Frente al individualismo que impera en la sociedad actual, el investigador asturiano del Departamento de Filosofía de la Universidad de Oviedo -especialista en medio rural- Raúl Carbajal, propone cooperar antes que competir como siempre se hizo en los pueblos porque “el progreso colectivo es la clave para revitalizar el medio rural”.
Detrás de esta afirmación hay muchos años de investigación, de conversaciones de tú a tú con personas que viven en el entorno rural, de estudio de la realidad que se vive en el campo asturiano y también, de experiencia personal. Porque Raúl ‘Tanasio’, como es conocido popularmente, se siente heredero de una historia familiar, campesina, y quiere ponerlo en valor. Siente orgullo al decir que ‘es de pueblo’ y está convencido de que los jóvenes son agentes del cambio, pero para ello “hemos de ser críticos e independientes”. “El mundo rural no puede seguir siendo como hace cincuenta años. Tiene que ser moderno y cómodo para vivir”, así que… aquí van sus propuestas.
-Llevas años pateando pueblos, hablando con la gente y has creado el proyecto “Memoria campesina de Tineo” para intentar recuperar la identidad rural y poder proyectarla al futuro. Con toda esa experiencia en los talones ¿crees que se conocen realmente las necesida-des que hay en el entorno rural para poder afrontarlas?
-El proyecto “Memoria Campesina de Tineo” nació con el objetivo de redignificar la esencia campesina de muchas personas que aún hoy sufren un estigma social cuando dicen que son de pueblo o son preguntadas acerca del origen social de su familia. Cuando hablamos de expertos en desarrollo rural, se nos vienen a la cabeza aquellas personas que con frecuencia ostentan cargos en la Administración o en las diversas Instituciones públicas o privadas y se nos olvida que los verdaderos expertos son los que viven en el medio rural, los que luchan día a día por sacar a sus familias adelante y, por tanto, los que crean comunidad rural con el entorno.
Los grandes problemas del medio rural están identificados, pero falta poner nombre a las necesidades sociales concretas de cada aldea, pueblo o parroquia y eso tiene una explicación histórica. En el franquismo existía un lema “haz como yo, no te metas en política”, luego en los años posteriores a la década de los ochenta asistimos a un desmantelamiento interesado de las estructuras participativas de las aldeas y de los pueblos. ¿A cuántos vecinos y vecinas les han preguntado por el presente-futuro de su comarca? ¿Cuántos alcaldes o alcaldesas de barrio tienen alguna influencia real en la política local? Se necesita potenciar la participación social de los que viven en el medio rural, intentando eliminar cualquier atisbo de neocaciquismo o red clientelar, situaciones que hoy en día aún tienen lugar.
-Hablamos del mundo rural y parece que pensamos en una misma realidad, pero dices que no se puede hablar del campo en singular…
-Normalmente hablamos de mundo rural o ruralidad por facilitar la comunicación, pero hay múltiples identidades, está la situación de las mujeres, del colectivo LGTBI, de los extranjeros, de los trabajadores… El campo asturiano -como tierra de esfuerzo colectivo tradicional- debe ser moderno, inclusivo y digital pero el abandono que sufre tiene muchos intereses detrás. Lamentablemente casi nadie la está escuchando.
-Comentas que el abandono del medio rural es “un proceso intencional e histórico que tiene sus orígenes en la posguerra pero que se mantiene por las políticas públicas que se están llevando a cabo”. ¿Cómo romper con este pasado?
-El estado de abandono del medio mundo rural se debe a las decisiones que se han ido tomando a lo largo de los diferentes periodos políticos de nuestro país y nuestra región. Como dice Sergio del Molino (autor de La España vacía, un ensayo que abrió el debate sobre la despoblación), está muy bien identificar aquellos tiempos en los que hemos fallado como sociedad, pero hay que poner la mirada en el presente para poder proyectarnos al futuro. Y para ello se requiere un verdadero compromiso social que a día de hoy no existe.
“El campo asturiano -como tierra de esfuerzo colectivo tradicional- debe ser moderno, inclusivo y digital pero el abandono que sufre tiene muchos intereses detrás”
-Hace unos días se abordó en la Junta General del Principado el papel del Comisionado para el Reto Demográfico, Jaime Izquierdo. Algunos partidos políticos solicitaban su destitución, algo que al final no se produjo.
