Es la directora artística de las ferias JUSTMAD (Madrid) y JUSTLX (Lisboa). Semíramis González se licenció en Historia del Arte en la Universidad de Oviedo y actualmente es docente en el Máster de Fotografía Contemporánea y Proyectos Personales de la escuela EFTI en la asignatura “Otras posibilidades en lo visual: prácticas artísticas feministas y queer”.
Comisaria independiente, historiadora del arte y feminista. No sé si el orden es ese o tal vez sería otro, pero lo que está claro es que esta asturiana, afincada desde hace años en Madrid, es ante todo una mujer comprometida. Se nota que le apasiona hablar de arte, pero también de recuperar el sitio que la mujer merece por derecho propio. Como comisaria de arte, reconoce sentirse responsable de buscar y encontrar artistas para darles un espacio desde el que gritar a través de sus obras.
-¿Qué tal todo después del confinamiento y el parón por el estado de alarma?
-Hasta el año que viene que tenemos la exposición de Madrid en febrero y la de Lisboa en mayo, no habrá nada. Hay que acostumbrarse a lo que tenemos ahora, pero por lo menos las cosas van arrancando y ya se nota. Ya he ido a exposiciones y a inauguraciones, abordándolas de otra forma, pero al final todo vuelve. Nosotros y todas las ferias vamos a tener límite de aforo con lo cual creo que habrá una entrada para la gente coleccionista y limitaremos al público general. Si hay que escoger, las galerías prefieren un público especializado que seguramente es el que va a comprar.
“El arte es fundamental para cualquier movimiento social, así como también para cualquier reivindicación, porque es lo que encontramos en el Museo del Prado, pero también en la publicidad que vemos cuando estamos esperando el autobús”
-¿Existe un papel determinado de la mujer en el mundo del arte?
-Realmente es una pregunta compleja porque las mujeres en este sistema sufren una desigualdad de género como en cualquier otro plano de la vida. El arte está atravesado por todas las desigualdades sociales que abarcan campos más amplios y esto se reproduce en el plano artístico. No solo afecta a las mujeres artistas, sino a todas las profesionales del sector: comisarias, gestoras, directoras, etc. Desde el arte hay muchas mujeres que trabajamos para ayudar a que esta desigualdad sea menor y frenar esa brecha. No solo tratamos de que se vea la desigualdad de género que existe, sino también de detenerlo a través de medidas concretas. Visibilizarnos siempre es importante porque es algo que hace falta y, a partir de ahora, con el presente que tenemos, va a ser algo sobre lo que tengamos que tener todavía más cuidado y fijarnos más porque lo de las mujeres siempre queda para luego y la situación actual no puede ser una excusa para volver a relegarnos a un segundo plano.
-Esta crisis, ¿afecta más a las mujeres que a los hombres?
-El arte en sí no tiene género con lo cual a quien va a afectar esta crisis es a las mujeres artistas. Como en cualquier campo, nosotras vamos a ser las grandes perdedoras. Si ya en la cultura los recortes y la desigualdad es lo que nos encontramos normalmente, a partir de esta crisis va a ser más grave por el hecho de ser mujer, tener hijos a cargo o estar desarrollando una carrera. Todo esto supone unos pluses que tienes que enfrentar y superar para llegar a donde llegan tus homólogos masculinos. Un informe publicado por la universidad de Nebrija hace cuatro años, decía que solo el 15% de los artistas que existen en España, se dedicaban a su trabajo y vivían profesionalmente de él. La estadística de género no se sabe, pero me imagino que las mujeres serían el 2%.
«El arte es fundamental para el feminismo y el feminismo ha sido absolutamente fundamental en el arte para replantearse lo que ahora estamos viendo»
-¿Cómo ayuda el arte al feminismo y viceversa?
