En un momento en el que el debate sobre la dependencia energética está de plena actualidad, se mira hacia el coche eléctrico como una de las posibilidades para aliviar el coste del transporte.
Asturias se adelanta con la Plataforma LivingCAR, probando en un laboratorio viviente la respuesta tanto de los vehículos como de los usuarios. Barato y práctico son algunas de las conclusiones, aunque todavía quedan aspectos en los que la investigación y la colaboración entre empresas y administraciones debe continuar.
El plan de ahorro energético del Gobierno, cuya medida más comentada ha sido la reducción del límite de velocidad en autopista a 110 km/hora, ha reavivado el debate sobre la dependencia energética de nuestro país. El desarrollo de nuevos modelos de transporte sostenible, como los vehículos eléctricos, se dibuja como una de las soluciones más sólidas para un futuro a medio plazo.
Los usuarios están satisfechos con la respuesta del vehículo, especialmente en trayectos urbanos.En Asturias se desarrolla una línea de investigación puntera en este campo. La ciudad de Gijón ha sido la primera en albergar un proyecto que suma esfuerzos institucionales y de empresas asturianas para estudiar las posibilidades reales de los vehículos eléctricos. La iniciativa arrancaba en julio de 2009 bajo el nombre de LivingCAR. Se trata de un consorcio que une iniciativa pública y privada, coordinado por PRODINTEC. Comenzaron sumando fuerzas el Ayuntamiento de Gijón junto con los Grupos Isastur y Temper, a los que se han ido sumando nuevos miembros hasta completar una plataforma de doce socios.
El primer proyecto de I+D+i de esta plataforma ha sido financiado por Ficyt y llevado a cabo gracias al trabajo conjunto de cinco socios: Temper, ISASTUR, HC Energía, Prometeo y PRODINTEC. Se trataba de convertir la ciudad de Gijón en un laboratorio viviente en el que estudiar las condiciones reales de uso de estos vehículos, su respuesta y su aceptación por parte de los usuarios, acostumbrados a la utilización habitual de coches de combustión y la extracción de datos técnicos sobre este nuevo concepto de movilidad sostenible. Esta fase del proyecto culminó en 31 de diciembre de 2010 y ha presentado ya sus conclusiones.
Gijón, primer Living Lab
Se trataba fundamentalmente de sacar el coche a la calle. Es decir, abandonar el laboratorio para invitar a un número de conductores a probar durante quince días uno de estos vehículos en circunstancias reales de uso. Había que ver las reacciones de ambos: cómo se adaptaba el coche eléctrico a las rutinas de sus ocupantes y cómo reaccionaban estos ante las nuevas condiciones de autonomía, velocidad, recarga, etc. Además, comprobar la respuesta del vehículo en funcionamiento, su viabilidad técnica y energética. Es lo que se llama un Living Lab, un laboratorio viviente: los usuarios finales se convierten en investigadores. Y se hizo en Gijón. “Para el Ayuntamiento es un privilegio formar parte de un proyecto tan innovador” comenta Gonzalo González Espina, director del Parque Científico Tecnológico de Gijón y responsable municipal en el consorcio LivingCAR.
“El hecho de que este consorcio de empresas haya contado con el Ayuntamiento de Gijón es indicativo de que el empresariado asturiano valora positivamente el esfuerzo hacia la innovación que el Ayuntamiento viene demostrando en los últimos años”. Lo cierto es que el proyecto, además de ser pionero en Asturias, se adelantó incluso a la puesta en marcha del Plan Movele del Ministerio de Industria para promover la compra de este tipo de vehículos.
Una vez concluida esta fase, el coche eléctrico ha pasado la prueba con buena nota, aunque quedan todavía importantes aspectos por desarrollar.
