinación a Santiago de Compostela como simplemente disfrutar de un tiempo de ocio, se abren diferentes oportunidades para el turista o caminante que quiera conocer la zona en mayor profundidad. Algunas son una cita obligada y se pueden disfrutar en cualquier momento del año, como por ejemplo, la visita al Castelón de Coaña. El castro, ubicado en Villacondide, es el más popular de cuantos se conocen en la región gracias en parte a la gran superficie excavada. Esta aldea fortificada, cuyos orígenes se remontan al siglo IV a.C., está construida sobre una pequeña colina y se encuentra delimitada por una gruesa muralla. La existencia de un Aula Didáctica, en la cual se muestra cómo fue evolucionando la cultura castreña hasta su contacto con el mundo romano y la influencia que tuvo la extracción del mineral de oro en esta zona, enriquece enormemente el recorrido. (Más información en www.castrosdeasturias.es).
El castro de Coaña, ubicado en Villacondide, es el más popular de cuantos se conocen en la región
La visita al puerto de Ortiguera es otra de las opciones para realizar en cualquier momento del calendario. A pesar de ser uno de los menos conocidos del litoral asturiano no por ello es menos espectacular al encontrarse en un escenario casi de película, encañonado y rodeado de grandes paredes acantiladas. Para conocer este enclave y sus alrededores se ha creado la ruta marinera (PR AS 296), un itinerario de baja dificultad y casi cuatro kilómetros de recorrido. Y aunque en determinadas épocas del año es posible realizar la ruta de forma guiada, la señalización permite que sea posible hacerlo de forma sencilla en cualquier momento. Los faros del Cabo de San Agustín, la ermita, la arquitectura indiana, el puerto o los barrios marineros son algunos de los puntos fuertes de este itinerario.
A finales de junio, en el Cabo de San Agustín y escoltados por el Faro de Ortiguera se celebra una de las citas más emotivas del año: el Día del Mar. Ambientadas con el sonido de las gaitas y la música coral tiene lugar la ofrenda a las gentes marineras. / Foto: Ayto. de Coaña
Con la llegada del verano adquiere protagonismo la rasa costera. Aquí bellas playas de arena como Arnelles o Foxos se alternan con altivos acantilados, en una costa que acentúa su carácter salvaje en playas de cantos rodados como Torbas o La Figueira. La senda costera recorre en gran parte el litoral y es una buena forma de conocer todos estos rincones.
La agenda festiva también resulta un aliciente a la hora de programar una visita a este concejo. Sin ir más lejos, el próximo 5 de abril, será la Feria de Agroarte la que reunirá todas las miradas y atenciones. El evento, que transcurre en el polideportivo Los Castros (próximo al Hospital de Jarrio), congrega a más de cuarenta expositores con diferentes productos agroalimentarios y artesanías de la zona, pero también incluye una programación para los más pequeños.
El Día del Mar, en junio, o el Día de los Mayores, en el mes de noviembre, son también fechas señaladas para disfrutar no solo del escenario elegido sino también de la hospitalidad y la vecindad coañesa.