Empezó en el año 93 y entonces predicaba casi en el desierto, pero hoy es una de las voces más autorizadas al respecto. Es pues uno de los pioneros en la ecología en España, desde luego la referencia a tener en cuenta si se quiere hablar de este tema en la región. Además de identificar determinados acontecimientos y situaciones que responden al cambio climático, Anadón va más allá: la cuestión ya no es tanto el cambio en sí, sino qué puede hacer el hombre para adaptarse a él, manteniendo en la medida de lo posible su calidad de vida.
-En los últimos años los fenómenos extremos se están convirtiendo en algo habitual, podemos pasar de la sequía a la inundación en pocos días. ¿Es eso lo que podemos esperar en un futuro?
-Eso es lo que predicen los modelos, siempre teniendo en cuenta que funcionan con valores más bien conservadores. La predicción es muy complicada, pero los modelos dicen que los extremos cimáticos serán más frecuentes que ahora, empezando a convertirse en norma en los próximos veinte o treinta años.
-¿Cuáles serán los cambios más evidentes a medio plazo?
-A medio plazo los modelos regionales dicen que es previsible un incremento de dos grados de temperatura, y un descenso de pluviosidad de un 20% o un 30% de media, lo que significa que la época seca será muchísimo más seca de lo que estamos acostumbrados. Lo más probable es que eso se traduzca en cambios en la vegetación, obviamente en la ganadería, porque los pastos ya no producirán igual, y en la agricultura, que no digo que se convierta en una de secano, pero ya no estaría subsidiada por el agua de lluvia. Entonces ¿hay que establecer regadíos en Asturias? ¿se abrirían posibilidades para establecer una agricultura de huerta competitiva con la del sur? Es posible. ¿Podremos disfrutar de tanta agua como ahora? No ¿Tendremos que cambiar nuestros sistemas de calefacción y a lo mejor instalar sistemas de refrigeración para el verano? Es posible.
Todo eso tendrá trascendencia económica, y en unos casos se podrá paliar y en otros no. Desde luego cambiará la sociedad y nuestra forma de ver el mundo. Por ejemplo, se han hecho inversiones en alta montaña para el esquí, pero el que quiera esquiar dentro de veinte años, lo más probable es que vaya a Pirineos o a los Alpes, porque aquí no habrá nieve.
«Todos estos cambios tendrán trascendencia económica, que en unos casos se podrá paliar y en otros no. Desde luego cambiará la sociedad y nuestra forma de ver el mundo»
-En lo económico parece que las previsiones hablan de un beneficio para Asturias, que tendría un clima más benigno y por lo tanto mejor para el turismo. ¿Qué otras consecuencias se barajan?
-Es un tema complicado, porque pongamos que Asturias se ve beneficiada, mientras que el resto de España se ve perjudicada de una manera severa. ¿El perjuicio de gran parte de España es un beneficio para nosotros? La respuesta tendría que ser no. Es posible que nos venga el turismo que salga huyendo del calor del sur, pero a cambio habrá muchas zonas que necesitarían ayudas. Ahora se está muy centrado en la economía del cambio del modelo energético, pero si el PIB del país cae digamos un 6% por motivos climáticos, no creo que eso sea favorable en general.
-¿La opinión pública es consciente de lo que está pasando?
-Creo que la gente ha oído hablar tanto del cambio climático que ya da por supuesto que lo hay, aunque probablemente no entienden qué es exactamente, y por lo tanto sus preguntas se refieren a eventos que están ocurriendo en el momento. ¿Que hace mucho frío? Baja la confianza en el cambio climático. ¿Aumenta el calor, hay sequía? Entonces el cambio climático se convierte en algo importantísimo.
Lo que es más complicado es establecer un nexo entre la confianza que uno pueda tener en el cambio climático y las actitudes que toma, y también lo que demanda de la sociedad en la que vive y de los poderes públicos. Hay muy buena voluntad por parte de algunos, pero también hay mucha confusión: es decir, yo reciclo, que es una cosa muy buena, pero luego cojo el coche todos los fines de semana y viajo mil kilómetros, con lo cual contamino enormemente. Todavía no está muy claro hasta dónde llega nuestra responsabilidad, pero eso es normal cuando lo que está ocurriendo es un cambio a largo plazo con oscilaciones.