-Yo creo que el arte es fundamental para cualquier movimiento social, así como también para cualquier reivindicación, porque es lo que encontramos en el Museo del Prado, pero también en la publicidad que vemos cuando estamos esperando el autobús. La cultura visual nos entra constantemente y sin ser conscientes de ella la estamos asumiendo casi a cada segundo. De hecho, los niños son capaces de interpretar las imágenes mucho antes que las palabras. La fuerza que tiene cualquier imagen visual es muy grande, con lo cual el arte es una herramienta fundamental no solo para destacar a las mujeres que se dedican o trabajan profesionalmente en el él, sino también para transmitir una forma de ver el mundo que no reproduzca ese modelo desigual y patriarcal en el que vivimos. El arte es fundamental para el feminismo y el feminismo ha sido absolutamente fundamental en el arte para replantearse lo que ahora estamos viendo. Antes era una institución académica, vertical y lineal que desmontó la idea de que todo estaba construido sobre una base irreal en la que solo los hombres blancos, occidentales y heterosexuales habían escrito la historia, con lo cual todo lo que no estaba dentro de este marco y de esta norma se quedaba fuera. Pero fue el feminismo el que planteó esto por primera vez en el arte.
-Esto implica mucha responsabilidad ¿no?
-Doy clases en una escuela de fotografía sobre cultura visual feminista y siempre les digo a los estudiantes, que cada uno acabará haciendo las fotos que quiera pero que no pueden pasar por una formación sin saber que esto existe y de la responsabilidad que tienen. Es importante que tengan unos prismas amplios en su formación para saber que las imágenes tienen una importancia y no hacer algo que, aunque sea de forma inconsciente, siga reproduciendo unos modelos iguales a los existentes. Esto nos permite hacer discursos más igualitarios y seguir creando arte, pero con la mirada del 2020. Con toda la polémica que está habiendo ahora con las imágenes, yo creo que no hay que destruir ninguna, lo que hay que hacer es releerlas e interpretarlas con la perspectiva que tenemos actualmente. Cuando se crearon respondían a su momento y las que elaboremos ahora tienen que responder a un sistema democrático y ahí necesariamente, el feminismo tiene que estar presente. Una democracia no es completa hasta que todos sus integrantes y su ciudadanía está representada.
“El poder que tiene el arte y todo lo visual para darnos otra forma de ver el mundo y denunciar las desigualdades, es fundamental”
-¿Estás de acuerdo con el sistema de cuotas y paridades?
-Yo soy defensora de las cuotas. Creo que son una herramienta ficticia en el sentido de que son forzadas y creadas exprofeso para cubrir una carencia, pero ayudan a poner sobre la mesa y a visibilizar el trabajo de las mujeres. Desde que se han impuesto hay mucha más presencia de mujeres en todos los ámbitos, con lo cual es una herramienta necesaria porque si no, de manera natural, acabamos reproduciendo el sistema en el que hemos crecido. Hay que ayudar a visibilizar a la mujer en todos los campos en general y esto favorece que otras sepan que ellas también pueden llegar ahí.
-¿Se puede considerar el arte como una herramienta de cambio?
-Totalmente. La creación lo es en cualquier campo y lo digo ahora que se valora si hay que censurar ciertas cosas, pero piensa que una herramienta de cambio también lo fueron las pinturas negras de Goya. Siempre ha habido obra política que hablaba de una época y posicionaban al autor, que en muchos casos quería denunciar algo. El poder que tiene el arte y todo lo visual para darnos otra forma de ver el mundo y denunciar las desigualdades, es fundamental.
“No hay que destruir ninguna imagen, lo que hay que hacer es releerlas e interpretarlas con la perspectiva que tenemos actualmente. Cuando se crearon respondían a su momento y las que elaboremos ahora tienen que responder a un sistema democrático y ahí necesariamente, el feminismo tiene que estar presente”
-¿Va en paralelo a lo que son las demandas sociales?