-Creo que la cuestión demográfica se está utilizando como una herramienta al servicio de la política y no a favor de la ciudadanía, que es la que de verdad está afectada. Recuerdo que hace varios años, en una Escuela de Verano de la UGT se presentó ‘La Estrategia para combatir el Reto Demográfico en Asturias’ y acudieron representantes de todos los partidos políticos de la Junta del Principado. Al principio todos estaban de acuerdo, pero cuando en el turno de preguntas planteé varias cuestiones -según sus respectivos programas electorales-, no solo disentían, sino que se acabaron tirando “los trastos a la cabeza”. Te comento esto porque creo que para salvar la cuestión rural somos necesarios todos. La participación desde las bases y la autogestión ciudadana son claves para meter presión a las Instituciones, empresas, sindicatos y demás organismos dependientes del Estado. Si no logramos concienciar, si no formamos una masa crítica y no nos organizamos, el mundo rural se irá muriendo sin remedio.
-“Asturias aún está a tiempo de revertir la despoblación rural si se impulsan algunas medidas clave”, has dicho. ¿Cuáles son tus propuestas?
-Yo provengo del concejo de Tineo, que en su día fue agrario y minero. Desde una mirada suroccidental lo tengo muy claro: mejora en las comunicaciones físicas y digitales; precios justos para el campo; ayudas sectoriales que ayuden a la rentabilidad empresarial; reducción del control de las Administraciones; creación de puestos de trabajo de calidad bien remunerados; fomento comprometido y real de la natalidad; apuesta por los canales locales de producción; fomento de la participación ciudadana; apuesta decidida por la igualdad real; fomento del cooperativismo rural y apuesta por los liderazgos políticos diversos pero verdaderamente comprometidos.
-Desde 2019 defiendes la creación de una Renta Rural Joven. ¿En qué consistiría?
-Se trataría de una cuantía mensual pagada por el Estado y orientada a la juventud, condicionada a vivir en el pueblo y a realizar tareas en beneficio de la comunidad. Esta ayuda sería temporal, hasta que la vida en la ruralidad fuera rentable y estaría inspirada en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP) aprobada en el año 2018. Se podría ampliar a otros colectivos. Si queremos buscar la empleabilidad y el servicio a la comunidad local tendríamos que potenciar también las Escuelas Taller, Talleres de Empleo y Planes Ocupacionales para así ofrecer vías de empleabilidad conectadas a la realidad concreta.
“Si no logramos concienciar, si no formamos una masa crítica y no nos organizamos, el mundo rural se irá muriendo sin remedio”
-Nos comentaba hace poco un entrevistado que vive en un pueblo, que pagaba los mismos impuestos que una persona que vivía en una ciudad y en cambio su calidad de vida era inferior. ¿Qué fórmulas se podrían aplicar para evitar este desequilibrio?
-Sin duda la realidad que comentas es un ejemplo más de las profundas desigualdades que existen entre el medio rural y el urbano y a la que habría que sumar otra más: la falta de oportunidades. En muchas ocasiones se dice que es necesario dignificar al medio rural, pero desde criterios económicos de una lógica capitalista, para luego pasar a la manteca, es decir, a los impuestos. Satisfacer las diversas demandas del medio rural es un imperativo que está contemplado incluso en la UNDROP que decíamos antes. Para ello se pueden hacer dos cosas: reducir las cargas fiscales en el medio rural o bien mantenerlas tal como están. En el primer caso, y sin un pacto rural, las condiciones de vida serían peor para la gente de los pueblos. Yo apuesto por lo segundo, pagar los mismos impuestos, pero con una condición, que los servicios dependientes del Estado sean similares. El Estado dispone de dinero, la cuestión es analizar en qué, cómo y para qué se invierte. En materia rural no hay que hablar de gasto sino de inversión, ya que beneficia a la sociedad en su conjunto.
-Con esto que dices, parece que todo se nos presenta en términos económicos o de porcentajes. ¿Cómo cuantificar la etnografía, el paisaje, los modos de vida…? ¿No deberían tener un peso específico a la hora de la toma de decisiones?
-El bienestar social depende del desarrollo económico de una zona, pero también de otros valores que a veces son intangibles aunque también generan riqueza y progreso social colectivo. Ser menos personas no debería de ser una justificación para ‘pintar’ menos en la toma de decisiones. La ciudadanía debería leer los programas electorales, participar políticamente desde las bases y reivindicar cuestiones o problemas que sean de interés general y rural. Por ejemplo, el cierre de Danone en Salas va a tener un impacto social tremendo y como al capitalismo de mercado no le interesa el mundo rural ni las familias que lo habitan, al final el pato siempre lo pagan los de siempre, los de abajo.
-Comentas que “el turismo es un importante revulsivo, pero no la solución”. ¿Por dónde habría que empezar?
