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lunes 25, noviembre 2024

En primera persona. Llarina González. Brigadista en Palestina

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Debido a los largos años de asedio y bloqueo por parte del Estado de Israel, en Palestina hace falta de todo para mantener una mínima calidad de vida. Pero, más que ayuda, lo que piden es justicia. La avilesina Llarina González ha formado parte recientemente de una brigada de solidaridad en Cisjordania, para conocer en primera persona la realidad del pueblo palestino.
El viaje de diez días, organizado por IU y las JUVE a finales de agosto, discurrió por el territorio de Cisjordania, recorriendo las ciudades de Ramallah, Nablús, Belén y Hebrón. A diferencia de la franja de Gaza, estos lugares no fueron bombardeados el pasado verano, pero los brigadistas han denunciado un constante maltrato psicológico hacia la población palestina.
-¿Cuál era el objetivo del viaje?
-Ver en primera persona lo que está pasando en Cisjordania y poder contarlo. Aunque para mí fue la primera vez, ésta es la tercera que se organiza un viaje de este tipo. Ahora estamos preparando una brigada para entrar en Gaza, ver los efectos del bombardeo y, si es posible, ayudar a reconstruir.
-¿Encontrasteis dificultades para desplazaros por el territorio?
-Sí, de hecho en el aeropuerto tuvimos que mentir. Íbamos por parejas como en un viaje de novios porque si llegamos a decir a qué íbamos nos hubieran devuelto a España. Una vez dentro del territorio palestino el único problema eran los checkpoints, los puestos de control que los soldados israelíes mantienen por el territorio ocupado, donde nos pedían documentación, nos interrogaban y registraban nuestras maletas.

«Los niños de diez o quince años nos explicaban que ven desde muy pequeños la tortura, la incomunicación y el aislamiento, están acostumbrados a vivir con esa tensión y lo que quieren es luchar. Como consecuencia de todo esto crecen a pasos agigantados»

-Una de las circunstancias a las que se enfrenta la población palestina es la llamada detención administrativa. ¿En que consiste?
-La detención administrativa es una figura por la cual te pueden detener sin ninguna acusación formal. Permaneces entre tres y seis meses en aislamiento sin opción a tener un abogado o hablar con un juez. El principal problema de estas detenciones es que te pueden renovar esa condena, y nunca sabes cuando vas a salir. Tuvimos la oportunidad de reunirnos con Addameer, una asociación que proporciona ayuda psicológica y legal a los presos palestinos y nos contaban que para muchos presos y para sus familias esto es peor incluso que la cadena perpetua, porque no saben cuando serán liberados. Y más del 40% de la población ha tenido algún tipo de relación con torturas o detenciones administrativas
Uno de nuestros anfitriones en Ramallah -durante el viaje nos alojamos en varios hogares palestinos- estuvo detenido hace un año y nos contaba las torturas habituales: aislarte en un lugar cerrado con luz continua para que pierdas la noción del tiempo, maltrato físico, hacerte escuchar cómo sufren otros compañeros…
-¿Cómo vive estas situaciones la gente más joven?
-Llama la atención que la gente de diez o quince años es la que está en primera línea de las manifestaciones. Ellos nos explicaban que ven desde muy pequeños la tortura, la incomunicación y el aislamiento, están acostumbrados a vivir con esa tensión y lo que quieren es luchar. Es frecuente que los soldados judíos detengan a los niños que les lanzan piedras para sacarles información. A muchos los violan, toman imágenes con contenido sexual y luego los chantajean con enseñárselas a su familia si no colaboran con la inteligencia israelí. Afortunadamente la mayoría de estos niños ya están preparados y se niegan, prefieren explicar lo que les ha pasado antes que traicionar a su pueblo.
Como consecuencia de todo esto los niños crecen a pasos agigantados. Estuvimos en un festival juvenil y llamaba la atención que jóvenes de diecisiete años parecían de treinta.

«Uno de nuestros anfitriones nos decía: ‘no queremos ayuda, no queremos camas ni medicamentos, lo que queremos es que contéis al mundo lo que pasa. Y una vez que haya justicia tendremos camas, educación, sanidad…’ «

-¿Cómo fue la visita a los campos de refugiados?
-La idea era visitar dos campos, uno en Ramallah, y otro en Belén. No llegamos a entrar al primero, porque el día anterior habían matado a un chico de diecisiete años en una manifestación y estaban preparando el funeral. Nos invitaron a asistir y fue una de las cosas que más me impresionó: los jóvenes abriendo y cerrando la marcha, gente con metralletas lanzando tiros al aire en señal de duelo y venganza… Como los cementerios de los campos están llenos tienen que enterrar a los muertos fuera, y éste fue en una pequeña colina que estaba a cincuenta metros del asentamiento donde vivía el colono judío que lo había matado.
En el campo de refugiados de Belén, el de Aida, sí pudimos entrar. Me chocó especialmente que algunas de las casas están pegadas al muro, de modo que al abrir las ventanas ven a diario a los soldados judíos. Piensa que la mayoría de los campos de refugiados se crearon en el año 48 y se ampliaron en el 67, después de la Guerra de los Seis Días. La gente se trasladó allí con la idea de una situación temporal, pero ya es la tercera e incluso cuarta generación que vive en los campos.