«El problema es que nuestra mente está pensada para la recompensa próxima, inmediata, mientras que se requiere un esfuerzo para que las generaciones futuras no se encuentren con un mundo mucho más problemático que el nuestro»
-En cualquier caso, las medidas que pueda tomar uno personalmente parecen una gota en el océano si no se toman medidas globales.
-Somos animales sociales. Uno puede convertirse en un bicho raro, quedarse fuera de la sociedad, por el mero hecho de tomar determinadas decisiones que serían adecuadas para responder al cambio de clima. Y también hay un problema agregado, que es que posiblemente los que puedan tomar esas decisiones no verán la recompensa, no verán cómo su calidad de vida sube o baja en función de lo que hagan. Nuestra mente está pensada para la recompensa próxima, inmediata, mientras que esto es un esfuerzo para que las generaciones futuras no se encuentren con un mundo mucho más problemático que el nuestro.
-Planteemos una pregunta ingenua: ¿se puede hacer algo todavía?
-Hace poco tiempo fui a una conferencia en la que se venía a decir que no nos debemos preocupar por el cambio climático porque ahora la gente tiene hambre, y a eso es a lo que hay que prestar atención. El problema es que si nos ocupamos de mejorar la agricultura, ¿qué haremos cuando dentro de treinta años le afecte el cambio? Hay muchos campos de acción ante una población humana absolutamente desbordada. ¿Cómo actúan siete millones de personas divididas en doscientos países, cada uno con su nivel económico, su cultura, su tradición, su forma de ver la vida…? Es muy complicado, pero hay que ponerse de acuerdo y hacer cosas que se demuestren eficaces. Podemos crear áreas protegidas, pero ¿cuáles? ¿Y si protegemos un bosque que en veinte años se muere porque las condiciones han cambiado? El oso, por ejemplo, desaparecerá haga lo que haga, porque va a cambiar la cordillera.
«Podemos crear áreas protegidas, pero ¿y si protegemos un bosque que en veinte años se muere porque las condiciones han cambiado? El oso, por ejemplo, desaparecerá haga lo que haga, porque va a cambiar la cordillera»
-No obstante algo habrá que proteger. Al menos crear zonas donde no se pueda construir ni se permitan determinadas prácticas…
-Sí, claro, y posiblemente no haya más remedio que proteger paisajes y entornos, pero es una protección menor, porque van a cambiar y evolucionar en función de las condiciones que se vayan dando. Son laboratorios de observación maravillosos, porque teóricamente no están tocados por nada más que las condiciones del medio, y nos pueden servir para entender qué es lo que pasa y cómo pasa. Aunque debería hacerse un poco más de esfuerzo, porque hay temas que están analizados de una manera muy frágil.
-¿De qué manera están afectando la crisis económica y los recortes a la investigación?
-Parece ser que la Unión Europea quiere hacer un esfuerzo y va a mantener la financiación en estos temas. Y en los países del norte la crisis no es tan severa, así que no se notan los recortes de forma tan grave. Pero en España ya está claro que la financiación va a disminuir, y supongo que en Asturias también, si es que no quitan directamente del mapa la FICYT (Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología). De modo que las posibilidades de acceder a financiación para realizar trabajos se reducen drásticamente. Yo no digo que toda la financiación que se dio fuera para proyectos sensatos, pero permitió que la comunidad científica creciera, que aparecieran nuevos investigadores que se suponen con nuevas ideas y nuevos enfoques. Entonces la reducción en la financiación será un frenazo.
«Se han hecho inversiones en alta montaña para el esquí, pero el que quiera esquiar dentro de veinte años, lo más probable es que vaya a Pirineos o a los Alpes, porque aquí no habrá nieve»
-¿Qué líneas de trabajo se plantean para el futuro?
-Hoy en día no hay más remedio que introducir el término cambio en todo. Eso nos lleva a diseñar nuevas herramientas, que nos permitan tomar decisiones para que el sistema sea sostenible. Ése es, al fin y al cabo, el problema subyacente: ¿los que vivan aquí dentro de treinta años podrán seguir desarrollando su actividad, podrán seguir viviendo con las mismas condiciones en las que nosotros hemos vivido?