-Sí y no. Hay artistas que tienen una línea que puede ser más figurativa o decorativa y les da igual, y hay otra corriente fuerte que está denunciando las cosas con las que no está de acuerdo. Al final, unos y otros, vivimos en el mismo mundo y a todos nos ha afectado el confinamiento, todos estamos preocupados porque no haya trabajo y esto necesariamente se plasma en la forma en la que se aborda el arte. No sé si a corto o largo plazo porque los procesos creativos son distintos y no ocurren inmediatamente, pero es algo que queda ahí. Todo lo que tiene que ver con el racismo, con la homofobia o con el asesinato de personas de color desde luego que se plasma en el arte. Por ejemplo, el arte también debe poner sobre la mesa la poca visibilidad que tienen las artistas y los artistas negros y desde el punto de vista de comisaria me lo planteo como una responsabilidad. Pienso que tengo que ser facilitadora de que estén presentes, porque no puedo vivir ajena a lo que está pasando. Muchas veces, cuando organizas cosas, te dicen que es complicado encontrar a mujeres o a afroamericanos que estén hablando del racismo. No es complicado, lo que pasa es que hay que hacer un ejercicio de búsqueda, pero ese es también nuestro trabajo. Si alguien es capaz de encontrarlos, quiere decir que están. Si esto se omite, quien no hace bien su trabajo es el comisario.
-Muchas veces se dice que el arte debe incomodar, hacer reflexionar, remover… ¿Cuál debe ser su función?
-Yo creo que debe ser la mezcla de todas. En el caso español al arte y a los artistas no se les tiene una consideración filosófica y de reflexión como por ejemplo se les tiene a los británicos, que pueden ser el caso más evidente. Pero los artistas son fundamentales, sobre todo en este momento, para repensar el mundo que tenemos que diseñar ahora. Siempre pienso que me parecería muy bien que cuando en los debates que hacen en la televisión invitan a periodistas, economistas y este tipo de perfiles, que deberíamos estar ahí porque en el mundo es fundamental la voz de alguien que trabaja desde la creación y tiene una visión trascendental de las cosas. El arte tiene todas las variables que van desde la denuncia social a la educación y tiene un valor fundamental para formarnos de manera amplia. La educación visual, aunque se considere una asignatura menor, es vital porque la estamos asumiendo diariamente desde cualquier periódico, televisión o publicidad y nos tiene que hacer suficientemente reflexivos sobre la importancia que esto tiene. Vamos a ver el Museo del Prado y nos está transmitiendo una lectura concreta y no somos conscientes porque no tenemos las herramientas para interpretarlo, con lo cual tampoco podemos ser críticos. Todo esto es cultura visual que, por desgracia, no se valora lo suficiente y es básica para entender el mundo.
-Normalmente los artistas, frente a los cambios sociales, no miran para otro lado. Siempre los han enfocado mirando de frente…
-Entiendo que es muy variado y amplio y cada uno hace lo que quiere o lo que le interesa, pero en todas las épocas, el arte ha hablado de su momento. Goya es un ejemplo muy claro porque hasta sus retratos de la familia real reflejan una posición, porque son muy crudos. Con los ojos de hoy lo valoramos como algo muy bueno, porque nos transmite una realidad de qué era lo que se estaba viviendo entonces y el arte actual también lo hace. Nunca vive en paralelo porque, al final, los artistas son personas como cualquiera, pero con esa capacidad de introspección y de trasladar eso a una obra que vaya mucho más allá de su tiempo. Su voz suele ser más crítica y por eso pienso que es importante escucharla para afrontar futuros como el que tenemos ahora por delante o un presente con una crisis como la reciente. Son una pieza más en la construcción de esto que se supone que vamos a hacer en conjunto para el día de mañana. Yo creo que eso es algo que aquí no se tiene muy en cuenta y sí se tenía en la época de la segunda república. Por ejemplo, a Federico García Lorca le encantaba acudir a debates y tenía una parte pública muy importante. Yo defiendo mucho esa parte de los artistas, porque es fundamental su voz para tener un prisma amplio del futuro al que nos enfrentamos.
-¿Qué tiene que tener una creación para que se convierta en una obra de arte?
-Tiene que tener muchos elementos. Es algo muy complejo porque hay obras que no se consideran arte en su momento, pero sí lo son después. Tienen que ser contemporáneas no solo en sus temas sino en sus técnicas, en sus procesos, en su elaboración en el momento en el cual se crean. Cuando la gente te dice “esto lo podía haber hecho yo”, siempre pienso: haberlo hecho antes. La creación es ser capaces de llegar a una conclusión que puede ser temática o técnica, pero que va mucho más allá de lo que nos habíamos planteado antes. Eso tiene un proceso introspectivo y reflexivo muy fuerte y probablemente muchas veces no nos demos cuenta de ello. No es llegar y hacer la foto o pintar el cuadro, sino todo lo que ocurre antes. Una obra tiene todo ese proceso complejo de reflexión, equivocación, de alimentación de otras cosas… Todo esto compone la obra y forma parte de ella. En muchos casos también influye el mercado.