Lista de niños palestinos asesinados por Israel, a fecha de julio de 2014
Lista de niños palestinos asesinados por Israel, a fecha de julio de 2014./Foto cedida por Llarina González

-¿Cómo vive la población palestina en este clima de violencia continua?
-Es paradójico, porque a pesar de la situación ellos son capaces de contar entre risas las anécdotas de enfrentamientos con los soldados, o incluso de muertes. Como ellos mismos dicen: «si no nos reímos, nos morimos», necesitan tomárselo con calma porque la presión es mucha, y siguen teniendo ganas de vivir y de luchar.
-Para ellos será importante recibir la visita de observadores como vosotros.
-Sí, y de hecho son increíblemente hospitalarios y amables. Pero uno de nuestros anfitriones nos decía: ‘no queremos ayuda, no queremos camas ni medicamentos, lo que queremos es que contéis al mundo lo que pasa. Y una vez que haya justicia tendremos camas, educación, sanidad…’ Y esa era la opinión generalizada: la ayuda humanitaria es necesaria pero no quieren recibirla por la puerta de atrás, sino que la comunidad internacional vea lo que está pasando.
-El siguiente viaje es a Gaza. ¿Por qué la comunidad internacional asiste a un bombardeo indiscriminado que incluye hospitales y escuelas sin tomar ninguna medida?
-Porque el gobierno judío es un lobby muy importante en la comunidad internacional. Es uno de los principales centros financieros que más aporta a países como EEUU, que siempre ejerce su derecho a veto frente a acciones contra el gobierno de Israel. Es una potencia, no sólo armamentística y militar, sino económica, y ejerce mucha presión sobre el resto de países.

«La mayoría de los campos de refugiados se crearon en el año 48 y se ampliaron en el 67, después de la Guerra de los Seis Días. La gente se trasladó allí con la idea de una situación temporal, pero ya es la tercera e incluso cuarta generación que vive en los campos. «

-¿En qué medida es la religión y ser el ‘pueblo elegido’ la motivación del Estado de Israel?
-Yo creo que la religión es simplemente la excusa, ya que la zona estratégicamente es muy importante. Geográficamente es el nexo de unión entre Europa, Asia y Africa; sin olvidar la gran reserva de gas que hay cerca de Gaza, por eso están tan interesados en atacar la Franja.
-Suecia acaba de reconocer al Estado palestino, ¿qué pasaría si el resto de países hiciera lo mismo?
-Volvemos al derecho a veto de EEUU, que lo complica todo. Pero reconocimientos como éste son un apoyo fundamental, un contrapeso a lo que está haciendo EEUU y una carga de energía para los palestinos, que ven que hay países en el mundo que les apoyan. Como dijo un alto cargo de Suecia, EEUU no debería marcar su política internacional. Esto es algo que el resto de países deberían asumir.
-¿Cómo se puede ayudar al pueblo palestino desde España?
-Hay varías líneas. Se puede, por ejemplo, consultar al Movimiento a favor del Boicot, la Desinversión y las Sanciones (BDS) que en Asturias no tiene mucha fuerza pero en Madrid, Valencia y Barcelona sí es muy importante. Ahí se recoge el boicot a productos, las desinversiones a empresas israelíes por parte de ayuntamientos e instituciones, y las sanciones por parte de organismos y gobiernos.
No es que el boicot vaya a suponer un declive para las empresas judías pero es un acto simbólico muy importante. Si no compras el producto cuyo código de barras empieza por 729 ya estás siendo consciente de lo que haces, es una manera de solidarizarse. Y hay que intentar buscar más allá de las informaciones de los medios convencionales para descubrir cuál es la realidad palestina, a través de documentales como por ejemplo Gueto (gueto2009.com).

Apuntes de la vida en Cisjordania«Allí no hay bombardeos, no hay un ataque físico directo, pero el maltrato psicológico es continuo. El hecho de que cada día tengas que atravesar un puesto de control y esperar el tiempo que consideren los soldados israelíes para poder pasar -pueden ser cinco minutos o tres horas- sufriendo vejaciones en muchos casos, es un maltrato diario. Estuvimos con campesinos que tenían que atravesar un checkpoint para acceder a sus tierras; como hay días en los que los soldados no les dejan pasar, pierden las cosechas. Lo mismo pasa con los universitarios que tienen que atravesar el checkpoint de Ramallah, en época de exámenes lo cierran durante tres o cuatro horas para impedirles llegar a la universidad y que suspendan».

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