-El turismo no será el futuro para Asturias, aunque ahora pueda ser un ingreso más. No quiero que Asturias se convierta en un parque turístico y las personas que se queden sean sus gestores. Asturias debe recuperar músculo productivo. Hay que apostar por la diversificación de la economía de forma planificada, contando con el capital humano de los diferentes pueblos y aldeas. Los ansiados fondos europeos están llegando y se están utilizando para cuestiones que no son de interés para la sociedad rural en general. Los fondos se acabarán y luego, ¿qué haremos? No existen soluciones mágicas, pero hay que mantener a las personas que todavía viven en el medio rural para luego intentar una “vuelta al campo” o a los campos. No podemos esperar que vengan personas de fuera al medio rural cuando la gente se sigue marchando de los pueblos. Las comunicaciones son esenciales para el desarrollo rural, independientemente del coste de estas. Luego, hay que hablar de generación de empleos de calidad, de servicios públicos de calidad, de promoción de la igualdad… La gente vivirá en el medio rural si lo hacemos atractivo, justo y moderno. El Estado y sus administraciones pueden hacer grandes cosas, la cuestión es… ¿quién pone límites al capitalismo voraz del que hablábamos antes?
“No quiero que Asturias se convierta en un parque turístico y las personas que se queden sean sus gestores. Asturias debe recuperar músculo productivo”
-¿Qué importancia tienen los laboratorios rurales? ¿Qué opinión te merecen las experiencias que se están desarrollando en Moal y Peón?
-Los laboratorios rurales tienen su esencia en los conceyos o xuntas que tenían lugar en los pueblos y aldeas antiguamente, y que a día de hoy están desapareciendo. Ahora solo habríamos incorporado nuevas tecnologías y nuevos agentes. Los laboratorios rurales deberían de ser compatibles con las asambleas locales de participación ciudadana y creo que tendrían buen encaje en los Grupos de Desarrollo Local y las concejalías de Medio Rural o alcaldías de barrio ya que se aunarían los canales oficiales de participación con los autogestionados.
Respecto a Moal y Peón y el proyecto Aldea 0, realizaría algunas observaciones sin desmerecer el trabajo que se está haciendo en este momento. Creo que existen muchas propuestas más que podrían aplicarse para revitalizar el medio rural y se podrían reproducir con mayor intensidad.
Por otro lado, veo imprescindible que sea la propia población rural quien controle la actividad de esos laboratorios, de lo contrario lo verán como un elemento controlado por la Administración, como algo externo. Por último, los laboratorios deberían de ponerse en marcha en paralelo con otras medidas urgentes y ya conocidas como carreteras, generación de oportunidades, precios justos para el campo, igualdad. Si no fuera así los RuraLab serían un espacio de reflexión sin capacidad de transformación o de negociación.
-“El próximo gran salto evolutivo de la humanidad será el descubrimiento de que cooperar es mejor que competir”. ¿Qué importancia tiene esto en el entorno rural?
-En tiempos difíciles como los que vivimos las sociedades más cohesionadas que han cooperado han salido más fuertes. Para ello debemos superar ciertas limitaciones individualistas y darnos cuenta de que el progreso colectivo es la clave para revitalizar el medio rural.
Producir, vivir, convivir y gestionar el territorio de manera racional es la clave del siglo XXI, pero sin la cooperación no vamos a ninguna parte. Esa cooperación deberá ir más allá de lo productivo -comprar o vender-, debería de ampliarse al cuidado y al aprendizaje intergeneracional. En cada paisano o paisana hay auténticas bibliotecas de conocimiento que deben ser recopiladas y en algunos casos con algún cambio generacional. Si en vez de competir por cosas nimias arrimáramos todos el hombro, la Asturias rural sería otra cosa.
“La gente vivirá en el medio rural si lo hacemos atractivo, justo y moderno”
-¿Qué importancia tienen los jóvenes en este resurgir del mundo rural? ¿Cómo atraerlos?
-En 2019 participé en el 4º Foro Europeo de la Juventud Europea, en Candás, y me creía un moderno por decir que los jóvenes éramos y debemos ser el motor del cambio en el medio rural de Asturias y España. Luego, la Semana Santa la pasé en mi pueblo, en Carbajal (Tineo), y por las circunstancias de la vida me encontré un díptico de la década de los años ochenta que había guardado mi abuelo Paulino. Era el programa de actos del primer encuentro de la juventud rural asturiana y tenía como lema “La juventud rural es la clave del desarrollo agrario”. Leyendo aquello me di cuenta de que el mundo no ha cambiado tanto. Para que la juventud se quede o regrese al medio rural ha de tener oportunidades, opciones de vida diversas que empiezan por tener un trabajo, poder comunicarse sin problemas, tener una vida social, una pareja… Por nuestra parte, los jóvenes debemos de formarnos, colaborar, participar socialmente y no ser cómplices de pseudomecanismos de participación juvenil que solo sirven para la justificación de proyectos o de sellos.