Los conductores opinan
A los participantes en el experimento se les pidió que comparasen el uso de su coche de gasolina y el eléctrico. Una de las conclusiones más positivas ha sido la buena respuesta cuando se utilizaron en las rutinas de los usuarios: ir al trabajo, desplazamientos por ciudad, etc. La mayoría se sorprendieron gratamente al comprobar que el coche, según sus propias palabras, “anda bien”; es decir, tiene una buena respuesta en carretera, potencia suficiente y transmite seguridad y solidez especialmente en entornos urbanos.
El experimento ha sido posible gracias a la colaboración entre los departamentos de I+D+i de las empresas participantes, aportando cada uno soluciones en su campo.
Para obtener datos sin generarle al usuario la incomodidad de tener que transmitir la información, los coches salieron a la calle con un equipo de seguimiento mediante GPS que facilitó la recogida automática de datos útiles para el estudio (posición, distancias, velocidad, conexión/desconexión del punto de recarga, etc), dichos datos fueron analizados posteriormente por la empresa Prometeo Innovations. Además, entre el vehículo y el punto de recarga se colocó un monitor de redes que permite la medida de tensiones y corrientes a partir de las cuales se pueden extraer y analizar parámetros de la recarga más detallados, como potencias, consumos, distorsiones, etc. El mantenimiento del motor es sencillo y económico, al no utilizar aceites ni otros fluidos que deban reponerse periódicamente. Para hacer esas lecturas y gestionar todo el volumen de datos que se obtiene de esos equipos, el departamento de I+D del Grupo ISASTUR desarrolló un software específico que se utilizó para interpretar y sacar conclusiones sobre dichos procesos de recarga. Nixen Fernández, Investigador Senior de I+D+i del Grupo ISASTUR explica algunas impresiones: “A los usuarios participantes en el proyecto el vehículo les ha gustado. Es muy cómodo para entornos urbanos. Tiene un máximo de velocidad de 115 km/hora y autonomía para 100/150 km en función de las condiciones de uso. Tienen mejor aceleración que muchos de sus equivalentes con motor de explosión, eso sí, a velocidades bajas, hasta los 60 km/hora. A velocidades más altas su respuesta es limitada estando muy influenciada por las condiciones de la carretera (carretera llana, en subida o bajada). Tiene cambio automático y no emite sonido alguno, lo que en un principio resulta chocante, pero que en poco tiempo pasan a ser características muy de agradecer”. Moisés González, Director Gerente de Prometeo Innovations, explica también algunas conclusiones tras haber procesado la información obtenida: “Entre semana los usuarios mantienen unas rutinas en las que el uso del coche eléctrico encajó perfectamente. En cambio comprobamos que llegado el fin de semana, para un uso recreacional o de ocio la gente prefería dejar el coche eléctrico y coger el de combustión, porque los itinerarios y el kilometraje no están tan definidos y no está claro si en el destino van a poder o no recargar. Esa era la principal incertidumbre”.
• No hay contaminación acústica.
• El coste por kilómetro se reduce en un 45% con respecto a un vehículo de gasolina.
Soluciones para la recarga
El repostaje es el punto que genera más inseguridades. La duda del usuario es: ¿cuánto me va a durar la batería y dónde voy a poder repostar? La duración de la recarga es otra desventaja, porque todavía resulta excesivamente larga: puede llegar a las 14 horas y, dependiendo del modelo, el coche se autodescarga cuando no está en uso. Además, salvo que el usuario viva en una casa con garaje propio, en cualquier otro caso resulta complicado tener un enchufe cerca de la plaza de aparcamiento.
Por otra parte, el número total de cargadores públicos repartidos por distintos puntos de Asturias aún es muy reducido, y pueden estar ocupados cuando el usuario los necesite. Si se quieren cumplir las previsiones del gobierno español, que pretende que en 2014 circulen 50.000 vehículos de este tipo por las carreteras españolas, es necesario mejorar tanto los puntos de suministro como los tiempos de recarga.