El otro día estaba leyendo una historia que no conocía sobre la mujer de Theo van Gogh. Ella fue la responsable de que sus obras tengan hoy el reconocimiento que tienen. Se quedó viuda, con un hijo a cargo y decidió, con todas las obras de su cuñado (Vincent van Gogh) que nadie quería y que nunca había vendido ninguna, empezar a colocarlas estratégicamente en determinados sectores e incluso regalarlas a algunos museos para que su cotización empezase a subir. Viajó a París, Ámsterdam… fue la marchante. Son esas historias que la propia historia olvida. Esto te hace entender la labor que tiene la gestión y el entender que una obra puede llegar mucho más allá si apuestas por ella. Fíjate hoy en día los precios que tiene Van Gogh.
“El arte tiene todas las variables que van desde la denuncia social a la educación y tiene un valor vital para formarnos de manera amplia”
-¿Para entender hay que saber mirar?
-Cuando terminé de estudiar, muchas veces pensaba en cómo sabría distinguir una buena obra de la que no lo era. Al final lo hace el ejercicio de mirar. Siempre les digo a mis alumnos que hay que ver muchas exposiciones y no solo en los museos porque hay galerías de arte que son espacios museísticos y expositivos a los que puedes entrar de manera gratuita y muchas veces la gente no se atreve. Esto acaba educando el ojo y puedes llegar a establecer determinado criterio que lógicamente, será en base al gusto de cada uno, pero lo consigues a base de ver. Así puedes acabar distinguiendo lo que es una obra española de una de Latinoamérica y las complejidades y las estéticas que tienen unos sitios y otros. Vemos mucho a través de televisión, a través de pantalla y luego no tenemos esa constancia en ver algo estático como una obra. Yo siempre animo a dejarse llevar por lo que transmite, porque no todas dicen lo mismo a todo el mundo. Lo que me encuentro cuando hacemos talleres con niños y niñas es que ese prejuicio no lo tienen, ellos son capaces de ver una obra, entrar en ella y leerla sin ningún filtro de lo que se puede o no decir. Incluso cuando son obras totalmente abstractas.
-¿El feminismo es uno o hay tantos como sensibilidades existen?
-Yo creo que es un feminismo que luego tiene múltiples perspectivas. Lógicamente no es la misma la mía que la de una mujer nigeriana. Probablemente nuestro objetivo sea el mismo, pero no nuestras estrategias ni desde luego nuestras problemáticas y esto es algo que el feminismo tiene que plantearse. Cuantas mujeres diversas hay en el mundo, así de diverso es el feminismo, y cuantas problemáticas enfrentan las mujeres en cualquier parte del mundo, el feminismo tiene que responder a cada una de ellas. No es lo mismo tener doce años y estar embarazada en Guatemala, que ser una noruega que no cobra lo mismo que su compañero. Ambos casos son evidencias de la desigualdad machista, pero la importancia y la relevancia de una y otra, y las estrategias aplicadas en cada sitio no pueden ser las mismas. Me genera dudas la palabra feminismo en plural porque creo que, en el fondo, el sujeto político somos nosotras, pero es una manera muy amplia de entenderlo por la diversidad de todas las mujeres que existen en el mundo. No son las mismas e incluso dentro de España, por ejemplo, existen en Andalucía casos de mutilación genital femenina porque ahí hay gente de países en los que esa práctica es habitual. Seguramente esa problemática no la vivan en La Coruña, pero en cada caso hay que seguir luchando contra ella. El feminismo tiene que tener como perspectiva su objetivo y este es la lucha contra un sistema patriarcal que lo que hace es dejar en desigualdad y en clara inferioridad de posición a las mujeres de manera plural.