“Creo que hoy en día todas las personas somos híbridos ‘rurbanos’ y digitales influenciados por la globalización. Cada persona es un mundo y tiene su modelo y su filosofía”
-La plataforma “El Suroccidente también es Asturias” está en pie de guerra y advierte que no dará “ni un paso atrás”. El medio rural se está autoorganizando y se plantea incluso llevar su voz a los parlamentos (como Teruel Existe o Soria ¡Ya!). ¿Ves futuro en este nuevo movimiento?
-Sin duda el suroccidente de Asturias es la zona más afectada dentro del panorama rural de Asturias: queda muy poca estructura productiva y poco a poco se van cerrando negocios y empresas. Conozco de buena mano la problemática de sus comunicaciones y también a algunos de sus líderes, como Fernando Álvarez Cañón. En ocasiones se dice que “esto no va de política” y creo que cuando la gente se mueve está haciendo política, otro tema es que las personas participen o no en partidos políticos. Debemos analizar con cautela todo movimiento social porque puede haber un peligro y es que -aprovechando el ruido- personas interesadas intenten medrar en la política con minúsculas, de hecho, se está viendo el renacer de antiguas personalidades políticas del pasado. Debemos diferenciar entre plataformas sociales y políticas. Si “El Suroccidente también es Asturias” se quiere convertir en plataforma política, -algo de ruido hay-, debería de tener un proyecto de comarca y una estructura local y comarcal fuerte. Las elecciones de Castilla y León nos han demostrado que la España Vaciada de momento no tiene suficiente músculo político, pero puede llegar a tenerlo. Ahora bien, tendrá que bregar con los partidos tradicionales, las redes ya creadas y la polarización política impulsada por algunos partidos. En los pueblos se votan a las personas, pero debemos analizar las ideas y no tanto en quién se presentan, al final lo que interesa son los resultados y los cambios sociales.
-¿Qué es para ti ser de pueblo?
-Me acabas de realizar una pregunta muy interesante. Te podría decir que cada persona tiene un modelo diferente de ser de pueblo que a lo largo de su vida se va modificando. En mi caso concreto y en la actualidad, ser de pueblo me implica dos cosas: una, estar orgulloso de mis orígenes campesinos y rurales, y poder proclamarlo con dignidad; y otra, luchar por el medio rural en la medida que puedo. Me gustaría poder vivir en el pueblo a diario, tener un proyecto de vida con pareja y desarrollar un modo de vida sostenible. En definitiva, aspiraciones de la generación quemada o Milennial. Creo que hoy en día todas las personas somos híbridos ‘rurbanos’ y digitales influenciados por la globalización. Cada persona es un mundo y tiene su modelo y su filosofía.
“La primera bandera LGTBI que se puso en Tineo fue en 2018 y se puso porque la solicité al Pleno del Ayuntamiento. Necesitamos normalizar determinadas realidades y avanzar en igualdad”
-¿Y tú, cómo vives todo esto?
-Pues mira, echo mucho de menos la falta de igualdad en el entorno rural y creo que sobra la mentalidad caciquista o clientelar que aún existe. Respecto a la igualdad, la situación que vivimos las personas LGTBI debería ser abordada con urgencia. Aún hay muchas que no pueden decir lo que son por miedo a represalias de sus familias o de la sociedad. Por ejemplo, la primera bandera LGTBI que se puso en Tineo fue en 2018 y se puso por una cabezonería mía. La solicité al Pleno del Ayuntamiento y después de varios tiras y aflojas conseguí que se colocara. Dio mucho que hablar y, como siempre, hubo comentarios que demuestran que necesitamos normalizar determinadas realidades y empoderar y acompañar a las personas que necesitan ayuda para que puedan vivir su vida en plenitud. Nadie debería esconder las expresiones de amor por miedo a la violencia física o psicológica, los que la hemos vivido sabemos lo que es. Los jóvenes debemos dar un paso adelante y hacer política, cada uno desde su pensamiento y perspectiva. Ser de pueblo no es incompatible con ser moderno o digital: cada persona tiene que vivir la vida que quiera vivir, siempre que se respete a sí mismo, a la comunidad que la recibe y a la biodiversidad que lo acompaña. Al final de todo, los homes y les muyeres pasan, pero las tierras quedan, aunque se llenen de maleza.