La colaboración entre la administración pública y el sector privado ha posibilitado la puesta en marcha de este pionero proyecto innovador.El Grupo Temper se ha ocupado de la investigación y fabricación de puntos de recarga, para lo que ha desarrollado la marca CARdylet. “La evolución en este sentido es vertiginosa”, explica Teo Conejero, Responsable de Unidad de Negocio de Eficiencia Energética y Movilidad de Temper. Los primeros puntos de recarga aparecieron en junio de 2009 y eran simplemente unas cajas con un enchufe. En unas semanas ese sistema ya había mejorado, introduciendo tecnología de reconocimiento del usuario. Pocos meses más tarde ya había infraestructuras para parkings y viviendas unifamiliares. La participación en el proyecto Gijón LivingCAR ha sido fundamental para la rápida evolución de esta tecnología. “Hemos podido investigar en entornos reales y gracias a ello hemos dado un importante salto. Las tecnologías de la información permiten dotar de inteligencia a nuestro punto de recarga y nos facilitan tener en todo momento conocimiento de lo que sucede dentro de los mismos. Aunque esto es sólo el principio, ya estamos preparando las nuevas versiones con aplicaciones adaptadas a las necesidades que derivan de este proyecto”, explica Teo Conejero.
Los puntos de recarga deben pues adaptarse a las diferentes necesidades de un mercado emergente, un reto para el I+D+i de las empresas implicadas. “Ni los vehículos eléctricos son todos iguales ni las baterías se comportan de igual manera –continúa-. No sirve un único “cargador” para todos los vehículos, así que debemos de estudiarlos más en profundidad a fin de crear diferentes puntos de recarga en función del tipo de vehículo eléctrico conectado”.
Vehículo eléctrico ¿para todos?
“La implantación de los coches eléctricos es un proceso lento –explica Gonzalo González Espina, director de PCTG-. Las infraestructuras tienen que evolucionar paralelamente a la llegada de los vehículos, que realmente aún son muy pocos”. De modo que posiblemente aún es pronto para ver estos coches en la calle. A la hora de querer comprar existe el problema de la falta de unidades a pesar de la promoción que de ellos se hace en los medios. Y los que hay todavía son excesivamente caros, lo que los coloca por encima de las posibilidades de la mayoría de los usuarios.
“Todavía es difícil amortizar en un plazo razonable el coste del vehículo con el ahorro que suponen en gasolina. Además, casi con toda seguridad habría que disponer de un segundo vehículo para trayectos más largos que lo que supone ir de casa al trabajo”, comenta Nixen Fernández. A favor tiene la sencillez y economía de mantenimiento del motor, ya que al ser eléctrico no utiliza aceites, ni filtros, ni correas, etc.
Sin embargo hay sectores donde estos vehículos podrían resultar ya recomendables con buenos resultados. “Quizá aún no esté preparado para todo el público pero sí es recomendable por ejemplo para flotas de empresas cuyos vehículos realizan una ruta regular, mayoritariamente urbana, y que luego regresan a la base -sugiere Moisés González-. En este sector hay muchos vehículos a nivel nacional que realizan un número de kilómetros altísimo. Si se consiguieran cambiar sería un avance muy importante”.
“La implantación de estos vehículos pasa por los híbridos”, comenta Gonzalo González. Se perfilan como la mejor forma de transición de un modelo a otro. “Aunque la demanda aún no vaya a ser masiva, sí habrá un aumento que provocará una demanda de puntos de recarga”. La apuesta del Gobierno español por la movilidad eléctrica pasa por el Proyecto Movele, que finalizaba en marzo de 2011, y espera que la incorporación al mercado de estos vehículos ahorre 2.773 toneladas de petróleo al año y evite la emisión de 4.471 toneladas de CO2.
El plan contempla un presupuesto de ocho millones de euros para impulsar la compra de este tipo de vehículos, con ayudas directas que oscilan entre los 750 euros para una moto y los 20.000 euros para camiones o autobuses. En el caso de los automóviles, la subvención máxima es de 7.000 euros, en función del modelo. El Proyecto Movele de movilidad eléctrica urbana es una de las medidas del Plan de Activación del Ahorro y la Eficiencia Energética 2008-2011 que impulsa la Secretaría de Estado de Energía a través IDAE.
“La ciudad de Gijón está muy bien posicionada para apostar por la movilidad sostenible. El laboratorio vivo ha aportado información valiosa sobre las decisiones que debemos ir tomando”. Gonzálo González Espina. Parque Científico Tecnológico de Gijón.
“El vehículo eléctrico es recomendable para flotas de empresas que realizan una ruta regular y luego regresan a la base. Eso supondría un avance importante”. Moisés González. Prometeo Innovations.
“A los usuarios participantes en el proyecto el vehículo les ha sorprendido y les ha gustado. Es muy cómodo para entornos urbanos”. Nixen Fernández. Grupo ISASTUR.
“Las tecnologías de la información nos permiten dotar de inteligencia a los puntos de recarga. Y esto es sólo el principio, ya están en marcha nuevas versiones”. Teo Conejero. Grupo Temper.
“Hemos conseguido llevar a cabo un proyecto pionero. Continuaremos investigando sobre la viabilidad técnica de estos vehículos como opción de movilidad”. Paula Queipo. Fundación PRODINTEC.
Proyecto con futuro
Por lo pronto, Gijón ya hizo en su momento una importante inversión en esta dirección a través de la empresa municipal Emulsa, mediante la adquisición de una decena de vehículos eléctricos para la limpieza urbana. Aún es pronto para ver estos coches en la calle. Existen pocas unidades disponibles en el mercado y son excesivamente caros para el usuario medio, a pesar de las ayudas del Ministerio de Industria. Los vehículos híbridos parecen la mejor forma de transición.“La ciudad de Gijón está muy bien posicionada para apostar por la movilidad sostenible. El laboratorio vivo que ha estado desarrollando aporta información muy valiosa sobre las decisiones que hay que ir tomando para la implantación del vehículo eléctrico, un proceso que será paulatino y gradual”, explica el director del Parque Científico Tecnológico de Gijón.
Después de esta experiencia, el consorcio LivingCAR va a continuar trabajando para fomentar la expansión de los vehículos eléctricos, potenciando la creación de nuevos puntos de recarga y mejorando en lo posible los aspectos menos positivos. “El futuro pasa necesariamente por los consorcios público/privados –continúa Gonzalo González-. De esa manera se dota a los proyectos de mayor alcance y se facilita su aplicación al mercado, lo que hace muy viables estas iniciativas”. Además, resulta fundamental la labor de divulgación de lo relativo al vehículo eléctrico y a la movilidad sostenible, un campo en el que colaboran activamente las empresas participantes en el proyecto. “Hemos conseguido llevar a cabo un proyecto pionero desde Asturias que ha sido reconocido a nivel internacional por la Red Europea de Laboratorios Vivientes (ENoLL) -explica Paula Queipo Rodríguez, coordinadora de la Plataforma LivingCAR, y miembro del Grupo de Relaciones Externas de la Fundación PRODINTEC-. Por ello, continuaremos investigando sobre la viabilidad técnica de estos vehículos como opción de movilidad e involucrando a la sociedad para que conozca de primera mano los nuevos desarrollos tecnológicos”.
Los miembros de la Plataforma Público-Privada LivingCAR son PRODINTEC, Ayuntamiento de Gijón, Grupo Temper, Grupo ISASTUR, HC Energía (Grupo EDP), Banco Herrero (Grupo Sabadell) GAM, Autoridad Portuaria de Gijón, ITVASA, Prometeo Innovations, Oxígeno Empresarial (O2E) e Ingenieros Asesores. Pinche aquí para ver más contenidos de I+D+i